La tentación de cumplir el objetivo y relajarse es grande, pero no cuando quienes juegan para ganar son los menos habituales. De una forma impulsiva, más aún con el peso del escudo en la camiseta, los integrantes de la 'unidad b' del Real Madrid siguen enchufados, quizás buscando un hueco en las posibles rotaciones de la final de Wembley, haciendo dudar a Ancelotti, reivindicándose… En una de esas temporadas casi perfectas, la sensación es que el italiano podría tirar 100 veces una moneda y las 100 caería de cara: hasta Militao y Courtois van recuperando sensaciones mientras los blancos, con el 0-4 de Granada, conquistaban su 19ª portería a cero del curso, igualando su récord histórico a falta de solo tres jornadas.
El 1-0
Dos partidos consecutivos con un 1-0 a favor, dos viejas reminiscencias del 'cholismo' perdido: el Atlético selló virtualmente su billete para la próxima Champions en otro de esos duelos de añejo aroma, volviéndose impenetrable y rocoso como en aquellos días en que Simeone forjó su leyenda en el banquillo rojiblanco. Echar de menos 'lo aburrido' no es algo necesariamente malo: el equipo lleva más de una década instalado en las alturas porque creyó en ello, en afear los duelos, en cerrarse, ser solidario, impermeable, agresivo y fan del 'unocerismo' con el culo metido en el área propia y la mirada afilada en el error del rival. Lo que muchos consideraron y consideran una mala noticia para el fútbol es una buena noticia para el Atlético.
El pichichi
Sorloth y Dovbyk, salvo sorpresa, van a luchar por el primer Pichichi en 15 años que no recae en manos de Real Madrid o Barcelona. Diego Forlán, en su etapa en el Atlético, fue el último que se lo arrebató. Es imposible entender la temporada del Girona sin el concurso del ucraniano (20 goles) ni la resurrección del Villarreal sin los del noruego (19). Eso sí: en San Sebastián se preguntan dónde estaba este Sorloth cuando la Real Sociedad buscaba un 'nueve' que le permitiera soñar a lo grande.