Cuando se cumplen tres semanas de la trágica DANA que arrasó con la vida de 219 personas en Valencia, los ciudadanos tienen seguramente más preguntas que respuestas en torno a la actuación de su gobierno, en sus diversas instancias. La reciente comparecencia del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, no arrojó luz sobre las muchas zonas oscuras de la gestión, especialmente en las primeras horas de la catástrofe.
Sin abandonar la actitud vacilante que le ha caracterizado desde el inicio, el presidente valenciano inició ayer su anunciada remodelación de gobierno, que, por el momento, se salda con el cese de la consejera Nuria Montes, marcada por la frialdad y falta de empatía con la que conminó a las familias que buscaban a sus desaparecidos a que no acudieran al lugar donde se había improvisado la morgue, y por el cambio en la portavocía, que ahora recae en la vicepresidenta Susana Camarero. Como casi todo en esta crisis, el cese de Montes llega tarde, aunque todavía no se haya apagado la indignación por el tono carente totalmente de humanidad que empleó en lo peor de la tragedia, y llega de momento solo. No se ha producido todavía la salida de la titular de Interior, Salomé Pradas, responsable de la gestión de Emergencias, que conoció el sistema S-Alert para advertir a la población el mismo día de la DANA, ni se ha nombrado esa Vicepresidencia para la Reconstrucción anunciada por el presidente en su comparecencia. Llama la atención que se hagan cambios por goteo, en lugar de acometer en su integridad la remodelación del Consell de la Generalitat comprometida por la cabeza del mismo y que se deje más espacio para la desconfianza que ya cunde sobre la capacidad del gobierno valenciano para gestionar la postemergencia.
El líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, instaba ayer a Mazón a «volver a ganar» la confianza de los ciudadanos y le advertía que en la reconstrucción ya no caben errores, dejando implícitos fallos en la gestión de la catástrofe, innegables hasta para su partido.
No obstante, el yerro de Mazón no oculta la responsabilidad del Gobierno de la Nación, al que corresponden parte de los claroscuros que persisten sobre las horas previas y los primeros momentos de la tragedia. Pedro Sánchez esperará hasta el día 27, en vísperas de que se cumpla un mes de la DANA, para dar explicaciones en el Congreso. La dilación da la medida del interés del ejecutivo de desvincularse en lo posible de la cronología de errores que agrandaron la magnitud del desastre. Mientras tanto, las decenas de miles de valencianos afectados por la DANA intentan ir volviendo a una normalidad que todavía tardará mucho, en medio del desconcierto por lo que ha pasado y por lo que sigue pasando ante sus ojos.