Tras la crisis territorial de Cataluña, la izquierda encontró solución para España en una España federal. Al ver que se producían desigualdades económicas sin solución y señalando al nacionalismo origen de la guerra mundial por el teórico político de izquierdas Eric Hobsbawm, se propone una España confederal, en palabras de quien acierta, Luis María Ansón.
Una España federal se organiza coincidiendo con la Comunidad Autónoma y forma parte de la estructura de la Federación, pero con ámbito de actuación propio. Al verse las desigualdades sociales del procedimiento se añade un bolsín, o fondo económico de ayuda y solidaridad.
Ahora a Cataluña el sanchismo la otorga una organización de estado confederado, con ámbito de decisión propio bajo una dirección común española y un bolsín, o fondo económico de ayuda y solidaridad.
Sánchez da a Aragonés, president de la Generalitat actual, antes de las elecciones su «Proyecto fiscal singular». Es decir, Cataluña hará lo que le venga en gana con embajadas, etc… que pagará con su proyecto singular, pero será tenida en cuenta por España como parte del estado, infraestructura... Y si el bolsín tiene fondos entregará propina. El hijo que tienes que mantener en la calle y cuidar en el sofá. Cataluña exige un modelo fiscal singular similar al CUPO vasco. No querría un modelo de financiación basada en la superficie, ganaría Castilla, que tiene mayor superficie. Lo que es inaceptable por las demás comunidades.
La convivencia de países ricos con pobres, de dos velocidades, es anticonstitucional. La Constitución obliga a la igualdad. Y el alma y estatutos del PSOE también.
Eso llevó a la Guerra de las comunidades. En una Castilla inestable tras la llegada de Carlos I en 1518, se exigieron nuevas cargas fiscales que provocaron el conflicto entre quienes debían hacer frente a la subida de los impuestos y a los que se les alejaba de los cargos de la Corte. Se asesinó a Rodrigo de Tordesillas, procurador que aceptó las nuevas cargas fiscales. Y todo acabó con el aplastamiento del revuelo por las tropas imperiales en Villalar.
¿Vale? Pues, vuelta la burra al trigo.