Ludmila y Julia, dos de las jóvenes ucranianas que llegaron ayer desde la frontera con Polonia a Paredes de Nava, tras salir de la ciudad de Kiev por el ataque de las tropas rusas, no pueden ser más contundentes en su mensaje. «Teníamos que huir de Ucrania porque estaban bombardeando mi casa. Hay mucho miedo por el sonido de las alarmas y no podíamos aguantar más, porque queremos vivir». Ellas forman parte de un primer grupo de personas gracias a la iniciativa de una compatriota residente en la localidad, en colaboración con el Ayuntamiento y el Proyecto Arraigo, que permitirá llevar a la localidad a un total de 17 refugiados.
A diferencia de los días pasados, al tener que estar resguardadas en un sótano, dejan claro que están «muy contentas con el recibimiento, la casa y la comida». Aun así, no todo son alegrías, porque tuvieron que dejar a sus padres allí, en una zona que saben que están bombardeando. «Todos los hombres de 18 a 60 años tienen que proteger Ucrania. Hay grandes colas para poder participar en su defensa y para luchar por el país», dicen. Una defensa necesaria contra la invasión que decidió el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre quien dijeron que «hay que matarlo». Lo que más valoran es que tienen un techo, pueden tumbarse y están seguros en una casa, dice Eugenia Lisova, compatriota afincada en Paredes e impulsora de la iniciativa. «Han avisado a todos su familiares que se quedaron allí para que sepan que están a salvo en España», explica. «Nosotros estamos aquí, en Paredes, y la iniciativa nació de mi marido Nico porque es lo que podíamos hacer. Marchar para allá y traer al máximo de personas. Nos pusimos en contacto con los refugiados por redes sociales a través de un anuncio, y la gente que se apuntó primero fue a la que recogimos hasta llenar las plazas de los tres coches disponibles», agrega.
Destaca que se siente muy orgullosa de la colaboración del Ayuntamiento de Paredes y de sus vecinos, porque son unos fenómenos». Unos vecinos que recibieron ayer a todos los nuevos habitantes del municipio con regalos y calor, un calor de hogar tan necesario en estos momentos.
Ucrania es de Paredes - Foto: Bragimo ICAL5.400 kilómetros. «Son 5.400 kilómetros de viaje. Todo ha estado marcado desde el desconocimiento, al ser la primera vez que hacemos este tipo de intervención de esta forma. De no entender el problema hasta saberlo en primera persona», traslada Enrique Martínez uno de los integrantes del Proyecto Arraigo que ha conducido durante estos días sin apenas descanso. Detalla que el jueves por la mañana tras dos días de viaje recogieron a la primera familia y, a partir de ahí, a la segunda y tercera, aunque dos de las programadas se cayeron. Ya por la tarde se hizo el camino de vuelta en dos vehículos con cinco niños y seis mujeres.
A ellos de añadirán otros tres niños y tres mujeres que llegarán hoy en un tercer vehículo, para sumar un total de17refugiados asentados en Paredes de Nava. Martínez reconoce que «se trata de un viaje bastante largo, porque hay que parar para que los chavales repongan fuerzas. Sin olvidar el miedo y el cansancio acumulado de todos estos días y todo lo que han dejado en sus ciudades».
En ese sentido, comparte una anécdota que muestra el apoyo de los países que atravesaron. Y es que la furgoneta en la que iban tenía siete plazas, pero viajaban ocho ocupantes. «Nos paró la policía alemana y al vernos y dar los documentos de identidad hicieron la vista gorda, nos acompañaron y colaboraron mucho. La gente en Europa está volcada», indica. De momento se cuenta con una vivienda municipal para unas 14 personas, a la que se suma otra casa cedida por un vecino en la que se pueden alojar hasta seis personas más. De momento, se puede satisfacer la demanda de los once refugiados ucranianos que ya están en Paredes, pero también de los cinco más que llegarán hoy.
Todo el pueblo se vuelca con los refugiados
«Emocionante, pero noqueados. Hemos puesto la cara a un problema muy gordo», señala el alcalde, Luis Calderón. El acto de recepción a los ucranianos es un reconocimiento de la solidaridad del pueblo de Paredes con el país en guerra. «Son unos días de muchas muestras de apoyo y colaboración, algo que se quiere agradecer, y que haya una primera toma de contacto entre todos esos vecinos del municipio con los ya nuevos residentes», dice.
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Explica que en Paredes viven once ucranianos que se dirigieron al Ayuntamiento para idear la forma de traer a familiares, amigos y refugiados. Por ello, «todos los grupos políticos representados en el Consistorio decidieron prestar ayuda y ha sido un no parar», aclara. Además, se ha hablado con la Subdelegación de Gobierno y la Junta para normalizar la situación de los desplazados. «Necesitamos a los vecinos ucranianos que ya vivían aquí por el gran problema del idioma y la forma de comunicarse», concluye.