El 89% de los compromisarios que participaron la semana pasada en el octavo congreso autonómico de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) refrendó a Benjamín Castro Martínez (Aguilar de Campoo, 1972) como presidente de la unión de Castilla y León durante cuatro años más. Graduado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos por la Universidad de Valladolid (UVa), es personal laboral de la Junta y asumió el cargo actual por primera vez en 2020, después de doce años como máximo responsable del sindicato en Palencia.
En el comité ejecutivo que encabeza está acompañado por el vicepresidente y secretario de Acción Sindical, Ángel Barrigón; la secretaria general, Encarnación Pita; el secretario de Comunicación y Relaciones Institucionales, Rodrigo Molledo; el de Negociación, José Julio Benito; la de igualdad, Mar Carrascal y la de Prevención de riesgos de ámbito autonómico, Victoria Casares
Es el presidente autonómico desde 2020. ¿Por qué decide seguir cuatro años más al frente de CSIF en Castilla y León?
En primer lugar, subrayar que hace cuatro años no pudo celebrarse el congreso de la unión autonómica de CSIF por la maldita pandemia. Se convocó, pero tuvo que ser suspendido porque entendimos que en esos momentos tan duros teníamos que estar a la defensa y la atención de todos los trabajadores. También fueron cancelados los congresos de las nueve provincias y de los ocho sectores constituidos a nivel autonómico. Ahora, por fin, hemos podido organizarlo. Nunca fue tan deseado. Además, tenía que servir de homenaje a todos aquellos que nos cuidaron, nos ampararon y nos protegieron en esas fechas tan duras.
Decidí postularme porque el equipo, que, salvo dos personas, repite en su totalidad, sigue con las mismas ganas renovadas de trabajar, de poner al sindicato donde se merece y de dar la alternativa a los trabajadores de Castilla y León, puesto que nuestra ambición es ser útiles a la sociedad de la comunidad.
¿Cuáles son los principales logros del sindicato durante el mandato anterior?
En el ámbito interno, creo que gracias al trabajo en las nueve provincias hemos posicionado a CSIF con mayor fortaleza en todas las administraciones públicas. Por ejemplo, en las últimas elecciones de la administración regional, aun faltando dos provincias por votar, hemos sacado doce delegados más. Y esto nos llena de orgullo y también de responsabilidad.
A nivel externo, en la administración regional hemos liderado la consecución de la carrera profesional para todos los empleados públicos, así como los fondos adicionales que se habían perdido y la implantación de nuevo de la jornada de 35 horas semanales de trabajo. Es un abanico de acuerdos que van en la buena dirección en lo que se refiere a la modernización de nuestros servicios públicos. Además, entendemos que otra de las claves del éxito es nuestra consolidación dentro de las empresas privadas de la comunidad. Estamos dentro de muchas y tenemos la voluntad de ser la alternativa real que los trabajadores, a nuestro entender, necesitan.
Cuando llegó a la presidencia de la unión autonómica comentó en una entrevista en Diario Palentino que su reto era «dejar CSIF mejor de lo que lo había cogido». Es cierto que aún continúa al frente del sindicato en Castilla y León, pero, en estos momentos, ¿está mejor que en 2020?
Está más reforzado. Asumimos un desafío en plena pandemia, cuando el sindicato contaba con unos 22.000 afiliados. Ahora superamos los 25.000. En el último año y medio hemos ganado fuerza. Hay varios ejemplos significativos. Éramos primera fuerza en justicia en Castilla y León con 21 delegados y ahora tenemos 45. Y así sucede en otras administraciones. Estamos contentos y creemos que contamos con gente muy capaz en todas las estructuras y los ámbitos de CSIF y, desde luego, podemos decir sin ninguna arrogancia, que las cosas están francamente bien.
Además de en la administración de justicia, somos mayoritarios en la administración general del Estado, en la administración autonómica y en muchos de los ayuntamientos capitalinos y diputaciones. A nivel global, en el ámbito local creo que somos la segunda fuerza en la comunidad. Esto nos permite tener una interlocución fluida y capaz con las diferentes administraciones y continuar en la modernización de los servicios públicos y la mejora de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores.
En el último congreso reclamó «valentía» a la Junta de Castilla y León para incorporarse al Diálogo Social. ¿En qué situación está el Diálogo Social en estos momentos?
