El historiador del arte Rafael Martínez González (Palencia, 1954) puso punto final en noviembre a su trayectoria profesional, que se extendió durante más de cuatro décadas. En 1981 entró a trabajar de técnico superior del servicio de Cultura de la Diputación, del que fue durante cinco lustros (1999-2024) su máximo responsable. En este punto, también cabe destacar que hizo un alto en el camino en la institución provincial durante tres ejercicios (1996-1999), en los que ocupó el cargo de delegado territorial de la Junta de Castilla y León.
Prolífico articulista, investigador y escritor de libros sobre la historia y el arte, especialmente de su provincia de origen, es académico y secretario general de la Institución Tello Téllez de Meneses y forma parte también de la Real Academia de la Historia (RAH) y de laReal Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid.
Lleva ya más de dos meses jubilado tras una larga trayectoria profesional. ¿Qué destaca de su vida laboral?
Voluntariamente acepté formar parte del equipo del entonces incipiente servicio de Cultura de la Diputación, donde luego se convocó una oposición que saqué. Por lo tanto, he tenido la inmensa suerte de poder desarrollar una profesión de gestión cultural, pero con un alto componente de enfoque hacia lo estricta y puramente cultural, lo que algunos llaman la cultura dura. Es decir, publicaciones, conciertos y restauración de monumentos y obras de arte, entre otras cuestiones.
Es algo que se aleja un poco de lo que hoy, a veces, se entiende como cultura, ya que ahora definimos así a todo, desde dormir la siesta a hacer una tortilla de patata. Algunos pensamos que todo forma parte de lo que llamamos cultura en general, pero creo que hay diferentes graduaciones de cultura.
¿Y de que está más orgulloso?
Por un lado, de haber podido desarrollar el trabajo en el día a día sin grandes problemas y con dedicación y, por otro, de haberlo hecho con resultados prácticos. Destacaría que desde el servicio de Cultura y desde la TelloTéllez he participado, de alguna manera, en que hayan visto la luz más de 300 obras sobre historia y arte de Palencia y en la puesta envalor, como se dice ahora, de la Villa Romana La Olmeda, a la que he estado vinculado desde el principio, pero a la que el último montaje del yacimiento y la nueva musealización del museo de San Pedro de Saldaña ha puesto en un lugar importante de conocimiento público y de visitas. En casos como este me di cuenta de que la gestión cultural repercute realmente en la provincia y en su economía y difusión.
¿Se ha dejado alguna cuestión en el tintero?
En la vida profesional siempre hay cosas que se dejan por falta de tiempo o de dinero. A mí me hubiera gustado sacar adelante un proyecto que intentamos llevar a cabo hace años que consistía en crear unos cuantos centros culturales repartidos por la geografía provincial que trabajasen al unísono y fuesen los encargados de mover la cultura en su determinada zona de influencia.
¿Cómo ha cambiado el servicio de Cultura desde que entrara a formar parte del mismo en 1981?
El servicio lo creó Maritina Calleja y rápidamente me llamó a mí. Ha pasado de estar formado por tres personas, el ordenanza y el fotógrafo a todas las que trabajan hoy, incluyendo también a las que están en la VillaRomana de La Olmeda.Eso se debe a que no había que hacer lo mismo en la Transición que ahora. Al principio, todos pensábamos que había que dar un impulso a la cultura popular de los pueblos, que había estado un poco adormecida, pero también llevar la gran cultura a los vecinos de la provincia. Es decir, que supiesen que tenían un Berruguete o una gran obra de arquitectura en su localidad o que oyesen un concierto de música por primera vez. Todo esto ha ido cambiando con el paso de los años. Ahora nos parece normal que si estamos hablando de Stravinsky busquemos en el teléfono móvil una de sus obras, pero en 1986 en Astudillo, si no había un tocadiscos cerca no había ninguna forma de escuchar a este compositor.
Ha convivido en su trabajo con seis presidentes de la Diputación: Emilio Polo, Jesús Mañueco, Enrique Martín, José María Hernández,Ana María Asenjo y Ángeles Armisén. ¿Qué recuerda de todos estos dirigentes?
Tengo un especial recuerdo de Emilio Polo, que era el presidente cuando se puso en marcha el servicio. Además, tengo que decir que con el resto de dirigentes también he trabajado muy a gusto. Evidentemente, solo puedo hablar desde el punto de vista de la cultura. Mañueco llevó a unas cotas importantes la Universidad Casado del Alisal, Martín comenzó la remodelación de La Olmeda y la inauguró, Hernández impulsó la llegada de exposiciones a los pueblos y la actual presidenta ha continuado la labor en La Olmeda con la puesta en marcha del museo de Saldaña y ha dado facilidades para acercar la cultura a las localidades de la provincia.
Entre 1996 y 1999 fue delegado territorial de laJunta. ¿Qué rememora de aquellos años, en los que tuvo que hacerse cargo de otras responsabilidades?
