El Ministerio del Interior tiene identificados a 350 agresores de violencia de género menores, con edades entre los 14 y 17 años, que son objeto de control y seguimiento policial por el maltrato que han ejercido contra sus víctimas.
La gran mayoría de agresores machistas que están registrados en el sistema de seguimiento policial VioGén (más de 660.000) son mayores de edad, al igual que sucede con las víctimas.
Sin embargo, Interior ha detectado que está descendiendo la edad tanto de las víctimas como de los autores, según ha indicado la inspectora jefa de la Oficina de Estudios de la Unidad Central de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional, Elena Palacios durante la celebración este jueves de las III Jornadas Contra el maltrato, tolerancia cero, organizadas por la Fundación Mutua Madrileña y Antena 3 Noticias.
Palacios ha informado de que son 350 los agresores menores objeto de seguimiento policial y más de mil las niñas y adolescentes registradas como víctimas en VioGén.
En este sentido, ha señalado que "las chicas tienen relaciones tóxicas a muy temprana edad" (en VioGén hay víctimas con 12 años) y que "los padres no se enteran".
Esa violencia de género entre menores se manifiesta en violencia de control y psicológica y en violencia sexual, que "no se ven" ni dejan marcas visibles.
La inspectora jefa de la UFAM ha denunciado que la violencia ejercida a través de las redes sociales y los servicios de mensajería como WhatsApp va "in crescendo": control, coacciones, amenazas. Los agresores exigen las claves de los dispositivos y las redes sociales, la ubicación en todo momento, fotos de cómo van vestidas o de con quién están...
Aunque Palacios ha reconocido que las víctimas cada vez tienen mayor confianza en las instituciones y denuncian más la violencia ejercida por sus parejas o exparejas, aún continúa siendo un reto que las niñas y adolescentes den ese paso porque no se identifican como víctimas al haber normalizado comportamientos violentos.
Desde la Guardia Civil, el teniente responsable del Equipo Mujer-Menor (EMUME) ha sostenido que las víctimas más jóvenes tienen miedo a las represalias de verbalizar la violencia que sufren, sienten vergüenza de reconocer la situación, quieren proteger a sus agresores o minimizan la violencia y no tienen conocimiento de lo que supone denunciar o no saben qué tienen que hacer.
Por eso, ha insistido en la relevancia de que los recursos disponibles sean accesibles para las menores.
Palacios también ha llamado la atención sobre el aumento de las denuncias por violencia sexual con víctimas y autores menores de edad: "Vemos que están aprendiendo la sexualidad a través de la pornografía, que están normalizando la violencia sexual porque están aprendiendo estos comportamientos a través de la pornografía", ha dicho.
En este sentido, ha contado que ha habido casos de agresiones sexuales contra niñas de 3 y 4 años perpetradas por niños de 7, 8 y 9 años que no tienen la sexualidad desarrollada, pero lo han visto en internet.
Moreno ha destacado que hay que "sacar a relucir la normalización conductas hipersexualizadas" por el acceso temprano a la pornografía y el impacto que tiene tanto en los potenciales agresores como en las víctimas.
La psicóloga experta en maltrato y abuso sexual infantil Natalia Ortega afirma que la falta de control parental que permite que un menor acceda a pornografía con esa edad es "una negligencia paterna que debe estar penada": "No filtran, no tienen madurez, lo normalizan.