«Los incendios de 2022 evidenciaron la problemática que hay»

P. Velasco
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El decano del Colegio de Ingenieros de Montes en Castilla y León plantea un mayor conocimiento de su profesión para conseguir una gestión forestal sostenible que beneficie al control de los incendios forestales

«Los incendios de 2022 evidenciaron la problemática que hay» - Foto: Brágimo (Ical)

El fuego arrasó durante el verano del año pasado más de 100.000 hectáreas en varias provincias de la Comunidad. Los incendios fueron más peligrosos y virulentos que en anualidades anteriores, e incluso causaron daños en algunas poblaciones. El decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Castilla y León, Asier Sáiz Rojo, es optimista y cree que algo se ha aprendido de la situación sufrida el año pasado, aunque reconoce con preocupación que se puede volver a repetir si las variables meteorológicas son las mismas que en 2022. 

El consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, afirmaba hace unos días que afronta este verano con «más tranquilidad» por la humedad que hay en el bosque. ¿Realmente la situación es menos preocupante por las lluvias de las últimas semanas?

Tenemos esa perspectiva pero realmente va a durar cuatro o cinco semanas. El problema va a venir los meses de julio, agosto y septiembre, que es cuando dependemos mucho de la variable meteorológica. Si tenemos otra fase de sequía y de falta de lluvias, vamos a tener un problema de riesgo muy alto.

¿Se ha aprendido algo tras los incendios del año pasado que arrasaron más de 100.000 hectáreas de masa forestal en la Comunidad?

El terreno afectado fue una barbaridad, porque además 45.000 hectáreas eran arboladas. La primera lectura que hago es que se ha trasladado a la sociedad entera la problemática que hay. Los ingenieros de montes llevábamos mucho tiempo viendo que los incendios del futuro iban a ser muchos más peligrosos a los que estamos acostumbrados, y lo que se vio el año pasado es que esas previsiones se cumplieron. Los incendios cada vez son más grandes, más peligrosos, más rápidos, la velocidad de propagación está aumentando muchísimo, por lo que además conllevan más riesgos para la población. Y todo eso lo vimos el año pasado, cuando el incendio de Quintanilla del Coco en Burgos afectó a parte de un pueblo. Más que aprender, el año pasado se hizo público el problema que tenemos.

¿Se podía haber hecho algo más para evitar esos incendios?

El problema es el modelo de monte que tenemos, que afecta realmente al modelo territorial. ¿Qué problemas preventivos tenemos en el monte? Pues la falta de actividad, cada vez hay menos ganado, hay menos aprovechamientos forestales, de leñas… Eso afecta a las administraciones, a los ayuntamientos y a la sociedad en sí, pero es un factor a tener en cuenta. Hay menos gente en los pueblos y la despoblación también afecta a la peligrosidad de los incendios, a lo que se suma el cambio climático, por supuesto. Estamos teniendo épocas de sequía más acusadas y más prolongadas, eso lo que hace es que esté todo más seco. Al final es un cúmulo de factores que afectan al modelo territorial actual.

¿Es complicado gestionar una Comunidad como la nuestra con tanta masa forestal?

Castilla y León tiene más monte que países como Grecia, Suiza y Portugal. Tenemos masas forestales muy grandes y que cuesta gestionar. Eso no quita que haya que pensar en un modelo de gestión de nuestro medio natural diferente.

¿Cuál es vuestra propuesta para conseguirlo?

Nosotros apostamos por la gestión forestal sostenible, es decir actuar en el monte, no dejarlo como un espacio intocable que no se pueda gestionar, quizás el modelo que defienden el ecologismo o algunas partes de la sociedad. Ese modelo no lo compartimos. Nosotros apostamos por una gestión sostenible como hemos hecho siempre. Los ingenieros de monte llevamos 150 años de profesión hablando de aprovechamiento sostenible. Esa palabra hoy en día está muy usada, pero siempre hemos trabajado para que se mantengan los montes y ese es el ejemplo que se puede observar en muchos sitios de Castilla y León como la zona de Pinares de Soria y Burgos, o la zona de Valsaín en Segovia. Montes que bien aprovechados generan una actividad en el municipio y un riesgo de incendio mucho menor.

Pero para ello es necesario tanto medios humanos como materiales...

