Juguetes, lentes, pinturas, disolventes, plásticos, lacas, colas, piezas de automoción... En cualquier hogar de España -y prácticamente del continente- había entre 1960 y 2000 algún artículo cuyos componentes tenían su origen en Guardo. Concretamente, en la fábrica de Explosivos, «una de las mayores factorías electroquímicas de Europa».

El Ayuntamiento tiene muy presente este pasado industrial de una factoría que echó a andar en 1942 con la construcción de los primeros hornos de carburo y que se mantuvo activa hasta 2007. Sesenta y cinco años en los que empleó a 2.000 operarios con picos de 600 trabajadores directos y otros tantos satélites.

Dentro de este compromiso, ayer se celebró la primera de las seis visitas guiadas que ha programado la Concejalía de Turismo para este verano. Rutas al centro de interpretación guiadas por el divulgador local Alejandro Polanco, autor del libro Caliza y Carbón.

Guardo, referente químico en el sur de Europa con Explosivos

Los primeros participantes tuvieron la oportunidad de conocer los entresijos de este gran complejo fabril que ocupaba en su época de mayor esplendor una superficie de más de 500.000 metros cuadrados y en cuyos terrenos trabajan ahora una quincena de empresas en el polígono industrial Erkimia.

Polanco les guió a través de los paneles que cuelgan de las paredes del antiguo lavadero de la fábrica, una obra de ingeniería de la época. «Tenía agua caliente durante todo el año procedente del proceso de refrigeración de la planta, con temperaturas de entre 18 y 20 grados incluso en invierno. El único de estas características en toda la provincia», recordó durante la visita, que se repetirá los días 24 de julio y 3, 10, 17 y 24 de agosto a las doce del mediodía.

Un viaje retrospectivo por este gran complejo industrial que afloró un barrio entero en sus inmediaciones y que aún hoy, quince años después de que echara la persiana y se mudara a Tarragona -donde maquinaria de Guardo produce ahora plásticos de alto rendimiento para Defensa y filamentos para impresoras 3D-, sigue estando muy presente entre los guardenses.