«Me dediqué de lleno a esto, con ilusión, y no me arrepiento»

Carmen Centeno
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Elena es La Tasca y La Tasca es Elena. Es difícil concebirlas por separado, aunque esta veterana de los fogones esté jubilada. Cada día acude al local de Colón, charla con sus hijos Nacho -barra- y Rober -cocina- y ejerce de relaciones públicas

«Me dediqué de lleno a esto, con ilusión, y no me arrepiento» - Foto: Sara Muniosguren

Elena García Ontaneda ha sido, es y seguirá siendo el alma, la esencia de La Tasca, un bar-restaurante con cincuenta y siete años de vida a sus espaldas, repartidos en tres emplazamientos distintos, pero todos ellos céntricos. Ni era el sueño de su vida ni peleó con uñas y dientes para romper barreras o negativas, fue, simple y llanamente, un paso adelante en la vida de esta mujer emprendedora y valiente, que siempre le ha sacado el mayor partido posible a la vida. Las oportunidades hay que cazarlas al vuelo y ella estuvo ahí, en el sitio justo y en el momento adecuado, para hacerlo. ¡Y vaya si lo hizo!
Su familia da fe de ello, de la continuidad que supo imprimir al negocio, de su saber estar en las duras y las maduras y de que Elena García Ontaneda constituye uno de los baluartes de La Tasca, aunque esté retirada a nivel profesional de la hostelería.

DEL AULA A LOS ESCAPARATES

Nuestra protagonista nació en Venta de Baños, aunque considera que el año no tiene interés para nadie, pero deja clara, eso sí, su veteranía, no en vano ha sido largo e intenso su tiempo, su esfuerzo, su trabajo y su dedicación en cuerpo y alma a sostener los frutos de su espíritu emprendedor. 

Elena estudió Magisterio. «Fui maestra de párvulos hasta que sentí que eran demasiado pequeños y que aquella actividad me cansaba un poco», rememora. Pero, no se quedó mano sobre mano. Decidió abrir un comercio textil en Venta de Baños, que más tarde trasladaría a Palencia. «José Antonio iba todos los días a verme al pueblo en la moto y, en un momento dado, pensé que me convenía más venirme a la capital, y aquí tuve dos comercios de ropa, además de La Casa de las Medias», añade.

Elena García Ontaneda enviudó el pasado 22 de febrero de José Antonio Sánchez, un hombre estrechamente vinculado al universo taurino. Confiesa que le gustaba por su desenvoltura y porque era alto y guapo, un buen mozo. «Entre el noviazgo y el matrimonio, hemos estado sesenta y tres años juntos», apostilla.

Quiso cambiar de negocio y buscó un local en pleno centro del casco histórico para vender bolsos y maletas, pero su cuñado Alberto, que era hostelero y tenía el bar Fuentecobre -enfrente del emplazamiento que ella había buscado- la disuadió. «Me dijo que no pusiera otro comercio, que ya había muchos en la calle Mayor y aledañas, y me aconsejó montar una tasca. Le hice caso y acerté de pleno; de ahí el nombre», recuerda.

 

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