Editorial

Setenta y cinco años al servicio de la cultura bien merecen una celebración

DP
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Palencia puede y debe enorgullecerse por su existencia y por su permanencia en el tiempo

No todos los días se cumplen setenta y cinco años de actividad ininterrumpida, por eso, cuando algo así sucede merece la pena celebrarlo por lo que conlleva de empeño y voluntad de quienes lo han hecho posible, por el sentido de permanencia y vinculación al territorio en el que se ubica y por la aceptación y el reconocimiento de aquellos a quienes se dirige. Es el caso de la Institución Tello Téllez de Meneses. Academia Palentina de Historia, Letras y Bellas Artes -más conocida por el apelativo cariñoso de 'la Tello'-. Desde su constitución en 1949 no ha cejado en su empeño de profundizar en las raíces, en la evolución y en la vida y obra de los hijos ilustres de la provincia, a través de las investigaciones llevadas a cabo por su veintena larga de académicos. Tampoco ha dejado de trabajar por la cultura palentina, en el amplio sentido de la palabra, ni ha consentido que se perdieran o desaprovecharan documentos, estudios y avances en la investigación local, mediante sus publicaciones. 

No son muchas las provincias que cuentan con una institución de estas características, volcada en lo local y próximo de la literatura, el folclore, la arqueología, la numismática, las bellas artes, la historia, los archivos, los paisajes y hasta las obras públicas. Así, pues, Palencia puede y debe enorgullecerse no solo de su existencia, sino de su permanencia en el tiempo, ajena al desánimo que acaba atacando a proyectos quizá más brillantes en sus inicios, pero al final un tanto efímeros. Cierto es que a la Tello Téllez podría achacársele cierta distancia respecto al día a día de capital y provincia, nutrida como está por catedráticos, investigadores y expertos en los campos del conocimiento que abarca, pero esa certeza fue mayor en el pasado, cuando la media de edad de sus académicos era alta y se movían al frente de cátedras y departamentos, generalmente de otras provincias, de grandes archivos y bibliotecas o de instituciones religiosas, y quizá estaban menos al cabo de la calle. De un tiempo a esta parte, han entrado personas más jóvenes, inmersas en la vida del campus o de las administraciones palentinas. 

Sea como fuere, tanto los veteranos como los de incorporación más reciente, mantiene intacto el compromiso de la Tello Téllez desde su constitución en abril de 1949, que no es otro que recuperar, cultivar, promover y difundir los valores históricos, artísticos y literarios de Palencia. Hasta el 2012 lo hizo en el seno de la Diputación, dependiente y costeada por ella. A partir de ese momento, ya nada tiene que ver con la institución provincial. Suma en estos 75 años nada menos que 40.000 páginas dedicadas a la cultura de aquí en medio millar de publicaciones. Pronto verá la luz un diccionario biográfico con 125 palentinos ilustres fallecidos de los últimos ocho siglos e irá abriéndose a personas ajenas y a acontecimientos culturales del entorno. De momento, vaya para ella nuestra felicitación y el deseo de que se mantenga mucho tiempo más. Porque es útil.