Un gran compañero para alguien único en Europa

Pablo Torres
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José Miguel Puerta es la primera persona ciega y con una pierna amputada en el viejo continente en tener un perro guía, Rolly, su compañero desde hace más de diez años. En Palencia, solo este usuario dispone de un animal así

José Miguel, en su puesto de la ONCE, junto a Rolly, el perro guía que le lleva acompañando durante diez años. - Foto: Sara Muniosguren

José Miguel Puerta es una persona única, tanto en la geografía provincial como en la internacional. Este vendedor de la ONCE, cuyo quiosco se encuentra en la calle Mayor (junto a la intersección con Barrio y Mier), es el único ciego en Palencia con perro guía; y el único en Europa en poseer este animal teniendo, además de la pérdida total de la vista, una pierna amputada. «Fue un reto recibir el perro porque nunca se había dado el caso», asegura. 

Rolly es el nombre de su fiel compañero, que lleva ya diez años acompañándole en su día a día. «Mi rutina es muy normal. Me levanto, bajo al perro al parque para que haga sus necesidades y venimos a trabajar. A media mañana, como estoy en el quiosco, viene alguien de mi familia para darle otro paseo y, antes de ir a casa, le acompaño en uno más largo para que pueda hacer algo de ejercicio. Luego, por la tarde, como no vengo a trabajar, es completamente normal», relata. 

Puerta reconoce que su vida ha mejorado desde que dispone de este animal, sobre todo, en términos de autonomía y seguridad. «Como no conocía otra cosa, antes el bastón era lo mejor para mí, pero gracias a Rolly ahora me siento más seguro», manifiesta, a la vez que reconoce que, acompañado por el animal, puede ir completamente solo por la calle. 

Este tipo de perros está acostumbrado a recibir órdenes, que en la mayoría de ocasiones son para indicar direcciones. «Cuando empezamos a andar, le digo avanza. Una vez estamos en marcha, le voy indicando para dónde ir», subraya Puerta, quien, a renglón seguido, incide en la importancia de acostumbrar al animal a este tipo de rutinas. «Si cuando llegas a un paso de cebra, no viene nadie y le dices que continúe, lo va a acabar haciendo siempre», asevera. 

«El perro está acostumbrado a recibir órdenes. Está entrenado para salvar obstáculos. Esa es su forma de trabajo», detalla.

PROCESO. «El que tiene que aprender cómo utilizar el perro soy yo», apunta Puerta. Y es que este vendedor de la ONCE tuvo que recibir un curso intensivo en su domicilio. «A continuación, llegó la época de acoplamiento entre el perro y el usuario, en la que te hacen un seguimiento para ver cómo va actuando el animal. Puede que esté adiestrado para ti, pero no deja de ser un ser vivo. Si no nos acoplamos mutuamente, su ayuda no sirve», describe. 

En el caso de Puerta, la adaptación entre ambos «fue muy bien desde el minuto uno». «Se ha adaptado también a la familia sin ningún problema», agrega. 
Antes de todo ese proceso, los usuarios de la ONCE deben pasar por un período de selección en el que, desde la fundación, se valora si son aptos para tener un perro guía. «Te hacen una serie de revisiones médicas, psicológicas y oftalmológicas para ver si cumples las condiciones necesarias para tenerlo. Una vez accedes al proceso de selección, tienen que valorar si eres apto o no. En caso negativo, te caes de la lista», explica. El tiempo de espera oscila entre los cuatro y los seis años. 

Una vez se concede el perro, el beneficiario dispone de un día para aceptarlo. Cabe señalar que uno de los requisitos para poder acceder a la solicitud del animal es tener menos del 10% de visión óptica con las correcciones necesarias ya aplicadas. 

Por lo general, aquellos a los que se les conceda el animal deberán acudir a la Fundación ONCE en Madrid para recibir un curso intensivo de 15 días y así tener una primera toma de contacto con él. Debido a sus problemas de movilidad, Puerta  lo recibió en su propio domicilio. 

«Tienes que estar mentalizado de lo que conlleva tener un animal. Es un ser vivo y hay que atenderlo como tal, más si cabe porque es un perro de trabajo que cuesta mucho dinero adiestrar -unos 31.000 euros por unidad- », declara. 

Más allá de sus cuidados, Puerta hace hincapié en la importancia de mantener sus rutinas, puesto que, en caso de que se abandonen, «se pierde el adiestramiento». «Un perro no aprende con un libro, sino po repetición, así que tiene que estar acostumbrado a recibir indicaciones», concluye. 

ARCHIVADO EN: ONCE, Palencia, Calle Mayor, Madrid