Sin la icónica bata blanca pero con la lección bien aprendida. Los alumnos de primero de la ESO del colegio La Salle se convirtieron ayer en auténticos científicos durante la celebración de la Feria Científica del centro, una iniciativa que, cada año, permite a los estudiantes convertirse en profesores durante una mañana para explicar tanto a compañeros como a familiares los proyectos que han ocupado su tiempo y dedicación en las últimas semanas.
Representaciones de células, experimentos para explicar la formación de colores, una maqueta de la erupción de un volcán, demostraciones sobre la extracción de ADN o el análisis por microscopio del epitelio de una cebolla son solo una pequeña muestra de todos los trabajos que fueron presentados en los laboratorios del centro al abrigo de esta iniciativa, que llegó ayer a su cuarta edición.
Estos experimentos, cuyos resultados son explicados por los propios escolares, pertenecen a las áreas de Biología, Geografía, Matemáticas, Artística y Religión. Todos ellos se enmarcan en el proyecto Life que, como cada año, sirve como hilo conductor de la jornada. «Los alumnos plasman todo lo que han aprendido sobre el origen de la vida», explica a Diario Palentino Ana Gassó, profesora y responsable de la feria. Así, esta jornada permite a los estudiantes explorar conceptos científicos a través de la práctica y llevar la teoría a la vida cotidiana de manera tangible.
El proyecto Life, que sirve como hilo conductor de la jornada, llega a su final con la celebración de la Feria Científica, dando a los alumnos la oportunidad de mostrar los conocimientos aprendidos en el aula a través de presentaciones, demostraciones y experimentos.
Cabe resaltar que este proyecto se desarrolla en el marco de la nueva metodología educativa NCA (Nuevo Contexto de Aprendizaje), la cual representa una revolución en la forma en la que los estudiantes aprenden.
Asimismo, la edición de este año puso un especial enfoque en la bióloga estadounidense Lynn Margulis (1938-2011). «Muchos de los trabajos presentados tienen que ver con su vida», destaca Gassó.
ILUSIÓN Y NERVIOS. Amén de la parte divulgativa, la feria tiene un alto componente de emoción, pues los alumnos deben demostrar los conocimientos aprendidos frente a amigos, compañeros, padres y abuelos. «Cuando hemos reunido a los alumnos la mayoría decían estar muy nerviosos. El hecho de que venga de fuera a verlos hace que se involucren mucho más», subraya la responsable de la iniciativa.
Y es que, según detallan desde el centro, las presentaciones a amigos y familiares mejoran el desempeño de los escolares a la hora de de poner de manifiesto todo lo aprendido. «No quieren quedar mal delante de sus compañeros, padres y abuelos, así que se lo aprenden mejor que en cualquier otra forma de evaluación», concluye Gassó.