El año 2024 arrancó con tractoradas convocadas por organizaciones agrarias y plataformas independientes que llevaron las quejas del campo a la primera línea mediática, política y social. Estas protestas, con mayor o menor intensidad y con diferentes reivindicaciones, se han seguido registrando durante todo el año, hasta culminar con la que congregó a mediados de diciembre a unas 5.000 personas frente al Ministerio de Agricultura para denunciar los perjuicios del acuerdo de la UE con Mercosur.
Una cuestión que, sumada a la defensa de una Política Agraria Común (PAC) más flexible y con menos burocracia, impulsó a principios de año a los agricultores españoles y del resto de la UE a protagonizar unas manifestaciones y tractoradas como no se recordaban desde hace tiempo. El movimiento comenzó en Alemania y rápidamente se contagió a otros países como Francia, donde las acciones son conocidas por su especial virulencia.
A España tardó algo más en llegar, pero a principios de febrero los movimientos independientes se coordinaron vía whatsapp y por redes sociales en lo que se tradujo en el germen de la plataforma 6F. Los cortes y tractoradas que organizaron afectaron tanto a vías principales como secundarias y a puntos logísticos de todo el país día tras día, y se saldaron con varias decenas de detenidos y miles de identificados. Pero sus peticiones y quejas fueron calando -y escalando- en el debate social y político, hasta protagonizar la agenda de los medios de comunicación durante muchas semanas seguidas.
El año que la ciudad miró al campoPor su parte, ASAJA, COAG y UPA decidieron algunos días después crear su propio calendario de tractoradas en «unidad de acción» por todo el país, en las que además defendieron su trabajo e interlocución de años en favor del sector en España y Bruselas. Una tercera vía fue la protagonizada por la organización agraria Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, que tuvo su propia agenda y organizó el 21 de febrero, en Madrid, de una manifestación a la que acudieron 500 tractores y varios miles de productores. Cinco días después, ASAJA, COAG y UPA escenificaban el descontento del campo en una manifestación que recorrió el corazón de la capital.
En ambas convocatorias las peticiones eran bastantes similares: flexibilización de la PAC, negociación de las cláusulas espejo en los intercambios comerciales, paralización de acuerdos como el de Mercosur y cambios en el funcionamiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, entre otros. Y el clamor del campo en la calle no tardó en llegar a los despachos, tanto en España como en las instituciones comunitarias.
El 15 de febrero (nueve días después de comenzar las protestas en España), el ministro de Agricultura, Luis Planas, presentó un bloque de 18 medidas que fueron vistas por el sector como un avance, pero insuficiente. Posteriormente, el 25 de marzo, Planas presentar un paquete ampliado de 43 medidas para dar respuestas a las reivindicaciones del campo que fue rubricado por UPA y Unión de Uniones, pero rechazado por ASAJA y COAG, que siguen sin suscribirlo a día de hoy.
Esa decisión supuso, de facto, una ruptura de la llamada unidad de acción de ASAJA, COAG y UPA, mientras la foto de Unión de Uniones firmando con el ministro significó para una parte del sector la escenificación de posibles cambios futuros en la representatividad agraria. De hecho, tras esa firma, Planas aseguró que modificaría «el marco» que determina la representatividad de las organizaciones agrarias y su interlocución con el Gobierno, aunque poco o nada se ha hecho en ese sentido.
En Europa.
A escala europea, Bruselas dio sus primeros pasos a finales de enero cuando la Comisión propuso, debido a las protestas, derogar en 2024 la obligación de mantener tierra cultivable en barbecho. Sin embargo, hubo que esperar hasta finales de marzo para que los países de la UE dieran luz verde a una reforma de la PAC que suavizaba las exigencias medioambientales, que fue aprobada definitivamente por la Comisión a mediados de mayo. Un paquete legislativo que aún es insuficiente a ojos de una mayoría de productores, para los que hay muchas cuestiones por resolver.
Las protestas fueron menguando con el avance de la primavera, pero se abre un nuevo período incierto tras la finalización de las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la UE que ha suscitado recelos entre los agricultores y ganaderos. De hecho, las OPA españolas han anunciado que se movilizarán durante 2025 por esta y otras cuestiones.
Organizaciones agrarias.
Para UPA, 2024 pasará a la historia como un año convulso en el que los agricultores y ganaderos realizaron unas de las movilizaciones más destacadas de las últimas décadas. La organización sostiene que el sector agrario en su conjunto se ha beneficiado de los resultados del acuerdo de 43 medidas de apoyo al campo firmado por esta organización y Unión de Uniones con el Ministerio de Agricultura en el mes de abril. Un acuerdo que califican de histórico, tanto por la importancia de las medidas obtenidas, como por la gran cantidad de ámbitos que abarca dicho acuerdo, explican. «En UPA tenemos claro que la estrategia adecuada para resolver los problemas de los agricultores y ganaderos es reivindicar, movilizarse, negociar y alcanzar acuerdos. Es lo que hemos hecho en nuestros cuarenta años de vida y es lo que seguiremos haciendo en el futuro».