Pedí valentía porque entendemos que el Diálogo Social ha perdido un poco su esencia. No digo que esté caduco ni mucho menos, pero, a nuestro entender, ha de adaptarse a la realidad socioeconómica y a la idiosincrasia de Castilla y León y, en estos momentos, está lejos de representarla. Está reflejando los intereses particulares de quienes se sientan allí, cuando su objetivo tiene que ser mejorar las condiciones generales de los castellanos y leoneses. Su composición se basa en la Ley Orgánica de Libertad Sindical y nada tiene que ver una representación institucional con una representación de la negociación, que es lo que regula dicha ley. Y como tal, entendemos que nosotros, junto a otros agentes sociales, debemos tener nuestro espacio dentro de ese ámbito. Por méritos propios creo que lo merecemos y porque tenemos mucho que aportar y que decir para el bienestar de los ciudadanos.
Miramos hacia el futuro para hablar de los asuntos que quieren tratar próximamente en el sector público. ¿Qué planes se han propuesto desde CSIF?
Lo primero que tenemos que hacer es amplificar el diálogo. Ya hemos solicitado una reunión formal con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, porque entendemos que debemos empezar por ahí. Después presentaremos la solicitud de reunión a todas y cada uno de las instituciones, los partidos políticos y los grupos parlamentarios de la comunidad para informarles de nuestros postulados y hablar con tranquilidad.
Respecto a nuestros retos, tenemos uno muy grande en las administraciones públicas: el de retener y atraer talento. Nuestras plantillas están quebradas y, en muchos casos, totalmente minimizadas y entendemos que sin mejorar las condiciones laborales de los trabajadores públicos no vamos a conseguir ni la atracción ni la retención del personal. Eso lleva a dos vertientes. Por un lado, debemos de ser ambiciosos en las ofertas de empleo público para reforzar esas plantillas, singularizando aquellas plazas de difícil cobertura en la periferia de la comunidad. Tenemos que tener imaginación para ellas y no solo en el capítulo salarial, sino en las condiciones. Y por otro, somos una de las comunidades autónomas que peor paga a su personal. Así ocurre en muchos ayuntamientos y debemos avanzar en el camino de la equiparación con otros territorios. Por ello, aprovechando la negociación de las relaciones de puestos de trabajo, hacer más atractivos algunos de ellos para que no se queden vacantes.
¿Cuáles son las principales necesidades en el resto de sectores públicos en la región?
En las administraciones locales debemos tener una interlocución mucho más fluida con la Federación Regional de Municipios y Provincias (FRMP). No es una administración pública que esté por encima de los municipios, pero es un órgano que unifica criterios. Desde luego, hay que implantar cosas en las que, a nuestro parecer, vamos tarde como la jornada laboral de 35 horas semanales en todos y cada uno de los municipios y diputaciones y la carrera profesional, así como la unificación y la armonización de la negociación colectiva, que es muy dispar.
Por otro lado, destacar que en las universidades públicas de Castilla y León no está implantada la carrera profesional. No es lógico que la administración autonómica ya la tenga y que las universidades, que son financiadas por la Junta aunque tengan autonomía de gestión, no. Lo lógico es que se implante también. Si queremos buenos docentes y posibilidades de investigación también hay que mejorar sus condiciones para que no se vayan a otras facultades o ámbitos de la sociedad.
En justicia, pediremos formalmente que se cumpla con el artículo 42 del Estatuto de Autonomía, que habla de crear el Consejo de Justicia de Castilla y León. Aunque la comunidad sea territorio ministerial, hay que prestarle atención. Si no parece que nos avenimos a lo que se haga directamente desde el Ministerio y que desde la región no tenemos nada que decir. Y la administración de justicia nos importa a todos. Además, creemos que las organizaciones sociales más representativas en este ámbito debemos estar dentro de este organismo porque tenemos mucho que decir. Ahí está el conflicto que se ha resuelto recientemente con un acuerdo con el Ministerio. Parece que no era nuestro, pero afectaba a más de 2.500 empleados en la comunidad.
Habla de contratación de personal en la Junta de Castilla y León. ¿Qué le parece que el Ejecutivo anunciara el mes pasado que descarta contratar a temporales e interinos en 2024?
Nosotros queremos estabilidad. Estoy de acuerdo en que no se caiga en el error de incrementar la tasa de temporalidad. Entiendo que no se puede contratar de golpe a todas las personas que, a nuestro entender, se necesitan, que son muchas. Pero sí hay que hacer un plan para ir reforzando las plantillas mirando al futuro. No debemos olvidar un dato que es muy tozudo: en los próximos 15 años, el 48% de nuestras plantillas (prácticamente es coincidente en todas ellas) se va a jubilar. Por lo tanto, vamos a reforzarlas sin esperar a que llegue el problema y a avanzar en este tema a través de las ofertas de empleo público, creando empleo estable con los criterios y principios que aparecen en la Constitución.
