Carrión de los Condes, un pequeño babel

Rubén Abad
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El Centro de Desarrollo Rural lanza una campaña para concienciar acerca de la importancia de las personas que migran y se instalan en el medio rural. Contribuyen a fijar población, mantener colegios abiertos y a conservar servicios básicos

Carrión de los Condes, un pequeño babel

Catalina llegó a Carrión de los Condes en el año 2008. Procedente de Rumanía, asumió el traspaso del bar en el que llevaba trabajando siete años y desde entonces lo ha mantenido ofreciendo un servicio de restauración en pleno Camino de Santiago. Junto a Cata, como comúnmente es conocida en el municipio terracampino, trabajan otras tres mujeres, todas ellasmigrantes y cada una de una nacionalidad diferente. Tras la barra, Betty, también de Rumanía, atiende con una sonrisa a los visitantes y tras las puertas de la cocina, Yeni y Linda, originarias de Perú y Cabo Verde, preparan los platos que hacen disfrutar a los comensales. 

«Este pequeño Babel, sostenido por mujeres migrantes, es solo un ejemplo de los tantos negocios que, a día de hoy, se mantienen gracias a las personas extranjeras que han llegado al medio rural en los últimos años», explican desde el Centro de Desarrollo Rural (CDR) Carrión de los Condes, que ha lanzado la campaña Las personas migrantes: un aporte esencial para nuestros pueblos (disponible en www.cdrcarriondeloscondes.org y en Youtube), enmarcada en el programa estatal contra la lucha del racismo que promueve Coceder con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.

Carrión, donde Cata decidió quedarse, cuenta con cerca de 250 personas de otras nacionalidades. La ciudad jacobea es solo un ejemplo más de los cientos de pueblos que, a lo largo y ancho de la comarca de Tierra de Campos, se están rehabitando por personas llegadas desde otras latitudes. 

Carrión de los Condes, un pequeño babelCarrión de los Condes, un pequeño babel

En este punto, el CDRsostiene que este territorio y «sus carencias» también son el resultado de un proceso migratorio desde los años 60. «Esto demuestra» que todos podemos migrar en cualquier momento de nuestras vidas. Nuestra respuesta ante la llegada de personas de otros países no solo debe ser de acogida porque les necesitamos, sino porque quienes llegan a nuestra tierra son iguales que quienes se marchan: seres humanos», apuntan desde la plataforma.

SECTOR HOSTELERO

La entidad pone en acento en el sector hostelero, uno de los que emplea mayor mano de obra migrante para poder seguir abriendo sus puertas en los pequeños municipios, pero no es el único. El sector primario, clave en la economía de la comarca, también necesita de personas que migran para poder sostenerse. Del mismo modo, y ante el progresivo envejecimiento que se da en las áreas rurales, el sector de los cuidados, altamente feminizado, se nutre de mujeres migrantes que cubren las carencias de una sociedad formada por personas mayores que necesitan de apoyos y compañía.

El empleo es uno de los motivos que ha provocado que cientos de pequeños municipios hayan vivido la llegada de familias procedentes de diferentes países. Son personas que, a menudo, han venido a desempeñar aquellos trabajos que «no quiere nadie». «Tras el fenómeno migratorio que ha dejado sin jóvenes los pueblos, el futuro pasa por recibir a quienes apuestan por asentarse en una tierra que necesita de un recurso fundamental para seguir existiendo: la gente», sostiene el CDR.

MANTENER SERVICIOS

Tal y como señala Naciones Unidas, el Día Internacional del Migrante, que se conmemoró ayer, es una fecha señalada para recordar la contribución que estas realizan en los lugares en los que se asientan, especialmente en el medio rural. «Las personas que llegan a los municipios, no solo son un eje fundamental para el sostenimiento de las actividades económicas, sino también para el mantenimiento de muchos servicios que corren el riesgo de desaparecer debido a la falta de población», subraya la organización. Esto se traduce en colegios que no cierran, centros de salud que se mantienen, transporte que no reduce sus rutas y viviendas que abren de nuevo sus puertas. 

Para el CDR, la llegada de nuevas personas de diferentes nacionalidades es, «además, un motor de cambio para una tierra que necesita de esperanza y planes de futuro», si bien en muchas ocasiones «no son bien recibidos», denuncia el colectivo carrionés.