Su actividad profesional multidisciplinar le ha marcado de por vida. Y aún lo hace ya jubilado que tras sacar a los 23 una plaza en el Ministerio de Agricultura con un primer destino en el municipio de Coca (Segovia) -saliendo de la zona burgalesa de la Ribera del Duero- ha desempeñado varias facetas laborales. Persona vitalista, con una memoria fértil y una sólida y prolífica formación académica, Leandro Cornejo nació en la localidad de Castrillo de la Vega, muy cerca de Aranda de Duero. Hijo único de un matrimonio de agricultores, ayudó desde pequeño en los cultivos de cereal, remolacha y viñedo, siendo este último en la actualidad el sector productivo principal del que vive su comarca burgalesa de origen, la Ribera del Duero, en la que es socio de una bodega y actuó, además, ocho años como consejero.
Primero estudió la Enseñanza de Técnico Agrícola en la especialidad de Explotaciones Agropecuarias y, después de cumplir el servicio militar, se presentó a las pruebas para el ingreso en el Ministerio de Agricultura, que consiguió, y fue destinado en el Servicio de Extensión Agraria en Coca, matriculándose en Económicas en la UNED de Segovia, siendo uno de los profesores el carrionés Enrique Fuentes Quintana.
En esta localidad segoviana se casó con Leonor, su mujer, y permaneció como funcionario poco tiempo hasta que llegó un nuevo destino en la localidad aragonesa de Cariñena. Estando allí, en la Unversidad de Zaragoza cursó la diplomatura completa de Empresariales y luego solicitó el traslado a Palencia con 28 años, ciudad en la que reside desde entonces y por la que siente un gran apego. En ella ha ejercido como funcionario de carrera a través de la diplomatura en Desarrollo Rural por el Ministerio de Agricultura.
"Apoyé a agricultores a mecanizarse y abandonar las mulas" - Foto: Óscar Navarro«Vine a la Escuela de Capacitación Agraria, en la que fui docente varios años hasta que abrieron una oficina de Extensión Agraria en Osorno y solicité la jefatura y me incorporé el 20 de enero de 1994. Se trataba de un organismo que todo el mundo amaba y quería por su cercanía a la agricultura y las familias que la ejercían. Me desplazaba a diario desde la capital y dí numerosas charlas conviviendo con personas que trabajaban y vivían del campo de forma permanente. Animé a muchas familias a progresar, modernizar las explotaciones que entonces se iban quedando obsoletas y dejaron las mulas y los burros. Nosotros lo que hacíamos era una labor de apostolado, en el sentido de que proyectábamos una imagen de progreso del sector primario. Durante varios años y en distintos destinos hice la misma tarea en cursos y conferencias dirigidas a productores de comarcas agrícolas», afirma.
Leandro Cornejo, por su relación desde niño, guarda un gran recuerdo del sector primario, especialmente de su etapa en Osorno. «Por mi formación académica, al margen de las clases que di de Agricultura, en la Escuela de Capacitación de la capital, también impartí las asignaturas de Economía, Legislación y Organización Empresarial en las ramas de FP-1 y FP-2», explica. Unos años más tarde fue destinado como jefe de la Unidad de Desarrollo Agrario (UDA) en la capital y en ella se jubiló.
Pero, entre medias, hubo tiempo para dar rienda suelta a sus incansables inquietudes formativas y este empeño le llevó a dar nuevos pasos para tratar de buscar horizontes profesionales que pudiera compaginar con su puesto de trabajo en la Función Pública. «Estando en Palencia completé la diplomatura universitaria de Graduado Social y también me matriculé en la Facultad de Derecho de Valladolid», señala.
GRAN ACTIVIDAD PROFESIONAL. Posteriormente, tomó la decisión de poner marcha una asesoría laboral, contable y fiscal, que a día de hoy hoy mantiene abierta en la ciudad su hijo Pablo. «Esta tarea la compatibilicé con las de funcionario de la Junta y conllevó que estuviese sobre unos diez años asistiendo al Juzgado de lo Social como graduado social colegiado. En el despacho, me encargué, además, de llevar todos los temas relacionado con el mundo de la empresa, de asesoría en temas laborales, contabilidad y fiscalidad. Y al mismo tiempo, pasé a gestionar patrimonios y a la intermediación de grandes activos y, más tarde, a desempeñar la función y la de agente de entidades de crédito», apunta. De la etapa como graduado social -estudios que amplió con el Grado de Relaciones Laborales y Recursos Humanos por la Universidad de Valladolid (UVa), en la Facultad de Ciencias del Trabajo de Palencia- Leandro Cornejo guarda muy buenos recuerdos.