Lo primero que hace falta es que la sociedad lo entienda y luego que las administraciones se impliquen. Y los propietarios, porque también hay un problema con los propietarios privados que en muchos casos tampoco intervienen en el monte, lo tienen como un recurso sin usar. 

Uno de los problemas de Castilla y León es que hay muchas superficies que están en manos de pequeños propietarios que no se preocupan de su gestión, ¿Cómo se puede solucionar esto?

Hay modelos que hay que ir probando como el cooperativismo o las asociaciones forestales, y se podrían incentivar con medidas como reducción de impuestos… Hay fórmulas que se podrían hacer, pero el cooperativismo puede ser una buena solución, aprovechar tanto a nivel de incendios como económicamente.

Esos mismos propietarios comentaban que ahora el principal problema son las fincas agrícolas donde se abandona la actividad y también el estado de las mismas…

De hecho las masas forestales en Castilla y León están creciendo, se está generando más monte, más madera y más zona boscosa de lo que se aprovecha. Muchos terrenos agrícolas se están abandonado y afecta también la pérdida del ganado, lo que provoca bosque más espesos y que se convierten en zonas con más peligrosidad.

¿Se podría repetir la situación que vivimos el año pasado?

Pues ojalá me equivoque, pero el riesgo sigue existiendo. Es verdad que se han hecho cosas. Las administraciones siguen mejorando los sistemas de extinción y se están intentando incorporar más recursos. Pero el cambio del modelo nos va a llevar muchos años, porque un año en esta situación es muy poco tiempo, y va a seguir siendo un año con un riesgo muy parecido al del pasado. Ojalá me equivoque y ojalá también la variable meteorológica nos acompañe. 

¿La restauración puede convertirse en una oportunidad?

Es una oportunidad para pensar ese modelo de territorio y pensar un mosaico, una gestión forestal que tengan en cuenta esa peligrosidad, y genere espacios o paisajes más preventivos para que puedan ser más fáciles de extinguir en el caso de un incendio.

¿Cuáles son vuestras recomendaciones?

La parte técnica es muy compleja, pero puede ir por una diversificación de especies, mayor presencia de infraestructuras, porque estamos hablando de cortafuegos pero también de caminos, que es algo muy favorable para esa acción rápida de los servicios de extinción de incendios, y después otra cosas que tenemos que haber aprendido del año pasado como defender correctamente nuestras poblaciones. El modelo de territorio debe proteger en primer lugar los bienes humanos y los materiales, porque al final el monte tendrá ese riesgo de incendio pero que no llegue hasta las poblaciones humanas.

¿El cambio climático obliga a replantearse la gestión actual?

Sí, y se está haciendo, es otra variable más que se está valorando. Hace décadas cuando se estudiaba el monte, el clima era como algo estable. Sabíamos las temperaturas que había, lo que llovía en cada comarca… Y de repente algo que era más o menos estático es una variable más y tienes que replantearte cómo van a ser tus montes del futuro con un cambio climático que se está acelerando y que los efectos no son de décadas sino que se ven diferencias año tras año. Desde un punto de vista meteorológico esperemos que también la estadística se corrija. Toda la vida ha habido épocas de sequías y de precipitaciones, pero esperemos que no sean tan acusadas y esto cambie.

¿Se tiene en cuenta vuestra profesión en Castilla y León?

Yo creo que sí, el problema es que hacen falta más recursos personales. Hacen falta más ingenieros en las administraciones y en los ayuntamientos, en entidades de decisión y de gestión.

¿Cómo ve el futuro del sector forestal y el monte en Castilla y León?

Pues es una oportunidad enorme, porque el sector forestal afecta a los principales retos que tiene la sociedad en el futuro. Estamos hablando del cambio climático, estamos hablando del problema energético que tenemos y de la oportunidad de la biomasa, incluso de aspectos como los bosques en las ciudades. Estamos hablando de la posibilidad de construir con madera, con recursos propios, estamos hablando de un montón de retos en los que deberían participar los ingenieros de montes y el ámbito forestal. Y además tenemos un recurso de Castilla y León enorme, que ahora mismo no se aprovecha al cien por cien y deberíamos ponerlo en valor. Lo veo como una oportunidad enorme y sin embargo, faltan alumnos en las universidades y nos falta, lo que decíamos antes, recursos de gestión en mucha entidades. Es una oportunidad para que la gente joven trabaje en este sector tan bonito del medio ambiente y la gestión forestal, y es una oportunidad económica para toda la Comunidad.