Hace unos días escribía en el periódico El Mundo un magnífico artículo mi amigo César Antonio Molina en el que criticaba la desinformación del anterior gobierno y del actual de Pedro Sánchez para conseguir la ignorancia de los ciudadanos como fuente de su poder. El secretismo, la ausencia de transparencia, la opacidad, negación de lo evidente, la ignorancia, el engaño por motivos económicos o sociales son una constante en nuestros desayunos. El gobierno es consciente. Como decía Pagazaurtundua o Nicolás Redondo al manifestar que «sin verdad no hay democracia», pero a nuestro gobierno no le importa nada. Y ahora llega lo peor: la humillación, la desigualdad, la posibilidad de xenofobia, impuesta por el prófugo. 
No les importamos nada, o es que ¿importamos algo a dos socios prioritarios del gobierno: Podemos y Sumar? Enzarzados en una lucha intestina por su parcela del poder que nos puede provocar la pérdida de 800 millones de fondos de la UE. Estos dos partidos ya han quedado retratados con sus ideologías respectivas para toda su existencia. 
Y a Eta, o Bildu con homenajes de Kubati a presos, o a Garzón el de las chuletas, representante de Izquierda Unida retirado con su paga o al embuste eterno de Bolaños en la judicatura. ¿Les importamos? Sí, pero solo para la destrucción de nuestro país.
Por eso buscan una falsa educación ideológica, una visión cultural estrecha, tertulias amañadas de palmeros, sanciones a la libre empresa, a un Ibex que se niega a volver a Cataluña, todo abrazándose al chollo separatista y con pases perfileros del presidente que se enfada por su ninot.   
La única solución liberal y centrista es salvar al Rey, a la Constitución, al ejército, valores odiados por la denominada progresía. En este barbecho solo faltaría un amigo de Clemenceau que acusaba a la republica de inane, de lenidad, de incapacidad de gobernar, el general Boulanger.
Mi abuelo paterno decía que España no estaba bien más que con las dictaduras, ahora lo manifiesta Yolanda Díaz, cuando dice que con este gobierno catalanista España es ingobernable. Y ya está bien de correr a ninguna parte.