Recuerdo cómo se cebaron algunos cronistas con Laporte en aquella acción:balón colgado al área de España y, medio segundo antes de que la pelota fuese rematable, con un mínimo desplazamiento con la cadera el delantero le sacaba de sitio y aprovechaba para hacerse el hueco necesario. Remate. Gol. Y recuerdo las palabras de un buen analista excusando al central español:«Lleva haciéndoselo a todos los centrales, a los malos, a los buenos y a los mejores. Y sigue marcando». Era la Eurocopa, era el España-Polonia y, sí, era Lewandowski.
El polaco (Varsovia, 21 de agosto de 1988) es una máquina perfecta para el ataque. A día de hoy, Benzema tiene más visión y juego asociativo, Mbappé más explosión y velocidad, Haaland más frescura y mejor disparo, Lukaku más potencia y juego de espaldas... Pero en la suma de cualidades, ‘Lewi’ es el ‘número uno’ del mundo. En las últimas siete temporadas, nadie (ni Messi ni Cristiano) han logrado una producción ofensiva de tanta magnitud:acumula 279 goles en los últimos 286 encuentros con el Bayern (todos desde la 15/16), 34 en los últimos 33 de Liga de Campeones jugados, tercer máximo goleador (75 en 97 partidos) y 17 victorias consecutivas en la máxima competición (sí, el Bayern perdió ante el PSGel pasado curso con el polaco lesionado)...
Los números son muchos y algunos, como ven, asombrosos;pero en el terreno de las sensaciones, la superioridad mental sobre los centrales, la inteligencia para ganarles medio metro de espacio, la capacidad para intuir dónde va a caer esa maldita pelota, lo convierten en un ‘nueve’ casi perfecto:nadie, en la última década, ha leído mejor que Lewandowski los más de 600metros cuadrados que tiene el área.