El Laboratorio de Salud Pública (LSP) analizó el pasado año 2.551 muestras, el segundo mayor volumen de Castilla y León (tras Burgos), según señala el máximo responsable del Servicio Territorial de Sanidad, Luis Fernando Román, quien explica que esa actividad analítica, a cargo de un equipo formado por una docena de profesionales, «está directamente vinculada a la salud de la personas», y es que «se encarga de realizar los análisis relacionados con el control de los alimentos y el agua -para verificar el cumplimiento de la norma- y los derivados de estudios epidemiológicos de los brotes por sospecha de Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA) y de los casos humanos de legionelosis».
Esas 2.551 muestras analizadas en 2023 (con 4.224 determinaciones, y es que puede ser remitida al laboratorio para un único ensayo o varios), se distribuyeron en 749 relativas al Plan Nacional de Investigación de Residuos, PNIR (inbibidores del crecimiento bacteriano), 577 de orinas de drogodependientes (drogas de abuso), 573 de aguas de torres de refrigeración-condensadores evaporativos, 389 de superficies, 219 de alimentos, 42 de piscinas-zonas de baño, y dos de aguas de consumo humano. En este mismo capítulo estadístico, los datos facilitados también se refieren a la carga analítica por departamento: 1.233 (microbiología analítica), 749 (instrumental) y 579 (química analítica) y, respectivamente, 2.193, 749 y 1.282 determinaciones.
En cuanto a los resultados de los análisis realizados, de las 573 muestras de agua examinadas para determinar Legionella spp, en 136 (24%) se detectó la bacteria; en 28 de las 219 muestras de alimentos analizadas (12,8%) se descubrieron los parámetros microbiológicos siguientes: Salmonella spp en nueve, recuento de Enterobacteriaceae a 37ºC en dos, Listeria monocytogenes en once, E. coli ß-glucuronidasa positivo en seis.
De 209 muestras de superficies estudiadas para la detección de Listeria monocytogenes, cinco resultaron positivas (2,4%), y de las 150 para localizar Salmonella spp todas fueron negativas.
En cuanto a las 749 muestras correspondientes el PNIR analizadas para la detección de inhibidores del crecimiento bacteriano (cribado), 23 (3%) fueron positivas. Al ser una técnica de cribado, todas se enviaron a confirmar y resultaron negativas salvo una, esta con Tilmicosina por encima del LMR.
En este mismo apartado referido a resultados, el pasado año hubo una sospecha de ETA en una residencia de ancianos. Se analizaron doce alimentos y cuatro muestras de heces de los manipuladores y el resultado fue la presencia de Salmonella spp en uno estos, mientras que dicho microorganismo no se encontró en ninguno de los comestibles. Asimismo, los datos facilitados refieren 13 brotes/casos de legionelosis, con Legionella spp en nueve de ellos; se analizaron 48 muestras, detectándose en una veintena de ellas.
parámetro. Unos resultados analíticos que, en palabras de la jefa de la Sección Laboratorio de Salud Pública, Cristina Burón, ponen de manifiesto que «se detecta muy pocas veces el parámetro investigado, lo cual dice mucho tanto del control oficial como de la manipulación, de las medidas que se toman en los establecimientos y del cumplimiento de la legislación en todos los puntos de la cadena alimentaria». «El 24% de muestras en que se detectó Legionella no quiere decir que las cosas funcionen maal, sino que es una bacteria que está ahí y aprovecha la mínima oportunidad para multiplicarse. La legislación permite hasta un cierto número para empezar a tomar medidas, y en función de lo detectado así serán -incluso se llegan a paralizar instalaciones-», señala.