Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Al vuelo de su nombre

22/12/2023

Conocí a Marcelino en su casa de Palencia, el 12 de octubre de 2022, el mismo día que, en compañía de Julián, José Antonio y Alfonso Santamaría, llegamos a Palencia para visitar la muestra Renacer con la que se celebraba el 700 aniversario de nuestra catedral. Hoy enhebro la aguja del recuerdo, porque encontré al poeta por casualidad, por un poco de suerte, tejiendo todavía versos, conjugando al unísono con Julián, -que se fue de maestro a León-, en su cocina, frente a Carmen Arroyo -que se contagió de su poesía y de su amor-, los recuerdos de aquellos primeros años entrevías. Carmen Casado, que ha puesto su granito en este homenaje postrero, le dedicaba el primer estudio monográfico, admirada por la progresión que fue encontrando al hurgar en su obra. Yo creo que, para todo hombre, para todo poeta, el amor es el alimento prioritario y esencial que lo nutre. Cuando hay dolor también se cuenta, cuando hay preocupación, también el lector lo percibe, porque se escribe, en cualquier caso, alimentado por esa cordillera de sensaciones que brotan a raudales, movidas por ese sentimiento. Carmen es el amor de su vida, la musa que le mantiene en progresión, el elemento básico para que ruede el verso, la olla donde se ambientan emociones y anhelos: «Me hice mayor un día / en el que todas las palomas, / zureaban tu nombre con el timbre clavel de sus vocales, / y al conjuro del frescor de tomillo de tu lengua / me acercabas al sol». A nosotros, como seguidores y amigos, solo nos queda ahondar en el reproche hacia quienes ocupan puestos de responsabilidad en nuestras instituciones, porque no hay libros de nuestro aclamado poeta en las librerías, que es una forma de dar a conocer su obra, de llevar bien lejos su pintura poética. Carmen, que se ha implicado tanto para llevar a buen puerto este homenaje, recuerda en una grabación las palabras de Marcelino que de manera simbólica lo matiza, y que fueron recogidas en el libro Una manzanas para comérsela a versos: «Si el árbol pierde sus ramas, ¿quién lo llamará árbol?; si le arrancan al hombre los brazos del trabajo, ¿quién lo llamará hombre?; si se van de la tierra las gentes que la cuidaron, ¿quién la llamará tierra?». Y añado: si no se expande la poesía de quien compuso tanto a esta tierra que tanto amó, ¿cómo conoceremos en todo su esplendor tierra y poeta?