Editorial

Tres décadas de forestación: un éxito medioambiental

-

El éxito de este proyecto debe servir como inspiración para la sostenibilidad

El programa de forestación impulsado por la Junta de Castilla y León ha dejado una huella imborrable en Palencia, donde, a lo largo de tres décadas, ha transformado más de 10.500 hectáreas de tierras de cultivo en superficies forestales. Este proyecto, que nació con el doble objetivo de preservar el medio ambiente y reducir los excedentes agrícolas de terrenos poco productivos, se ha consolidado como un ejemplo de sostenibilidad y planificación a largo plazo.

Las cifras hablan por sí solas: el 48% de las nuevas masas forestales son mixtas, el 43% coníferas y el 9% frondosas, lo que refleja un equilibrio en la diversidad ecológica. Las actuaciones, que han alcanzado 128 de los 191 términos municipales de la provincia, destacan especialmente en Aguilar, Olmos y Cervera. La elección de especies, como los populares chopos, ha demostrado ser clave para el éxito del programa, adaptándose perfectamente a las características del terreno palentino.

Desde el punto de vista medioambiental, el impacto del programa es innegable. Las nuevas masas forestales han absorbido más de un millón de toneladas de dióxido de carbono en Palencia y más de 29 millones en el conjunto de Castilla y León. Este logro equivale a compensar las emisiones de toda la población de la comunidad autónoma durante más de dos años, un dato que subraya la importancia de iniciativas como esta en la lucha contra el cambio climático.

Además de su impacto ambiental, el programa también tiene un componente social y cultural, pues muchos de los pioneros que participaron en él aún lo recuerdan con orgullo. La transformación de tierras agrícolas poco rentables en bosques no solo ha mejorado la calidad del aire y fomentado la biodiversidad, sino que también ha cambiado el paisaje rural, ofreciendo un legado que trasciende generaciones.

Además, el programa ha permitido primero, y priorizado después, los expedientes solicitados por agrupaciones de propietarios que aportaban sus terrenos próximos para llevar a cabo las forestaciones. Así, las superficies sobre las que trabajar han sido más grandes de lo que la estructura de la propiedad haría esperar, y a la vez, se ha favorecido el intercambio de experiencias de forestación entre la población rural.

El éxito de este proyecto debe servir como inspiración para nuevas políticas que sigan apostando por la sostenibilidad y la resiliencia ecológica. En un contexto global donde el cambio climático y la degradación ambiental son desafíos apremiantes, programas como este son un recordatorio de que, con planificación y compromiso, es posible construir un futuro más verde y equilibrado.