El primer telégrafo que existió fue el óptico y, en su 150 aniversario, dado que en Tariego de Cerrato existe una torre, ayer se vivió una jornada muy especial, y es que la Asociación de Amigos del Telégrafos homenajeó al Ayuntamiento como muestra de reconocimiento por la conservación e interés en la rehabilitación de la torre, emblema de la localidad. El Ayuntamiento acogió la entrega de la insignia de Telégrafos y diploma a la alcaldesa, María Isabel Soler, y la conferencia que pronunciaron Carlos Sánchez Ruiz y Jesús López Requena sobre las torres ópticas en Castilla y León (línea Madrid-Irún, de la que formaban parte 532 torres, entre ellas la de Tariego). Después se inauguró en el Centro Tarecus la exposición Imagen Gráfica de la Telegrafía del siglo XX, que puede visitarse hasta el 2 de octubre.
La telegrafía eléctrica fue la punta de lanza del progreso. Las noticias podían dar la vuelta al mundo en cuestión de minutos. Sin embargo, Tariego de Cerrato es testigo de que antes hubo otro telégrafo. Éste duró diez años y llegó a unir Madrid con la frontera francesa en Irún y con varias capitales de provincia, aunque las noticias tardaban horas en llegar.
La transmisión de señales tradicional, complementada por el descubrimiento del anteojo, dio origen en 1794 a uno de los sistemas que cubrieron las necesidades de comunicación durante buena parte del siglo XIX: la telegrafía óptica. La adopción por España de este medio de comunicación fue más tardía. Utilizando un sistema propio ideado por Agustín de Betancourt y el relojero suizo Breguet, las primeras líneas de telegrafía óptica se instalan en la década de 1830. En la segunda mitad del siglo XVIII y gracias a la electricidad estática suministrada por las botellas de Leyden comenzaron a aparecer diversos prototipos de sistemas electrotelegráficos. Así, las ventajas de la electricidad aplicada al telégrafo desbancaron pronto a la telegrafía óptica.
Las torres ópticas fueron construidas por la Dirección General de Caminos y cubrían tres trayectos: Madrid-Irún, Madrid-Cádiz, y Madrid-Barcelona-La Junquera.
César Aguado comenta que se impuso la telegrafía eléctrica porque era más segura y más rápida. Las torres de la óptica eran de siete metros de lado, tres pisos, 12 metros de altura. La parte baja era un fortín; en el primer piso, al que se subía por una escalera levadiza, vivían los telegrafistas; en la segunda la segunda planta estaba la maquinaria de telegrafía y arriba, en el tejado, los aparatos para transmitir las señales. La torre de Tariego estaba unida a una en Valladolid, en Cubilla de Santa Marta, y a otra en Villamediana, en el monte El telégrafo, que ya no existe. Las señales, explica Aguado, se hacían con una especia de balizas y, según posición y grados de inclinación, decían una cosa u otra.
«Podría visitarse, organizar demostraciones y cursos»
El delegado en Palencia de la Asociación de Amigos del Telégrafo de España, César Aguado de la Rosa, explica que la de Tariego de Cerrato es una las tres torres que quedan «en condiciones» en Castilla y León de la línea Madrid-Irún, formada en su día por 52. Señala asimismo que el colectivo promueve las rehabilitación y persigue que las torres puedan se consideradas patrimonio histórico. En España, comenta, son muy pocas las que están restauradas, dos en Madrid y una en Ciudad Real.
La restauración de la torre de Tariego permitiría, a su juicio, como ya ocurre en Madrid, que fuera visitada, organizar cursos y demostraciones sobre telegrafía óptica. «Con una buena adecuación, subraya, se podría montar un mirador, porque hay unas vistas preciosas».
El acto celebrado ayer en Tariego de Cerrato forma parte del programa de la visita a a Palencia, desde el 21 hasta mañana, de la Asociación de Amigos del Telégrafo de España, en cuyo marco se han desplazado hasta estas tierras unas noventa personas.