Editorial

Una protección eficaz es la forma de prevenir los efectos nocivos del calor

DP
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Con los datos de mortalidad en la mano, seguir las recomendaciones de los expertos se vuelve todavía más necesario

Mantener una correcta hidratación a base de agua, infusiones y zumos, sin excitantes ni exceso de azúcar, procurar que las salidas de casa no coincidan con las horas punta de calor y, en caso de tener que hacerlo, transitar por las zonas umbrías, protegerse la cabeza con un sombrero y la piel con una crema con el factor adecuado, evitar el ejercicio al aire libre  con más fuerza tiene el sol y seguir una dieta a base de frutas, ensaladas y platos ligeros, son esas recomendaciones que escuchamos cuando se acerca el verano en boca de los profesionales sanitarios, los meteorólogos y otros expertos en salud ambiental o los medios de comunicación. 

Son importantes para el conjunto de la población, de cara a evitar golpes de calor, deshidratación, bajadas de tensión y quemaduras solares, pero son, desde luego, imprescindibles para los colectivos vulnerables. Aquí hay que incluir a los ancianos, a los bebés, a las mujeres gestantes, a los enfermos crónicos, a quienes siguen determinados tratamientos y a los que presentan enfermedad mental o dificultades de memoria y comprensión. En todos esos casos, no caben dudas sobre la manera más conveniente de afrontar la subida de las temperaturas. Pese a la reiteración de lo dicho y a la insistencia de médicos y enfermeros a cada uno de sus pacientes, cada año nos topamos con casos graves y, lo que es peor, mortales, en cuya causalidad tiene un porcentaje más que significativo haber hecho caso omiso de las recomendaciones. Y eso que son de pura lógica y fáciles de memorizar.

El jueves pasado, sin ir más lejos, tuvo que ser auxiliada una persona en Palencia cuando sufría un golpe de calor. No es este un tema menor, ni una de esas serpientes de verano que hacen que la gente se mueva a un compás distinto del de los grandes temas de actualidad. La prevención frente a los efectos nocivos del calor, y más de un tiempo a esta parte en que las temperaturas medias alcanzan niveles fuera de lo común y el calentamiento global se deja notar en todo el mundo, se convierte en uno de los objetivos personales y sociales en los que trabajar a fondo.

El Sistema de Monitorización de la Mortalidad del Instituto de Salud Carlos III refleja que desde 2015 se han registrado en Palencia 221 fallecimientos más de los estimados en mayores de 65 años con el calor como detonante, unido en la mayoría de los casos a los factores de riesgo, que se agravan cuando se pone el foco en las personas de 85 y más años. El peor ejercicio fue el de 2022, con 78 víctimas mortales a mayores.

Con estos datos en la mano, las recomendaciones de los expertos se vuelven más oportunas, si cabe, y nos invitan a tomar cartas en el asunto. Empezando por nosotros mismos.