Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Los casinos

29/10/2023

Su origen es casi tan antiguo como el hombre, ya que expresan una de las características humanas más generalizadas: el gusto por el juego de azar y las apuestas . En todas las sociedades se ha practicado esa costumbre de modo privado, pero no se institucionalizará hasta el siglo XVIII, en Europa. En Italia se extendió la costumbre de reunirse grupitos de amigos en pequeñas casas de campo o casinos para entregarse a su entretenimiento favorito. Rápidamente se extenderá, fundamentalmente en Francia, en las casas aristocráticas donde las apuestas iban siendo muy importantes, pero será en Estados Unidos, hacia 1930, cuando el casino alcanzará su apoteosis  como institución y negocio en la ciudad de Las Vegas. En España las apuestas y juegos siempre han tenido muchos adeptos, como lo demuestra el elevado número de loterías, que no cesa de crecer. Esa gran afición alentó la creación de los casinos en España a mediados del siglo XIX, donde, además de jugar elevadas cantidades de dinero, se convertían en centros sociales en los que se concertaban negocios, asociaciones de todo tipo e, incluso, matrimonios. Es decir, en España, el casino adquiere una importante función social como un microcosmos reflejo de la sociedad en que se desarrolla. Como siempre ocurre cuando hay grandes cantidades de dinero en juego, la delincuencia se instala en los casinos, como tantas veces hemos visto en el cine. Esta situación de desprestigio de estos locales intenta solaparse con la pretensión irreal de convertir la institución en un centro cultural, lo que no pasa de ser una aspiración, ya que no podía competir con otros organismos, esos sí, culturales, como ateneos y academias. En sus orígenes, el acceso de las mujeres al casino sólo se permitía si iban acompañadan de sus esposos, razón por la que una mujer no podía ser socia, sino, únicamente, como una persona amparada por un hombre. En el casino de Palencia este anacronismo sigue vigente: en la pareja, sólo el hombre es socio, mientras que la mujer asiste en calidad de acompañante tutelada. En nuestra sociedad tan igualitaria, aún quedan restos de un pasado que creíamos superado. Debería corregirse esta anomalía que desprestigia nuestro querido casino.