Las declaraciones de la ministra en funciones de Derechos Sociales, Ione Belarra, criticando con dureza a Israel por su ofensiva en la Franja de Gaza e instando al PSOE -su socio de Gobierno- a presentar una petición a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional para que se investiguen «los crímenes de guerra cometidos por Benjamín Netanyahu», al que tildó de «genocida», han provocado una crisis diplomática con Israel, que el lunes exigió a través de un comunicado remitido por la Embajada hebrea en Madrid a Pedro Sánchez que condenase públicamente el respaldo de su Ejecutivo a Hamás. Lejos de calmar las aguas, desde el Gobierno respondieron que no aceptaban «insinuaciones infundadas» sobre algunos de sus miembros, tildando de «falsas» las acusaciones. La oposición en bloque y algunos de los potenciales socios del Ejecutivo -como es el caso del PNV salieron en bloque a criticar al Gabinete de coalición, que ha abierto este nuevo frente coincidiendo, además, con la Presidencia española de la UE.
El múltiple ataque indiscriminado perpetrado por Hamás contra civiles el pasado 7 de octubre en el que murieron cientos de personas y fueran secuestradas casi 200, denominado por el grupo terrorista como Tormenta de al-Aqsa, provocó una contundente respuesta de Israel que declaró el estado de guerra y comenzó una ofensiva sin precedentes, con el bombardeo indiscriminado en la Franja de Gaza, empujando a la población palestina a huir hacia al sur ante la inminente incursión terrestre en la zona de las tropas hebreas. El resultado es la muerte de millares de ciudadanos de uno y otro bando y una crisis humanitaria que, cada día que pasa, se hace más grande, con multitud de personas agolpadas en el paso fronterizo de Rafa, y con cortes de agua y electricidad que impiden atender a los civiles heridos en los hospitales.
La situación es de tal gravedad que la incontinencia verbal, amparada bajo la «libertad de expresión», de algunos miembros del Gobierno español no ayuda a tratar de poner las bases para conseguir una salida a este sempiterno conflicto. Quizá por ello, Sánchez, que reconoció el derecho de Israel a defenderse pero le exigió la «protección de los civiles en Gaza» mientras elevó la ayuda a Palestina, dio anoche un primer paso para buscar la paz y ofreció el foro de la Unión por el Mediterráneo que se celebrará en Barcelona el 27 de noviembre como una buena oportunidad para acercar a israelíes y palestinos y reforzar el necesario diálogo entre Europa y el mundo árabe.