La inestabilidad meteorológica volvió a motivar un cambio de planes en la Semana Santa palentina y la tercera procesión programada, la del Domingo de Ramos, es decir La Entrada de Jesús en Jerusalén, que organiza la Real Cofradía Penitencial de Santo Sepulcro, Arhicofradía de las Cinco Llagas de San Francisco y Cofradía de San Juan Bautista, vio recortado su recorrido y suprimido el acto de la plaza Mayor en el que todos los cofrades baten las palmas a la vez que se entona el tradicional Hossana al Hijo de David ante el paso procesional.
Concluida la eucaristía que presidió el obispo, Mikel Garciandía, se anunció la decisión del Santo Sepulcro de continuar con la procesión, si bien modificada el itinerario, que se mantenía hasta los Cuatro Cantones, continuaría por la calle Mayor, Ignacio Martínez de Azcoitia y Lope de Vega hasta capilla de la capilla organizadora de La Entrada de Jesús en Jerusalén.
Un cielo encapotado no impidió que hubiera gente en la calle, y tanto al inicio del desfile en la plaza de la Inmaculada como a lo largo del recorrido fueron cientos de personas las que siguieron con atención, sin perder detalle, la procesión en la desfiló un importante número de cofrades, con una destacada presencia de niños, alguno de meses acurrucado en los brazos. Tras la Borriquilla, un grupo de menores, de las distintas cofradías, hace de improvisado y acertado acompañamiento al paso, uno de los más queridos y entrañables para los palentinos.
Esta procesión del Domingo de Ramos es dentro del ciclo, que cabe recordar ostenta el marchamo de fiesta de interés turístico internacional, de las más multitudinarias. Conmemora la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén antes de su pasión y muerte.
Previamente a la procesión, tuvo lugar a las puertas de la capilla del Santo Sepulcro la bendición de los ramos de palma y romero. Inmediatamente después partió como desfile litúrgico para llegar hasta la catedral, donde los cofrades y el pueblo asistieron a la eucaristía, presidida por el obispo. Una vez finalizada, a las puertas de la seo los cofrades esperaban en formación la salida de La Borriquilla. Una vez a la vista de los asistentes, que batían palmas, la Banda Municipal de Música interpretó la marcha Gloria al Hijo de David. Encabezó la procesión la banda de cornetas y tambores del Cristo de la Misericordia, y detrás fueron La Sentencia, Virgen de la Piedad, Cristo de Medinaceli, Nazarenos y su banda, Nuestro Padre Jesús Crucificado, Soledad, Vera Cruz y su banda, y Santo Sepulcro con el paso, una obra esculpida por Víctor de los Ríos en 1956 y que está compuesta por Jesús montado en la borriquilla bendiciendo al pueblo con aspecto triunfal. Su rostro es muy bello y refleja grandiosidad, característica típica en Víctor de los Ríos. Jesús va seguido por una samaritana con un niño de la mano, en conjunto forman un paso muy apreciado por los palentinos y especialmente por los de menor edad.
Cerraban la procesión los representantes de las distintas cofradías las autoridades, entre ellas la alcaldesa, Miriam Andrés; el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo; delegado de la Junta, José Antonio Rubio; el subdelegado del Gobierno, Ángel Miguel; y la diputada Milagros Marcos, entre otros.
La mejor decisión. Concluida la misa que estuvo presidida por el obispo de la diócesis, Mikel Garciandía, fue el hermano mayor de cofradía del Santo Sepulcro, Ángel Pérez Gutiérrez, quien explicó que, dada la inestabilidad meteorológica, «auque en teoría nos dan lluvia hasta las 14 horas, hemos decidido acortar la procesión, con el mismo recorrido hasta los Cuatro Cantones para después encaminarse hacia la capilla por la calle Mayor, Ignacio Martínez de Azcoitia y Lope de Vega».
En cuanto a qué sentía, habló por un lado, de que era «bastante responsabilidad», por todos los hermanos que vienen a la procesión «más multitudinaria» de la Semana Santa de Palencia, y a la que «asisten muchos niños»; y, por otro, los «nervios» ante la duda de si iba a aguantar sin llover. «Creo que hemos tomado la mejor decisión y espero que hasta que cerremos la procesión respete la lluvia», señaló. Finalmente así fue, y el trayecto discurrió con total normalidad, sin agua que desluciera el desfile procesional.
Acompañar al hijo de Dios hasta el final. Durante su homilía, el obispo indicó que «no estamos abandonados a nuestra suerte». «Los dramas personales y sociales de nuestra época parecen indicar un invierno interminable. Pero el deshielo ya ha comenzado, y el agua baja de las cumbres nevadas entre praderas cuajadas de flores. Jesús baja de Galilea Judea. Ya ha pasado Jericó, y tras descansar en casa de Lázaro con Marta y María, ha llegado al Monte de los Olivos. Ya le han aparejado la borriquilla», dijo.
«Unámonos a la Piedad, a Nuestra Señora del Dolor y de la Amargura, a la Dolorosa, a la Soledad que anhela que todos sus hijos sigamos al Hijo de Dios hasta el final», señaló Garciandía, quien recordó que es además la Semana Santa de un año jubilar, en el que «se nos asegura que la esperanza no defrauda». Y pidió que «lo que nuestro cuerpo haga, vaya siempre acompañado del corazón y del espíritu».