Alguien desde el tendido lanzó un precioso grito diciendo ¡Viva San Antolín!, que fue muy aplaudido. Razón llevaba, puesto que el santo patrono de Palencia echó fuera de la plaza la presumible lluvia y nos trajo una buena tarde de toros con una gran entrada en los tendidos. Con lo cual, quedó demostrado, un año más, que Palencia vive y siente la fuerza de la fiesta de los toros.
Antes de deshacerse el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del Covid. Con el público puesto en pie, se interpretó el himno a Palencia y el himno nacional. Ahí surgió con sinceridad una fuerte y muy sincera ovación.
Suenan clarines y timbales para que después de mucho tiempo sin toros apareciese el primero del festejo al que Emilio de Justo recibió por verónicas desde el tercio hasta el centro de la plaza. Comenzó la faena de muleta con pases por alto hasta llevar el toro a los medios y torear con la derecha en series largas, templadas y profundas. Más de lo mismo con la izquierda y todo en el mismo terreno. Final con ajustadas manoletinas rematadas con un gran pase de pecho. Media estocada en la suerte contraria y a pasear la primera oreja.
Saludó por verónicas a su segundo, que brindó al público. Quedó clara la verdad de su toreo con tandas de mucho temple sobre las dos manos. Faena acompañada por el pasodoble Carlos Martín Santoyo. Finalizó toreando con la derecha sin ayuda. Con la espada, soberbia estocada hasta la bola en la suerte contraria y a pasear la oreja. Merecida puerta grande en la tarde de su presentación en Campos Góticos.
Sinceridad y mucha verdad en el toreo de Roca Rey, el público así le espera y se siente feliz viendo cómo torea. De rodillas y en el tercio, espectacular comienzo con la derecha con un remate de pecho para no olvidar. Ya en los medios para con la muleta por los suelos ofrecer series largas y muy templadas. Con la izquierda, más de los mismo. Diestro y público entregados en una faena acompañada por el pasodoble del maestro Marcos de Celis. Final torero de verdad con estocada hasta la bola en la contraria. Merecidas las dos orejas. Roca Rey demostró quién es y por qué ocupa ese lugar tan importante ahora mismo. Se entrega de principio a fin y el público se lo agradece de verdad.
Cerraba cartel el sevillano Pablo Aguado, que tan buen recuerdo dejó en su actuación en la temporada del 2019. La mala suerte con el lote que le correspondió se encargó de no poder ver sus maneras con capote y muleta. Su primer toro fue devuelto a los corrales y con el sobrero intentó lancear con el capote, si bien la misión fue imposible. Faena con ganas de agradar, pero el de Zalduendo nunca se entregó. Algún muletazo bien templado y poco más. Faena silenciada después de tres pinchazos y media.
En su segundo la plaza sí que disfrutó en una faena brindada al respetable que había recibido el brindis del torero. Fue en los medios donde Aguado se mostró a gusto toreando por derechazos con la sinceridad de su buen hacer. Esa sinceridad apareció toreando al natural. El toro acabó marchándose a la zona de toriles, donde Aguado puso el punto final con una estocada en la suerte contraria hasta la bola. A sus manos fue una más que merecida oreja que el público pidió con la fuerza que esa faena se merecía. Punto y final a una gran tarde de toros con ese ambiente que el cartel había despertado. La feria sigue.