Recuerdo que aprendí muchísimo de mi paso por la Junta. La delegación tenía competencias en muchas cuestiones y eso suponía que yo tenía que firmar un montón de documentación. Como a mí no me gusta firmar cosas sin saber lo que firmo, eso me hizo aprender mucho. O sea, fue como si hubiese hecho un máster enAdministración Pública de tres años. Había excelentes funcionarios y jefes de servicio. Lamentablemente, de aquellos años, el peor recuerdo que tengo es la inundación de Pan y Guindas, que fue un palo. Por el contrario, el delegado no tiene una gestión directa de nada, por lo que lo más positivo fue lo personal, lo que me sirvió esa experiencia para conocer campos en los que no trabajaba habitualmente.
1999 fue el año de LasEdades del Hombre en Palencia. ¿Fue un gran paso para la cultura en la ciudad?
Sí. Colaboré con el comisario general de la muestra, Antonio Ignacio Meléndez Alonso, y asistí a la inauguración como delegado de la Junta.Luego ya cesé, pero llevé a mucha gente a verla y muy vinculado a ella. Las Edades del Hombre fue un revulsivo y una llamada de atención, desde mi punto de vista, para que nos demos cuenta de que muchas veces hacemos turismo a sitios rarísimos y a lo mejor no conocemos las cosas de nuestra provincia.Allí estaban todas junto a las de otros territorios de la comunidad.
¿Qué es lo más complicado que ha tenido que afrontar en su carrera profesional?
Siempre comento que la gestión del trabajo conlleva dos partes que siempre están más ocultas: la gestión económica y la personal. Por un lado, poner en marcha un museo conlleva dinero y, por otro, coordinar a funcionarios que son compañeros pero que dependían orgánicamente de mí.Y saber manejar eso no siempre fue fácil y no me lo enseñaron en la universidad.
¿Cómo ha variado la percepción de la cultura en todo este tiempo?
En la España de la Transición, a excepción de la cultura popular de los pueblos, el resto de la cultura era como algo muy urbanita y muy selecto. Con el paso del tiempo, se ha ido socializando, de tal forma que todo el mundo tiene un acceso más fácil a todas las formas de la cultura. Es decir, se ha pasado a lo contrario.
¿Actualmente se está vinculando mucho la cultura al turismo?
Sí. Eso yo lo he criticado incluso en conferencias públicas. ¿Si la catedral de Burgos no la visitase nadie, no la restauraríamos? o ¿si SanJuan de Baños no recibiera a turistas, lo tiraríamos para construir viviendas? Es decir, la cultura y el patrimonio tienen un valor per se, no tienen únicamente un valor porque se aprovechen económicamente. Eso solo es un valor añadido.
Pero no son pocos los lugares que tratan de potenciar cualquiera de sus recursos patrimoniales para que se acerquen turistas
Eso también conduce a que todo el mundo se crea que lo que tiene en su pueblo va a tener las mismas visitas que el Museo del Prado. ¿Y qué digo ante esto? Que hay cosas de primera, de segunda y de tercera. Y cada uno tiene que saber en que dimensión vive. No es lo mismo tener a Berruguete en tu iglesia que no tener a ningún autor conocido. Entiendo que los vecinos de los pueblos destaquen su iglesia porque es parte de su historia, pero la importancia relativa en el contexto no es la misma y corremos el riesgo de pensar que toda labor humana tiene el mismo interés cultural.
Además, el exceso de turistización de mucha de nuestra cultura provoca un efecto llamada. Es decir, si en tal pueblo vienen turistas a ver su iglesia, yo quiero que me iluminen la mía a ver si llega gente. Eso no va a poder ser así. No hay turistas para que vayan a ver los 8.000 municipios de España. Nadie tiene tiempo para verlos todos.
Es una persona que ha firmado numerosos trabajos. ¿Cuáles cita y por qué?
Me dediqué una temporada a estudiar la Semana Santa, en especial la de Palencia. Después he publicado mucho sobre Pedro Berruguete y arquitectura gótica. Por último, acabo de publicar enValladolid un trabajo en el que abordo el paso del gótico al renacimiento en la diócesis de Palencia, que también abarcaba territorio vallisoletano.
¿Los palentinos conocen su propia cultura?
Cada vez más, pero sigo pensando que muchas veces no vemos nuestras cosas como lo excepcionales que son. He dicho muchas veces que nuestra provincia, en algunos aspectos, es una mezcla del Museo Arqueológico Nacional (MAN) y del Museo del Prado. Tenemos obras de laantigüedad importantísimas y pinturas y esculturas del siglo XVI destacadísimas. En cambio, muchas veces nos quedamos con los tópicos, pero tenemos una gran colección de retablos desde Aguilar de Campoo hasta Dueñas, por poner un ejemplo. Por ello, recomendaría a todos los palentinos que en uno de sus ratos libres vayan a dar un paseo por uno de los pueblos de la provincia.