¿Cree que los procesos que se están realizando en estos momentos para reducir la tasa de interinidad son adecuados?
El tema no es nuevo y no es culpa ni de los sindicatos, ni del trabajador que cubre la plaza durante demasiado tiempo. Los culpables son los dirigentes políticos, que durante los últimos años han abusado de la cobertura de plaza a través de bolsas o interinidades. Ahora tenemos que ir corrigiéndolo.
La Ley 20/2021 de medidas urgentes para la reducción de la temporalidad en el empleo público va en ese camino. A nuestro entender no ha sido una solución perfecta, pero ahí está y hay que cumplirla. Pero lo que no tenemos que hacer es caer en el error de nuevo. Por ello hay que eliminar las tasas de reposición, que han conseguido un efecto contrario al deseado.
¿Castilla y León es un lugar atractivo para un empleado público?
Dentro de la media, estamos en el ranking de las comunidades que peor trata salarialmente a sus empleados públicos. Hay mucho que avanzar. Por otro lado, nada tiene que ver Castilla y León con Madrid, por poner un ejemplo. Allí hay una gran ciudad y localidades que son consideradas pequeñas que aquí tendrían más población que alguna provincia. Nada tienen que ver los servicios públicos. Aquí es mucho más complejo.
Además, tenemos que prestar más atención a aspectos como la maternidad, que no se tiene en cuenta. Infinidad de categorías de la administración pública están feminizadas. Cuando la entonces consejera de Sanidad Verónica Casado tenía la ambición y la voluntad de reformar la Atención Primaria le presentamos un catálogo de 16 medidas que entendíamos que eran imprescindibles para hacer atractivos esos puestos.
Hay que poner la imaginación encima de la mesa para mejorar las condiciones laborales porque quizá no somos todo lo atractivos que debiéramos. Para atraer talento, no hay que olvidar que estamos en un mundo competitivo y que también hay esa competición entre comunidades autónomas.
¿Seguir penetrando en la empresa privada es uno de los objetivos de CSIF?
Ya estamos dentro de grandes empresas como Michelin, donde somos primera fuerza sindical; pero también en Horse, Entrepinares, Plastic Omnium y un largo etcétera. Esto dice que los trabajadores están buscando el refugio en un sindicato que ha demostrado dentro de las administraciones públicas una forma de hacer las cosas de manera diferenciada y que en el sector privado somos la alternativa real.
Los empresarios de Castilla y León encontrarán en CSIF un aliado exigente y reivindicativo. Nos dedicamos a lo que nos dedicamos, pero entendemos la negociación colectiva como una herramienta capaz, aunque también hay que modernizar los procesos de la negociación. Nosotros creemos en la profesionalidad, en abandonar los postulados políticos y dedicarnos de forma capaz a ir a las mesas de negociación a trabajar teniendo en cuenta la realidad de cada empresa para adaptar las posibilidades de mejora de los empleados. Al final, siempre es más fácil utilizar discursos, bajo nuestro punto de vista, anacrónicos, pero ya no tienen mucho sentido.
Ese sindicalismo de clase tuvo su lugar y su importancia y, articulando ese lenguaje sindical antiguo, hay que agradecerle esa lucha, pero en el siglo XXI hay que sentarse en una mesa con la tarea hecha, la lección aprendida y teniendo la capacidad de interlocución para avanzar.
¿Qué relación mantienen en este momento con otros sindicatos con representación en Castilla y León?
Una relación lógica y normalizada. Es fluida y cortés, aunque a veces estemos de acuerdo y otras no. No hay ningún problema.
Por último, ¿considera que los trabajadores tienen una buena opinión de los sindicatos?
Viendo cosas que han pasado en algunos sindicatos, a veces la imagen no es buena. Nosotros creemos que la fortaleza de CSIF reside en la I de independencia porque estamos ajenos al debate político y, por tanto, nos fortalece. La marca de otros sindicatos está un poco más debilitada porque han jugado más, en ocasiones, a la política que al rol que nos toca a los sindicatos, la defensa de las condiciones laborales de los trabajadores y participar en el progreso de sus condiciones. Nosotros lo tenemos claro. Para articular la acción política están los partidos. Nosotros nos preocupamos de fortalecer y defender a los trabajadores. Y por eso creo que nuestra marca está más fuerte que otras. Así lo están demostrando los trabajadores.