"Apoyé a agricultores a mecanizarse y abandonar las mulas"Su Trabajo de Fin de Grado (TFG), titulado Influencia del Cooperativismo en el Desarrollo Rural, influyó mucho en ello y apostó mucho por apoyar su desarrollo en la provincia. «Formar una cooperativa abarca tres fases fundamentales, que son la económica, la social y la de fijar población en el medio rural. Se crea porque hay una necesidad, un problema que no puede resolver una sola persona. El esfuerzo tiene que ser común para tratar de solucionarlo y el cooperativismo, de alguna forma, contribuye a frenar la despoblación al crear un empleo estable para colectivos con dificultades para acceder laboral. En la faceta económica apoya la reducción de los costes de producción, ya que se han disparado, y también en la compra de material, al ahorrar costes, en proveedores y en todo. Si tú no puedes luchar por los precios en el mercado para que sea rentable tu unidad económica, tienes que abaratar costes. El cooperativismo en la acción de la venta es muy importante, ya que no es lo mismo entrar en el mercado con una tonelada que con un millón. De esta forma puedes dar una mejor salida a tu producto y entrar en la cadena de distribución en muchas mejores condiciones, sin el intermediario y directamente tanto como productor como comercializador», explica.
FACETA POLÍTICA. Y por si fuera poco, al margen de su actividad en el sector público como funcionario y en el despacho profesional como graduado social, cultivó también la faceta política en los albores de la democracia militando en la Unión del Centro Democrático (UCD), pero de forma poco activa, y fue en noviembre de 1980 cuando la cosa fue un poco más en serio al afiliarse al Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez.
«Al año siguiente, en 1981, fui nombrado presidente de la gestora y, posteriormente, elegido para ponerme el frente del partido en el Congreso Provincial, sin ningún voto en contra. La presidencia la ostenté en dos etapas distintas, siendo, además, miembro del comité federal de Castilla y León, de la asamblea nacional ?y del comité ejecutivo nacional. Yo siempre creí que era era un proyecto político moderno europeo, con un aire irrepetible. Años después, cuando Mario Conde fue candidato por el CDS a la Moncloa, en el comité ejecutivo nacional, yo voté en contra y lo explico en su transcurso durante unos diez minutos. Se trataba de un hombre muy preparado, pero no entendí que fuera nuestro candidato cuando en aquella época estaba imputado en el caso Banesto. En el partido ninguno de sus dirigentes tenía manchas de ningún tipo. Es más, yo tuve tres reuniones con Mario Conde, a petición suya, y le comenté que no encajaba en los valores del partido. Con su candidatura presidir el Gobierno de la nación pensé que la esencia del CDS ya había claudicado», expresa.
Antes de alejarse de la formación política centrista, fue de número uno al Congreso de los Diputados y candidato al Senado por la provincia de Palencia y número dos en las listas para las Cortes de Castilla y León. Actualmente milita en el Partido Popular, siendo miembro de la Junta Provincial y suele participar en algunas ponencias, sobre todo en la de Economía. «En la precampaña a la Alcaldía que ganó Alfonso Polanco con mayoría absoluta hubo gente de su candidatura que me invitó a que me afiliara y luego me metió en la junta provincial Carlos Fernández Carriedo, que entonces era presidente del partido. Sigo en esta formación política en la medida en la que puedo pero con un papel muy secundario», indica.
TIEMPO DE JUBILACIÓN. Y aunque el tiempo libre de Leandro Cornejo ya jubilado ahora sea mucho, lo reparte entre la familia, muchos viajes a Madrid, donde reside su hija Rosina y numerosas amistades, amplios paseos y tertulias en el centro de la ciudad compartiendo un buen vino. También, aunque de forma puntual, ayuda a su hijo Pablo en el despacho profesional donde Leandro Cornejo ejerció durante muchos años.
«Conocí a bastante gente de la etapa en la que estuve metido en política y también en el mundo de la empresa y por ello viajo mucho a Madrid, fundamentalmente para mantener encuentros de amigos y lo hago en coche o en el tren, indistintamente. Allí mantengo contactos del entorno de la que fue mi profesión y de otros ámbitos. En cuanto al despacho profesional que fundé, Lecor Comsulting SL, mi hijo Pablo está al frente sobre todo llevando temas de seguros y le apoyo en todo aquello en lo que puedo. Me gusta pasear, sobre todo por las tardes noche y hago mi circuito urbano por el centro y en verano por la zona del río Carrión. Y como quiero mucho a mi pueblo, Castrillo de la Vega, en la Ribera del Duero, al menos voy una vez a la semana y sigo siendo socio de la bodega Monte Pinadillo», concluye.