¿Y la cuidan?
Aquí voy a dar un pequeño tirón de orejas. En muchos de nuestros pueblos, que atesoran magníficas iglesias, están colocados los cubos de basura en la puerta o en un lateral del templo. La iglesia no genera esos residuos.Realmente son de los vecinos, que quitan el contenedor de su puerta y lo colocan junto al edificio religioso. Esto no es cuidar el patrimonio. Me gustaría ver una mayor sensibilidad por la cultura en buena parte de la población, la misma que tiene para pedir ayudas para otras cosas. También es cierto que todo lo que tiene que ver con la cultura se considera como un exceso. Con esto quiero decir que lo primero que piensan es en tener lo básico solucionado, como tener la calle asfaltado o iluminada, y luego en organizar un concierto o restaurar el retablo.
¿Qué labor ha realizado la Tello Téllez en favor de la cultura de la provincia?
La Tello Téllez es la institución no pública que seguramente más ha hecho por la cultura de Palencia. Llevamos 94 números de la revista Publicaciones, que se traducen en más de 40.000 páginas de estudios. Fuimos la primera organización en digitalizar nuestros fondos y acabamos de publicar en nuestra página web el Diccionario Biográfico de la Cultura Palentina. Su aportación en estos 75 años es impresionante. No se podría entender buena parte de lo que hoy se sabe de Palencia sin el trabajo, no solo de los académicos, sino a través de los académicos, de la revista y de lo que han publicado montones de especialistas de España.
¿Teme que la despoblación que padece en estos momentos Palencia pueda provocar la pérdida de su cultura?
Evidentemente, la despoblación afecta a la conservación de las costumbres populares, pero también a los edificios más sólidos. Hay iglesias en algún punto despoblado de la provincia que están en ruinas. Pero es un fenómeno que a nosotros ahora nos preocupa mucho porque creemos que tenemos posibilidades de solucionarlo, pero la despoblación a lo largo de la historia ha existido siempre.
Es decir, la pérdida de población de lugares y el movimiento de población son cuestiones que han pasado a lo largo de la historia y que seguirán sucediendo a medida que cambian las circunstancias sociales y económicas de la población. A principios del siglo XX, la gente está fijada a la tierra por la agricultura y ahora un señor que tiene un negocio informático no hace falta que esté fijado a un sitio concreto. Son transformaciones sociales que tenemos que ir asumiendo y ver cómo puede un pueblo mantenerse vivo sin necesidad de estar vinculado a las formas tradicionales, que no van a conseguir mantenerlo.
¿Y la globalización?
Hay aspectos de la globalización mal entendidos, como celebrar laFeria de Abril en cualquier rincón de España o Halloween en todo el mundo cuando tenemos nuestras tradiciones. Esa pérdida de identidad es lo malo de la globalización. La parte positiva de esta cuestión es que un señor de California entra en internet y ve los mosaicos de La Olmeda, que un hombre de India puede observar a Pedro Berruguete o que un checo tenga la opción de programar un viaje a España y decida pasar por San Juan de Baños.
Es historiador del arte, ¿qué bienes de la provincia señala como los más destacados?
Siempre señalo los mismos.Palencia, en los libros del antiguo bachillerato, salía por SanJuan de Baños,San Martín de Frómista y Pedro Berruguete. La Olmeda apareció después. A ellas añado el SanSebastián de El Greco de la catedral, los bustos romanos del Museo de Palencia, la virgen de Husillos, que se encuentra el Museo Diocesano, y los retablos.
Tampoco me olvido de las rejas, sobre todo las del templo catedralicio, donde hay una colección espectacular fechada entre los siglos XI al XX.
¿A qué se va a dedicar ahora que está jubilado?
Estoy trabajando en dos temas de investigación de historia del arte, uno relacionado con la catedral y otro sobre la escultura del siglo XVI en la provincia. Y también estoy desempolvando carpetas antiguas de trabajos aparcados en el pasado por si alguno me pudiera interesar retomarlo.
¿Hay campo para investigar en Humanidades enPalencia?
Para investigar siempre hay campo porque nadie está ni en posesión de la verdad ni, desgraciadamente, los datos que tenemos siempre son completos. Yo he trabajado sobre cosas que ya habían tratado otros investigadores y espero que haya otros que estudien las cuestiones que abordé en el pasado para corregirlas o aumentarlas. Y creo que en el campo de patrimonio, tanto el mueble como el inmueble, esta provincia sigue siendo un almacén de posibles investigaciones.
Por último, ¿se cuida la investigación en Humanidades o se priorizan las Ciencias?
El problema de la investigación enHumanidades es que no da rendimientos económicos a corto ni medio plazo. A cambio de eso, esta es más económica que la científica. Pero una vuelta de tuerca y un aumento de las posibilidades investigadoras siempre será bienvenida.