Desde COAG destacan que en 2024 el proceso de «uberización» del campo español se ha acelerado con el aterrizaje de fondos de inversión especulativos. «La agricultura tiene un gran futuro en España. Lo que está en peligro es el modelo social y profesional de pequeños y medianos agricultores y ganaderos. La concentración de la producción y la creación de oligopolios estimulan la entrada de fondos de inversión. Un joven que se quiera incorporar no puede competir con estos grandes capitales a la hora de acceder a tierra y agua para dimensionar su explotación», ha afirmado Miguel Padilla, secretario general de COAG.
En cuanto a las cosechas, la organización destaca que la producción vegetal en 2024, respecto a 2023, ascendió un 8,9% en valor debido a la subida en el volumen producido (+18,8%), contrarrestada en parte por la caída de las cotizaciones (-8,3%). En cualquier caso, en COAG dejan claro que el comportamiento ha sido desigual según las producciones. Mientras todos los sectores han visto como el volumen producido aumentaba -cereales (76,9%), cultivos forrajeros (44,0%), plantas industriales (39,6%), aceite de oliva (22,6%), vino y mosto (14,3%), frutas (13,9%), hortalizas (4,9%) y patata (0,6%)-, en precios solo tuvieron incrementos patata y aceite de oliva. En olivar, los precios en origen del aceite de oliva se han desplomado en las últimas semanas del año por debajo de los cuatro euros por kilo, cuestión que no recoge la primera estimación de Renta Agraria publicada, subrayan.
En la producción ganadera se reduce en valor un 1,3% debido a la bajada de los precios en un 2,2%, mientras que el volumen producido ha crecido un 0,9% respecto a 2023. Los principales incrementos productivos se han dado en aves (+4,9%) y bovino (+4,2%), con descensos en las producciones de ovino y caprino (-9,4%). Por otra parte, se ha dado un aumento en los precios de productos como el bovino (+10,6%) y el ovino y caprino (+10,2%) y descensos en leche (-7,9%).
La organización, en su balance, también destaca que, tras la oleada de protestas y manifestaciones que tuvieron lugar desde finales de 2023, y que culminaron con la gran tractorada por el centro de Madrid en febrero, el Ministerio de Agricultura puso sobre la mesa un documento con 43 buenas intenciones que no contó con el refrendo de las organizaciones agrarias mayoritarias (COAG y ASAJA) y que se ha demostrado claramente insuficiente para dar respuesta a las principales demandas del sector.
Por su parte, desde Unión de Uniones califican 2024 como un punto de inflexión para avanzar hacia una política agraria que esté más cerca de los agricultores y ganaderos y menos de los despachos. «Este 2024 Unión de Uniones ha echado el resto en las movilizaciones y en las mesas de negociación para que Planas se arremangue y se ponga a trabajar con su equipo a solucionar los problemas que están en su mano y que ya son enormes a fuerza de no haber hecho nada los años anteriores», comenta Luis Cortés, coordinador estatal de la organización. «Este 2024 a Planas le ha colmado el vaso, ahora hay que empezar a llenar otro otra vez», añade. En este sentido, la organización insiste en no ceder ante el acuerdo UE- Mercosur si no contempla las cláusulas espejo.
Desde el punto de la ganadería, Unión de uniones denuncia que ha sido un año devastador en cuanto a sanidad animal. La lengua azul o la EHE han acabado con miles de cabezas de ovino y de vacuno respectivamente, especialmente en determinadas zonas como Extremadura, por ejemplo. Estas enfermedades han dejado a los ganaderos en situación de indefensión con unas indemnizaciones que poco tienen que ver con la realidad y el impacto real de lo que les acontece, sostienen.
A esto además se le unen los daños provocados por un lobo que en España está más protegido que en ningún sitio sin ninguna razón más allá de ideología ambientalista mal entendida del equipo de Teresa Ribera. «Decimos que la ideología ambientalista está mal entendida porque creemos que se está criminalizando a los agricultores y a los ganaderos en lugar de escuchar lo que tenemos que decir», afirma Cortés, que considera que «achacar, por ejemplo, lo que ha pasado en la dana solo al cambio climático es ignorar la realidad, porque allí donde se habían hecho los trabajos preventivos y las infraestructuras adecuadas el impacto ha sido mucho menos traumático».