Los caballos conducen la devoción por San Antón

Pablo Torres
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Los jinetes de Castromocho, fieles a la tradición, suben la cuesta a los pies de la iglesia de Santa María

El jinete Tito, en la subida de la cuesta de San Antón, a los pies de la iglesia de Santa María. - Foto: Óscar Navarro

Viva San Antón y viva Castromocho. Esas fueron a buen seguro las palabras más repetidas ayer en esta localidad terracampina, donde, como cada año, la festividad de su patrono se celebró con especial emoción. 

La eucaristía del mediodía dio comienzo a los actos programados en honor a SanAntón. Varios vecinos se congregaron en los alrededores del templo antes de que terminara la liturgia, a la espera de que sus mascotas fueran bendecidas. Una estampa que dio buena cuenta del sentimiento con el que se vive este día en el municipio castromochino. 

Como no podía ser de otra manera, los animales fueron los protagonistas de la jornada, pues cabe recordar que San Antón es también su patrono. A los pies de la iglesia de Santa María de Colaña se concentraron dos caballos, tres burros, dos ponis, una decena de perros, dos corderos, un gallo y hasta dos tortugas (las primeras en recibir la bendición).

Arropada por vivas, salió la talla de San Antón, cuya cara, como marca la tradición, había sido lavada con vino el día anterior. Finalizada la misa, en la que se hizo una referencia especial al cuidado de los animales antes de bendecir a los que estaban allí presentes, dio comienzo el popular concurso de refranes.

La ingenuidad de los vecinos salió a relucir con unas coplas que mezclaban el humor con la reivindicación. Así, los versos pronunciados hicieron referencia a temas tan variados como guiños a cuestiones municipales, peticiones para que la corporación mejore las fiestas, el nuevo lavadero, reclamaciones a la Diputación para que los árboles no estén tan «secos» o una reflexión sobre las casas vacías del pueblo, entre otros asuntos. «Todos los años aviso a los medios de comunicación, pero siendo agradecido, pues no falla ningún año Diario Palentino», recogió uno de los refranes en referencia a esta cabecera. Si bien la mayoría fueron recitados con la ayuda del papel, algún vecino hizo gala de su buena memoria. 

Con un nuevo grito de viva dedicado al santo se dio por finalizado el certamen de coplas y llegó el momento más simbólico de la jornada: la subida de la cuesta de San Antón, a los pies de la iglesia de Santa María. Los primeros en estrenarla fueron los ponis y los burros y, a renglón seguido, llegó el momento de los caballos.

Los jinetes locales Tito y Ana cogieron distancia por la calle de Abajo para subir la cuesta, un recorrido que hicieron hasta en tres ocasiones, ofreciendo la instantánea más representativa de lo que significa San Antón para Castromocho. Terminada la tercera subida, la localidad volvió a corear los vivas a su patrono. Todos los que acudieron al encuentro con sus mascotas recibieron un obsequio. 

FIESTA POPULAR. El sol acompañó a los castromochinos durante toda la jornada, si bien la temperatura no invitó a quitarse el abrigo.

Tras la subida de la cuesta de San Antón, tuvo lugar la celebración popular. Una degustación de sopas de ajo, pastas y mistela permitió reponer fuerzas al ritmo de las cuerdas vocales de Los Marceros de Cervera de Pisuerga. A continuación, se celebró un campeonato del tradicional juego de la rana, cuyo ganador se hizo con un queso.

Ya por la tarde tuvo lugar, en los salones del sindicato, la tradicional comida del cerdo, en la que los vecinos disfrutaron de las delicias tan queridas de este animal al que también dedicaron algunos versos en el concurso de refranes.

Un campeonato de mus y una chorizada pusieron final a la celebración del día.