En 1924, cuando vinieron al mundo Genoveva Pérez, de Villalba de Guardo, y Catalina Toledo, de Cisneros, quizá no había ninguna persona centenaria en Palencia. Cuatro años antes se había publicado el último censo oficial y no aparecía nadie con esa edad. En las casillas provinciales de cien y más de cien años figuran sendas rayas.
Un siglo después, esas líneas, sinónimas de cero, pasaron a la historia. La mejora de las condiciones de vida y los avances en la atención sanitaria y en la medicina, entre otros factores, provocan que cada vez sea más habitual que en tierras palentinas se celebren cumpleaños con tres cifras. El 2 de agosto fue el turno de Pérez, que actualmente vive en la residenciaElValle de Saldaña, y en septiembre, el de Toledo, que en estos momentos habita con una hija. Ambas cumplieron 100 años. Pero no fueron las únicas personas de la provincia que pudieron conmemorar junto a sus seres queridos aniversarios tan altos, como demuestra el Instituto Nacional de Estadística (INE) en sus estadísticas continuas de población, que en los últimos ejercicios se actualizan de forma trimestral.
A 1 de octubre de 2024, el dato (aún provisional) más reciente que ofrece el INE, residen 171 centenarios en la provincia. 156 (más de nueve de cada diez) son mujeres y 15, hombres. Si todos ellos integraran un único municipio, este tendría el mismo número de censados que Fresno del Río, el septuagésimo sexto ayuntamiento más poblado de la provincia, según la cifra oficial en vigor de población. Además, equivalen, prácticamente, al doble de los padrones de Calahorra de Boedo y Valle de Cerrato, que cuentan cada uno con 83 vecinos.
El incremento del grupo etario de cien y más años en el último siglo tiene dos etapas claramente diferenciadas. Durante la segunda parte del siglo XX, el aumento se desarrolló de manera lenta. En 1990 se tiene constancia de 25 centenarios en Palencia y de un hecho que está científicamente comprobado: las mujeres son más longevas que los hombres.De hecho, de las primeras había veinte y de los segundos, cinco.
Y en la vigésima primera centuria los datos siguieron acelerando y parece que sin freno. En julio de 2009 había 57 centenarios, un tercio de los que hay quince años después. En enero de 2022 se sobrepasó, con 101, el centenar; al año siguiente, la cifra se elevó hasta 122 y en Año Nuevo de 2024 eran 159.
MUCHOS CAMBIOS «A MEJOR». En primera persona, Toledo, quinta de siete hermanos, comenta que a lo largo de estos cien años los avances han facilitado mucho los quehaceres habituales, dejando en el recuerdo muchos hábitos del día a día. «Hemos ido a mejor. Antes teníamos que ir a lavar a un arroyo, que en invierno tenía hielo y lo teníamos que partir. El agua lo teníamos que coger en cántaros de una fuente», explica la cisneriense, que tiene dos hijos, cinco nietos y seis biznietos y en el pasado trabajó en el campo.
También se empleó en labores agrícolas Pérez y lo compaginó con atender a su familia y el cuidado de la vivienda. En este caso, deja entrever igualmente un pasado más difícil que el presente. «Hubo algunas épocas duras, en las que nos tocó comer lo que había», detalla. En agosto celebró su 100º cumpleaños con sus tres nietos y cuatro biznietos.