Después de varios años y sin celebrarse uno y teniendo en cuenta que Palencia fue la provincia que acogió el primer juicio con jurado popular, la Audiencia Provincial albergó hoy la primera de las tres sesiones programadas hasta el miércoles para que un jurado popular formado por seis mujeres y cinco hombres dictamine si Iván S.B., de 29 años en el momento de los hechos, es culpable de homicidio o asesinato en la persona de Óliver G.G., de 47 años en el momento de los hechos, que murió de dos machetazos (uno en el cuello y otro en el pecho) a las 19,30 del 15 de abril del año 2021 en el paseo de La Cascajera de Aguilar de Campoo.
El acusado reconoció a preguntas de la Fiscalía y de la defensa (se negó a responder al letrado de la acusación particular), los hechos, pero argumentó que en ese momento se encontraba bajo la influencia de las drogas y que temía por su vida porque la víctima, al parecer, "le amenazaba y extorsionaba".
«Yo siempre le tenía miedo a Óliver. Se dedicaba al tráfico de drogas y a la extorsión porque todo el que vendía droga en Aguilar tenía que pagarle una especie de impuesto o, en su caso, vender la suya. Óliver me extorsionaba por vender droga para pagar mi adicción", apuntó Iván S.B. De hecho, apuntó ante el jurado popular y ante la presidencia del tribunal que llegó a realizar un negocio con su gente, "y acabó mal, me apuñalaron y estuve en la UCI en Burgos con un neumotórax, por eso desde entonces llevaba siempre llevaba conmigo un machete".
"Le tenía miedo porque me amenazaba y extorsionaba" - Foto: Almudena ÁlvarezEn otro orden de cosas, apuntó que ese día, como el resto de las jornadas, se encontraba bajo los efectos de las sustancias estupefacientes, en concreto, que había consumido Trankimacín, marihuana y cocaína desde por la mañana, "aunque tengo muchas lagunas y no me acuerdo de las cosas con claridad".
El juicio dio comienzo con la lectura de las motivaciones de las partes comenzando por la Fiscalía, que ha solicitado, de inicio, una pena de 15 años de prisión por homicidio al entender que no hubo alevosía, misma calificación que la defensa del procesado, que rebaja la pena a cinco años de cárcel por las eximentes de arrebato, confesión y colaboración; además de legítima defensa y alteración psíquica. Por contra, la acusación particular ejercida por la familia de la víctima eleva la pena a 25 años de cárcel al entender que el caso se encuentra enclavado en un homicidio agravado o asesinato.
Reiteró en su declaración, que se prolongó por espacio de unos 45 minutos, que la víctima era quien supuestamente manejaba la venta de droga en Aguilar de Campoo y apuntó que todo se inició cuando acudió a un céntrico establecimiento público situado en la zona de La Cascajera para entregar 150 euros, que era "el pago de la extorsión", dándoselo a una camarera. "No ví a Óliver y solo cuando iba a abandonar el local él me llamó para que volviera gritándome: ¿Qué haces aquí? Se acercó y me dio dos bofetones a la vez que me decía que me defendiera". Fue entonces, y temiendo por su vida, cuando sacó el cuchillo que llevaba escondido en la cazadora consumando la agresión mortal. "Tuve como un shok y no me acuerdo cómo ocurrió, esa es la verdad", explicó. Posteriormente, declaró que se dirigió a un trastero propiedad de su padre, "donde iba siempre a drogarme" y posteriormente a casa de un amigo, donde vivía habitualmente, y fue allí donde la Guardia Civil le detuvo sin poner ninguna resistencia.
Declaró también que, nada más ocurrir los hechos, comenzó a recibir llamadas y mensajes de móvil lo que le llevaron a grabar un vídeo y unos audios en los que reconocía lo que había pasado, pero, "estando en shock y drogado". En su relato, y a preguntas de la defensa, señaló que comenzó a consumir sustancias estupefacientes a partir de los 7 años. De hecho, apuntó que en 2021 llegaba a consumir entre 10 y 15 gramos diarios de cocaína, aunque actualmente en la prisión de La Moraleja de Dueñas participa en un programa de desintoxicación. "Ya llevo limpio 10 meses", espetó.