María de los Ángeles Rozalén Ortuño, más conocida artísticamente como Rozalén, regresa a Palencia para presentar su último álbum El Abrazo, un trabajo cargado de sentimiento y buenas vibraciones. Y lo hará el próximo viernes, en El Salón.

¿Qué es lo mejor de dedicarse a lo que le gusta, a la música?

Me gustan todos los procesos porque componer en soledad es superterapeútico y me encanta. Pero si tengo que elegir algo, quizás sea lo que pasa en directo, el girar y estar ahí delante de un montón de gente sintiendo lo mismo es un pasada. Hay una comunión muy hermosa. Lo que más disfruto supongo que es el directo.

¿Qué le aporta cantar sus canciones ante tantas personas y que estas las coreen?

Creo que la música es eso. Lo que siempre ha hecho el ser humano es cantar y bailar juntos. Es un acto social, aunque disfruto mucho cuando estoy sola tocando con una guitarra y componiendo. 

Cuando estás en el escenario es una gran celebración. De repente estás unida a mucha gente en tiempos tan convulsos en los que ves a todos cantando y bailando juntos. 

Es muy importante reivindicar la alegría y los abrazos porque la vida es eso. Si no tuviéramos eso, qué sentido tendría. Es un momento único e irrepetible, cada concierto es con una gente que nunca se va a volver a repetir, en un sitio diferente; por eso, hay que vivirlo. 

¿Si no pudiera ser cantante, a qué le gustaría dedicarse?

Estudié Psicología e hice un máster en Musicoterapia, por lo que lo de ser cantante era lo que no estaba en los planes. Entonces, supongo que me hubiera dedicado a algo relacionado con la psicología social o con la musicoterapia.

¿Su formación le ayuda a la hora de componer sus canciones para hablar de distintos problemas y situaciones reales?

Creo que se me ve mucho el plumero de la formación. Hay determinadas canciones que son puramente psicológicas. De hecho, hay compañeras que usan mis canciones en terapia para la asertividad, hablar del duelo, de violencia machista, de enfermedades… 

Además de los temas puramente psicológicos, ¿qué le inspira a la hora de crear?

Como soy cantautora y canto mi vida, creo que no hay nada más inspirador que la realidad, cosas que voy sintiendo, viviendo y observando. Hay tantas historias para contar que, por ejemplo, en este disco, El Abrazo, cuento y canto lo que me ha pasado en estos últimos cuatro o cinco años. Quizás hay menos contenido social, sobre todo hablo de emociones muy universales, de diferentes amores, de nostalgias y duelos que creo que es algo que vivimos o viviremos todos. 

Componer también depende de la imaginación de tu cabeza porque a veces una pared en blanco, sin nada, si tiene una gran historia detrás puede ser un temazo.

¿Cómo define su último álbum, El Abrazo?

Es difícil. En cuanto a música, es un disco superecléctico, con ritmos y con sonidos muy diferentes, pero en temática creo que es el más emocional que he escrito. Como muy resumido, se tocan los dos grandes temas del arte: el amor y la muerte. 

Es uno de los trabajos en los que más se abre a su público

Y cuál no. Lo de esto es lo más íntimo es algo que se repite mucho. Creo que todos los discos que voy haciendo lo son.

Si hay que destacar algo es que nunca había hablado tanto de las emociones y es, quizás, el que más se aferra a lo simple, que para mí es lo más complejo. Tiene que ver también con el punto de la etapa de vida. Me voy haciendo mayor y cuando cuentas tantas cosas tuyas son todas muy íntimas. En este me centro en lo emocional y creo que estoy más amorosa que nunca. 

¿Se podría decir que cualquier persona del público se puede sentir identificado con sus canciones?

Con este último disco creo que sí. Hay distintas canciones, la típica de amor a tu pareja, una que he hecho a mi sobrino, otra a mis amigos de toda la vida... son las partes más amorosas. Pero también tengo una canción más rapeada que es para entender el black mirror en el que vivimos o cuando te disparan odio gratuito, las de duelo, quién no echa de menos a alguien que ya no está o quién no se va a enfrentar a la muerte. Creo que sí, que es fácil identificarse con muchas de las canciones que escribo. 

También colabora con otros artistas. ¿Cómo es trabajar con otros compañeros del gremio?

Solo viendo las colaboraciones te das cuenta de la locura de sonidos. 

De repente están los reyes del rap, Fernando Velázquez con la Sinfónica de Euskadi -la canción a mi padre que es muy emocionante con más de ochenta músicos dejándose el alma en un sentimiento tan fuerte-, Carlos Vives en una canción tropical en la que metemos hasta una jota castellana... 

Con las colaboraciones te das cuenta de la suerte que tengo de rodearme de tantos compañeros tan generosos. Siempre, siempre, aprendes cuando compartes con alguien. 

¿Tiene canción favorita?

Eso es decirle a un padre a qué hijo quiere más. En este disco hay cosas tan fuertes. La canción a mi padre es muy dolorosa y muy potente y cuando la canto en directo es muy fuerte lo que pasa porque mi padre se murió de golpe y voy explicando lo que me pasó.

Me gustan todas porque todas son mías, son mi vida. Incluso hasta las que menos caso les hacen son las que más cuida una. 

 Por último, ¿qué pide al público palentino?

Le pido que, como mínimo, sea igual de bonico que fue la última vez. Tuvimos la suerte de tocar hace ya unos años y fue de esas sorpresas que te llevas porque no hemos ido tanto, pero cuando no lo conoces  lo que te llevas es una gran sorpresa. Me parece que la gente, en aquella ocasión, fue increíble.