El Centro Industrial y Agrícola de Villarramiel (Casino) nombrará socia honorífica a la pintora villarramielense Blanca Prieto Pérez el 15 de agosto, a las 12 horas.
Los días 14 y 15 se podrá ver una exposición de su obra del románico palentino en una de las salas del Casino, así como las pinturas que realizó en 1961 para la reinauguración del mismo, después de haber sido destrozado en un incendio ese mismo año.
Prieto Pérez (Villarramiel, 1934), desde muy pequeña, se interesaba mucho por lo artístico. Su madre fue un gran apoyo para ella e intentó, en todo momento, que tuviese la posibilidad de acceder a este tipo de actividades que en aquellos años eran muy poco frecuentes entre los vecinos rurales.
En 1953, Prieto se traslada a Madrid durante un año para recibir clases de dibujo y pintura en un estudio situado en la calle San Bernaro con objeto de preparar su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Además, por esas fechas presenta su primera exposición en Palencia, una oportunidad para iniciar su andadura profesional y darse a conocer entre el público local.
Cuando regresa a Villarramiel, continúa con su formación artística con la prácticas de la pintura en un estudio que tiene a su disposición, junto a la lectura de libros de arte y revistas especializadas como la Revista de Arte Goya. En 1962 vuelve a viajar a Madrid, donde conoce a los pintores Vázquez Díaz y Caneja y acude a la Academia Peña, donde continúa con su formación en las disciplinas del dibujo y la pintura.
Durante esta estancia, aprovecha para realizar visitas a los museos y galerías más importantes, lo que le supone tener la oportunidad de mostrar sus trabajos al público madrileño en una de las salas más prestigiosas de la ciudad en su momento.
La artista decidió buscar nuevos horizontes pictóricos, por lo que en 1963 se trasladó a Hispanoamérica, donde permaneció hasta 1965. En Sao Paulo conoció a un grupo de catalanes que trabajaban en temas publicitarios, lo que le permitió descrubrir nuevas facetas desde un punto de vista artístico. En cambio, en Río de Janeiro, la embajada española le organizó y promocionó una exposición con motivo del día de la hispanidad. En ambas ciudades, su obra fue reconocida con diversas distinciones. Del mismo modo, tuvo la ocasión para presentar sus proyectos artísticos entre los lugareños al exponer en una de las principales galerías del país. Por otro lado, durante su estancia en Argentina, realizó alguna exposición en una de las galerías más importantes de Buenos Aires con éxito de crítica y público.
En 1966 decide ingresar como alumna libre a la Escuela de Cerámica de Rosales (Madrid). Esta decisión la después de pasar un tiempo en casa de sus padres en su pueblo natal y darse cuenta de que la vida en el pueblo no se ajusta a sus inquietudes artísticas.
Durante esos meses que permanece en la capital, presenta sus trabajos en galerías madrileñas, a la vez que en una sala vallisoletana.
Finalmente, en 1967 se traslada a Aranjuez, donde reside desde entonces, con el fin de seguir desarrollando su trabajo artístico que compagina con la creación en 1974 de un taller donde imparte clases de pintura y cerámica, al mismo tiempo que funda la asociación CRAC (Colectivo Ribeño de Acción Cultural), encargada en potenciar la escasa actividad cultural de la zona. Tras la desaparición del taller en 1979, el Ayuntamiento de Aranjuez le propone impartir clases de pintrua en los talleres de arte y artesanía creados en 1980. Se mantiene al frente de los mismos hasta 1993.
A partir de entonces y hasta la actualidad, desempeña una dedicación al trabajo pictórico con el interés por seguir experimentando nuevas vías y mostrar sus trabajos en diversas galerías prestigiosas de la ciudad en su momento.
La artista decidió buscar nuevos horizontes pictóricos, por lo que n 1963 se trasladó a Hispanoamérica, donde permaneció hasta 1965. En Sao Paulo conoció a un grupo de catalanes que trabajaban en temas publicitarios, lo que le permitió descrubrir nuevas facetas desde un punto de vista artístico. En cambio, en Río de Janeiro, la embajada española le organizó y promocionó una exposición con motivo del día de la hispanidad. En ambas ciudades, su obra fue reconocida con diversas distinciones.
Por otro lado, durante su estancia en Argentina, realizó alguna exposición en una de las galerías más importantes de Buenos Aires con éxito de crítica y público.
En 1966 decide ingresar como alumna libre a la Escuela de Cerámica de Rosales (Madrid). En esos meses, presenta sus trabajos en galerías madrileñas, a la vez que en una sala vallisoletana.
Finalmente, en 1967 se traslada a Aranjuez, donde reside desde entonces, con el fin de seguir desarrollando su trabajo artístico que compagina con la creación en 1974 de un taller donde imparte clases de pintura y cerámica, al mismo tiempo que funda la asociación CRAC (Colectivo Ribeño de Acción Cultural), encargada en potenciar la escasa actividad cultural de la zona.
En la actualidad desempeña una completa dedicación al trabajo pictórico con el interés por seguir experimentando nuevas vías y mostrar sus trabajos en diversas galerías.