Una llamada del Ministerio de Defensa solicitando un médico más dentro del contingente 41 para acudir a Líbano de misión cambió la vida de Fernando Martínez. Este palentino, teniente médico del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey número 1, acudió el pasado agosto al sureste del país libanés para ejercer como jefe de la célula de estabilización número 1 dentro de la Brigada de Aragón, en el marco de la operación internacional de las Naciones Unidas para garantizar la paz entre Líbano e Israel.
«Nuestra misión es proteger la resolución 1.701 que se estableció para asegurar una situación de paz. En ningún momento nosotros llevamos a cabo acciones beligerantes», apunta el militar en declaraciones a Diario Palentino, a la vez que resalta que su objetivo es el de «asegurar unas relaciones sanas entre ambos países para garantizar el desarrollo socioeconómico de la región».
Esta operación comenzó en 2006 y es de carácter internacional. En ella intervienen militares de varios países que hacen las funciones de cascos azules, es decir, de efectivos encargados de garantizar la paz en áreas de conflicto.
La misión en Líbano ha sido la primera del palentino, quien la califica como una experiencia «extraordinaria». «La primera misión impacta mucho porque ves la realidad de lo que has aprendido, sobre todo, en una situación como la vivida con mis compañeros, en la que todo se encrudeció», relata.
A pesar del contexto geopolítico, Martínez destaca la formación adquirida durante los 92 días que permaneció en el lugar. «La medicina que uno aprende allí es muy diferente a la de un centro convencional. Los medios son muy limitados, ya que la logística se reduce, y el perfil de los pacientes no es el mismo», detalla. Aprendizajes todos ellos que se suman al «constante espíritu de compañerismo y adrenalina» durante toda la estancia.
DÍA A DÍA. El día a día de Fernando Martínez estuvo marcado por cuatro funciones principales: una parte asistencial con los compañeros que podían sufrir un accidente; una función de asesoramiento a los altos mandos de la misión para la toma de decisiones en materia sanitaria; reconocimientos médicos; y una función docente para perfeccionar las capacidades de cada uno.
Dentro de la base había tres unidades médicas, a saber, un equipo de consultas para la atención del día a día y dos células de estabilización que se encargaban de diferentes funciones. Cada una de estas células se turnaba en turnos de guardia de 24 horas. «Dispararon a un compañero y le atendió una de las células. Le trasladaron al hospital correspondiente y se le trató.La recuerdo como una acción muy meritoria», asevera.
«Nos levantábamos, desayunábamos, formábamos toda la unidad logística, acudíamos a nuestras respectivas dependencias y formábamos el turno de trabajo de mañana. Después llegaba la comida y, a continuación, preparábamos el otro turno. Tras finalizarlo, podíamos dedicar el tiempo a hacer deporte u otras actividades de ocio. Es importante que todos estén bien física y mentalmente», desgrana el teniente.
Esta situación se vio alterada con el aumento de las ofensivas. «Cuando empezaron los bombardeos llegamos a pasar días prácticamente completos dentro del búnker y con todas las medidas de seguridad», manifiesta.
A pesar de ello, Martínez reconoce a este periódico no haber pasado miedo durante su estancia en el país árabe. «La formación de todos estos años te va preparando para este tipo de situaciones, si bien tienes respeto cuando ves las noticias o escuchas lo que te cuenta la gente de allí», explica. Para el teniente médico, la capacidad mental juega un importante papel de cara a la adaptación en este tipo de misiones.
«Quien más sufre en estos casos no es tanto los que estamos allí como los que están en España», reflexiona. En este sentido, el palentino manifiesta haber mantenido un contacto constante con sus seres queridos aun teniendo medios «limitados». «Había momentos puntuales en los que las comunicaciones se perdían o se destinaban exclusivamente a trabajos militares», señala.
FUTURO. Fernando Martínez ingresó en las Fuerzas Armadas hace 14 años como teniente de Infantería Marina. Fue destinado al Tercio de Armada, enSanFernando (Cádiz), y posteriormente becado para estudiar Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares. Durante sus estudios formó parte de la Academia Central de Defensa, en Madrid, y al finalizar se incorporó al Regimiento en el que está actualmente.
En abril de 2026 empezará la especialidad médica complementaria, lo que le permitirá ejercer su profesión en los hospitales de la Defensa de Madrid (Gómez Ulla) o Zaragoza (Orad y Gajías). «Me gustaría ser anestesista o traumatólogo y, sobre todo, poder llevarlo a cabo en Palencia», asegura.
Así, su pretensión es formarse en su tierra natal y estar en contacto con la población local. «Es nuestra manera de estar constantemente a la última en cuanto a conocimiento y capacitación en caso de tener que acudir a operaciones militares cuando nos requieran», concluye Martínez.