Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Otro gallo cantaría

14/05/2024

Sí, otro gallo cantaría si algunos mirásemos al mismo lado. Las organizaciones empresariales deberían enfrentarse a los gobiernos si fuera preciso. 
El inmovilismo de los empresarios, su falta de aportación de soluciones o, aunque fuera únicamente su protesta, traería otro tipo de arreglos sociales. Pero los empresarios han escogido la vida fácil, viendo cómo las subvenciones se van, en vez de reparar o al menos paliar los desequilibrios de España.
Mientras la inflación está en un 3,2% y debe bajar al 2% y la deuda pública sigue aumentando, nos quedamos perplejos al ver cómo se ayuda al exterior pudiendo haber suprimido a los españoles un año de IVA, como indica Ruiz Jarabo desde la Agencia Tributaria o nos distraemos sin una verdadera oposición a subidas de sueldos sin pactar por las partes, empujadas por el parecer de una activista-fashion. No se oye la voz de las empresas y sus organizaciones. Es más cómodo así, que otros lo arreglen. 
Los resultados electorales en el País Vasco o en Cataluña serán disparatados al tener que contar con organizaciones políticas que deberían estar anuladas desde la propia base. La sociedad aún no tiene conciencia.
España ha pasado a través de un gobierno de Transición a la democracia, a una partitocracia con la poco útil incorporación del independentismo, y desde allí hemos alcanzado la gran estafa de la autocracia. Aparentemente inexplicable. Y aún el pueblo se pregunta cómo hemos llegado a esto. 
A las organizaciones empresariales catalanas les sobra un Sánchez Libre que apoya invariablemente al establishment, Botín desde el Banco Santander, Carlos Torres desde el BBVA, Florentino Pérez desde sí mismo, Entrecanales, Sánchez Galán en Iberdrola que callan frente a un Rafael del Pino que planta cara.  Así está nuestro tejido empresarial. Hay que decir al gobierno con valentía que no se trata de sobrevivir.
La toma de conciencia popular debe llegar de la mano de la empresa. Pero empresarios no os asustéis y dejad hacer como hasta ahora, que donde «se quita y no pon, pronto se llega al hondón».