En una horquilla que oscila entre los 20 y los 24 euros el kilo. Ese es el precio que actualmente tiene, en líneas generales, el lechazo en las carnicerías palentinas. Se trata de un importe más elevado que en el ejercicio de 2022, lo que está provocando que muchos consumidores acudan a los puntos de venta con más antelación que el año pasado. El principal objetivo de adelantar la compra es evitar una posible subida posterior.
Así lo asegura el presidente de la Asociación de Carniceros de Palencia, JuliánCastrillejo, que encabeza una entidad de la que forma parte una treintena de profesionales del sector de toda la provincia. «Creo que está siendo una campaña de Navidad rara. En general, cada vez más gente está adelantando sus compras respecto a años anteriores para llevarse el producto estrella de las carnicerías, el lechazo, lo más económico posible. El que tiene posibilidad, lo está haciendo por el precio y no tanto por si se queda sin él», asevera el responsable del gremio antes de comentar que, dados los precios en los que se está moviendo este alimento, no considera que vaya a subir mucho más en las próximas semanas. «Pienso que si aumenta el precio habrá muy poca diferencia porque ya está caro. Siempre parece que en la última semana pega un pequeño empujoncillo hacia arriba el precio, pero no creo que sea más de uno o dos euros porque ya está elevado en comparación con otros años», explica.
En este punto, el carnicero invita, una vez más, a que los clientes vayan «al establecimiento que les dé confianza»para comprar su carne. De esta manera, se evita que el cliente intente comprar un animal autóctono y se lleve a casa un producto procedente de otros países o de una calidad inferior a la deseada. «Hay que fijarse en las etiquetas, que identifican el lugar de procedencia del lechazo», añade Castrillejo.
Los lechazos pertenecientes a la indicación geográfica protegida (IGP) de Castilla y León llevan en cada una de sus patas una vitola con el logotipo del consejo regulador en la que predominan los colores azul y amarillo e incluyen el logo de la UniónEuropea que corresponde a la IGP, puesto que está sometido a normativa comunitaria, según publican en su página web. Además, recuerdan que «estos lechazos nacen y se crían en Castilla y León» y que únicamente pertenecen a las razas churra, castellana y ojalada. Actualmente hay 57 ganaderías palentinas, diez operadores comerciales de la provincia y cuatro mataderos (dos en Paredes, uno en Osorno y otro en Palencia) que forman parte de la IGP.
PRODUCTORES. Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino de Raza Churra (Anche), Mariano Paramio, explica que los productores también notan cómo los compradores empiezan antes a adquirir los lechazos de cara a la temporada alta de Navidad. «Es una tónica generalizada porque en las próximas fechas habrá un repunte económico y de la demanda», opina.
Asimismo, coincide con Castrillejo al declarar que este producto se está vendiendo más caro este año, lo que «está compensando las fuertes subidas» que afectan al sector, como el incremento del precio de los cereales y de los piensos. «Ha sido un año complicado, aunque el aumento de los lechazos y de la leche aún no es suficiente», asegura. Por ello, reclama más ayudas de la Política Agraria Comunitaria (PAC) enfocadas a incentivar el pastoreo en extensivo para las razas autóctonas del sector ovino.
Por otro lado, también hace referencia a la vitola IPG, a la que define como «la mayor garantía de que lo que se va a consumir procede de aquí, es de razas autóctonas, criado en extensivo y de un tamaño adecuado».