cd villamuriel. Mario, (72' Álvaro), Adrián, Juan, Jesús, (72' Edu), Pupy, Guille, (57' Chemby), Jambo, Miguel, Jaime, (64' Soto), Álex, Mata, (57' Mateo).
rayo vallecano. Cárdenas, Pérez Díaz, Aridane, Pathe Ciss, Trejo, De Tomás, Nteka, Gumbau, (46' Guardiola), Balliu, Embarba, (46' De las Sias), Pelayo, (75' Eto'o).
árbitro. Ricardo de Burgos Bengoetxea (Comité Vizcaíno). Asistido por Íker Francisco Grijalba y Asier Pérez de Mendiola. Demostró que no es un árbitro de nivel. Amarilla a Álex.
goles. 0-1, min. 43: Raúl de Tomás, de penalti. 0-2, min. 44: Trejo. 0-3, min. 48: Raúl de Tomás. 0-4, min. 68: Pase entre líneas de Joni que aprovecha Guardiola. 0-5, min. 88: Eto´o.
incidencias. No llegó a llenarse el estadio, pero se acercó a los 7.500 espectadores (prácticamente, la población de Villamuriel), pero con un gran ambiente en las gradas, incluso con presencia de 150 seguidores rayistas, entre ellos miembros de los Bukaneros, que dedicaron varios cánticos en contra del presidente rayista. Terreno de juego en perfectas condiciones. Partido televisado por Movistar. No llegaron a encenderse en su totalidad las torretas de luz, que le dan todavía más espectacularidad y brillo al estadio cuando está lleno o cerca del no hay billetes.
Al final se impuso el peso de la lógica, pero el Villamuriel dio la cara y aguantó casi toda una primera parte ante un rival que lucha por puestos europeos en la liga española y que acabó goleando.
Tuco, técnico cerrateño, varió su planteamiento habitual, formando con una línea de cinco, consciente de la evidente superioridad de los vallecanos. Mario, que en la liga no ha recibido ni un gol, defendía los palos. Adrián y Miguel jugaban en los carriles; Jambo, Jesús y Pupy se colocaban en los centrales. En la medular, Guíller y Mata en los costados, con Juan y Álex en el medio centro, dejando arriba a Jaime. Los verdes esperaban atrás, en bloque bajo, con las líneas muy juntas, dejando el balón al rival, cerrando espacios por dentro. Ante un rival profesional, del que le separan cinco categorías, no se puede jugar de otra forma ante estos rivales.
Fue el cuadro local el primero en generar peligro, provocando una falta esquinada que no encontró portería. Pero la lógica acabó imponiéndose, hasta convertirse en un esperado monólogo rayista, en cuanto a posesión se refiere, porque la sensación de agobio no se mostraba. Es más, el Villa incluso estaba hasta cómodo, sin sentirse agobiado. Cada minuto con el portal a cero era un logro.
El Rayo jugaba andando, sin intensidad, muy horizontal, consciente que el peso de la lógica tarde o temprano se iba a imponer. Así que Mario, el portero cerrateño, estaba teniendo una tarde más tranquila de lo esperado.
También el Becerril le aguantó media hora a la Real Sociedad hace cinco años y acabó recibiendo ocho. Pero el primero que pudo encajar, en una ocasión clarísima de gol, la más clara hasta ese momento, fue el cuadro madrileño. Jaime se encontró mano a mano con Cárdenas, tras un error defensivo, y el cancerbero rayista salvó lo que parecía un gol cantado.
La respuesta madrileña no tardó en llegar. RdT remató de cabeza en el segundo palo, salvando la defensa en el área pequeña. Tuvo sus opciones a la contra el Villa, pero le faltó convicción para acabar las jugadas. El equipo de Tuco estaba dando un ejemplo de resilencia, orgullo, implicación y orden. De Burgos Bengoetxea no quería irse sin dejar su huella (es algo innato en el colegiado vizcaíno) y a los 42 minutos cobraba una pena máxima contra el cuadro local que se encargaba de ejecutar a lo Panenka Raúl de Tomás. Un minuto más tarde, Trejo aprovechaba un rechace en corto para batir sin remisión a Mario. 0-2 al descanso. En un minuto, todo el gran trabajo del Villamuriel se vino abajo. Demasiado castigo para los palentinos, demasiado premio para un plano Rayo.
Esos dos goles al borde del descanso fueron un mazazo para el Villa, que además empezaba a pagar el esfuerzo físico. Y es que aparte de la enorme diferencia de calidad entre ambos equipos, en el plano físico hay una distancia sideral. Correr tras el rival y con el marcador en contra cansa anímica y físicamente y más cuando al poco de la reanudaciónRaúl de Tomás se adornaba para marcar el segundo de su cuenta. A partir de ese momento se trataba de recibir el menor número de goles posible ante un Rayo Vallecano que tampoco quiso hacer sangre, si bien es cierto que algunos de sus jugadores se estaban reivindicando, especialmente los chavales del filial, que piden paso. Los cambios le dieron cierto oxígeno al cuadro cerrateño (que incluso tuvo opciones de marcar) además de poder participar el máximo número de jugadores posible este momento tan especial. Se acabó la bellísima aventura copera del Villa, que, aparte del recuerdo, llena su tesorería con unos ingresos, que triplicarán su presupuesto.