En un fútbol cada vez más mercantilizado, donde todo tiende paulatinamente hacia lo artificial, hacia lo fugaz, hacia captar a nuevos aficionados con otros requerimientos, en la Selva Negra alemana hay una localidad anclada al pasado. En Friburgo se han alejado de lo que el balompié moderno propone para seguir su propio camino. Y mal no les ha ido.Con ChristianStreich en el banquillo, el cuadro germano está viviendo sus años más dorados, asentado en la Bundesliga y confiando en el técnico a pesar de un descenso de categoría incluido. No se entiende el Friburgo sin Streich ni Streich sin el Friburgo. Sin embargo, al final de la presente campaña, esa unión, 12 años después, terminará.
«Quiero comunicarnos con mucho dolor que a partir de este verano no seguiré como entrenador de Friburgo. Lo he pensado mucho y he hablado con mucha gente, pero creo que, tras 29 años, es el momento para dejar campo a nuevas energías, gente nueva y nuevas perspectivas», argumentó la semana pasada el técnico de Rhein.
Y es que sus palabras no son erróneas, por más que lo parezcan. Han sido 12 temporadas a cargo de los 'geier' como primer entrenador, pero su vinculación con este combinado llega de mucho más atrás. En la 87/88 militó en el equipo como jugador y cinco años después regresó a la entidad para tomar las riendas del combinado juvenil.
Streich fue 'quemando' etapas como preparador de forma natural, pasando por el conjunto sub'19, en el que estuvo 11 campañas y con el que conquistó un título de Liga y tres de Copa. El horizonte de la Bundesliga lo vislumbró como mano derecha tanto de Robin Dutt como de Marcos Sorg, pero en la 11/12, con la destitución de este último, llegó su momento.
El Friburgo marchaba por aquel entonces colista del campeonato, pero su espectacular segunda vuelta le sirvió para salvarse y para que el técnico alemán pasara de ser interino a fijo en el banquillo. Con el de Rhein a los mandos, la idiosincrasia del club cambió por completo con el paso de los años. A pesar de consumar un descenso de categoría en la temporada 14/15, subsanado con un ascenso al curso siguiente levantando el trofeo de la 2.Bundesliga, el reconocimiento de más valor que ha logrado Streich durante su etapa de 12 años ha sido asentar a un equipo otrora ascensor en la primera categoría del fútbol nacional.Además, por el camino hacia esa meta, la entidad disputó la final de la Copa de Alemania de 2022, la primera en sus 117 años de historia, que perdió contra el Leipzig.
Un claro ejemplo de la labor del entrenador teutón con el bloque de la Selva Negra se puede observar en las ventas de jugadores de los últimos años. Kevin Schade salió rumbo al Brentford por 25 millones, Çaglar Soyuncu lo hizo al Leicester por 21, NicoSchlotterbeck hacia el Borussia Dortmund por 20, Luca Waldschmidt al Benfica por 15 y Baptiste Santamaria al Stade Rennes por 14. Esos seis jugadores reportaron casi 100 'kilos' de beneficio a un club que, hasta la 11/12, la mayor venta que había realizado era la de Papiss Cissé al Newcastle por 12 millones.
Streich no solo deja como legado a un Friburgo claramente acostumbrado a competir con los más grandes en su país, sino también por el Viejo Continente, ya que sus buenas campañas le han permitido realizar varias 'incursiones' por la Liga Europa, torneo en el que el curso pasado quedó eliminado en octavos por la Juventus y en la presente campaña le sucedió lo mismo a manos del West Ham.
Algunos podrán decir que el preparador de Rhein no ha logrado ningún trofeo en 12 años con el cuadro alemán, pero la herencia que dejará es mucho más preciada que cualquier título de cualquier torneo.