Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


5 horas con Mario

07/02/2025

El día 26 de diciembre de 2024 viajo a Vitoria para entrevistarme con Mario Geymonat, oriundo de Uruguay. Mario sigue mi blog desde sus inicios, y me apetecía entrevistarle porque se ha ganado un hueco en esta bitácora que nos llevará al conocimiento de algunas cosas, pues imbuidos como andamos en tantas contiendas, se nos pasan por alto. Vitoria es una ciudad pequeña, tiene su parte vieja que me encanta y por la que me va desgranando en esta ocasión, cómo le sedujo a él también, de qué manera lo acogieron y todo lo relacionado con su vida actual un poco limitada por un accidente.  Conocí a Mario en Bilbao, en unos cursos que ofrecieron nuestras respectivas empresas hace ya 12 años. Y enseguida congeniamos. Mario, carpintero de profesión, llegó a España desde Uruguay, merced a un sonado encuentro de corales que tuvo lugar en Vitoria en 1999. Fue la decimoctava edición que reunió en Álava a 260 cantantes de nueve países: Argentina, Uruguay, Colombia, Venezuela, Eslovaquia, Lituania, Polonia, Rusia y Camerún. Tenía 43 años. Desde entonces nos vemos a menudo. En esta ocasión viajo en autobús y enseguida lo veo en la estación agarrado a su mate -el mate es un componente esencial de nuestra vida, me dice- en aquella mañana helada de diciembre, con su sonrisa que te envuelve. Es un tío grande, corpulento. Pero sobre todo es un hombre bueno. Derrocha bondad y sabiduría por aquellos ojos y a medida que avanza, sin dejar de darle chupaditas a su tanque de mate, me va dando novedades de esa mano magullada que ahora empieza a moverse, mientras nos dirigimos al piso alquilado que comparte con su esposa y su hijo en el barrio de Lakua-Arriaga, al Norte de la ciudad. En una de las fotos que hoy subo al blog, además de una jugosa entrevista, se le ve caminando por Vitoria con José Mújica, presidente de su país de 2010 a 2015, ejemplo de «Jefe de Estado» más humilde del mundo, por su estilo de vida austero y la donación del 90% de su salario mensual de doce mil dólares a organizaciones benéficas que benefician a los pobres y a los pequeños empresarios. Miro a todos los lados y no encuentro nada parecido. Mario recuerda con especial énfasis a su paisano Eduardo Galeano que sabe lo rápido que cambia el mundo, las lecciones que nos da de continuo la vida, todo aquello que nos sugiere tomar las riendas, romper las ataduras, juntarnos para pensar, para departir, para amar, en un mundo cada vez más desnortado y distante. Mario no es de los que pasan de lado, no es de los que soslayan la adversidad y huyen. Mario es de los que quieren tomar parte, porque lo queramos o no, estamos dentro, estamos vivos, es el momento.