Editorial

Luchar contra los elementos es difícil, pero la respuesta tiene que llegar

Diario Palentino
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En definitiva, hay que hacer que Palencia sea igualmente atractiva con un paraguas abierto y utilizando unas katiuskas

La Semana Santa, en especial los días centrales del puente, es un período de temporada alta para los hoteles de la capital y otros negocios vinculados a la hostelería y la restauración. Este año, la Asociación de Hoteles de Palencia cree, si se dan las circunstancias, que las camas de sus establecimientos podrán llenarse de Miércoles a Viernes Santo, lo que demuestra la importancia de estas fechas para el sector. En el norte, por poner otro ejemplo, también esperan con interés la llegada de estas jornadas. Hablan de una ocupación del 90%, un porcentaje nada desdeñable y más después de un inicio de año poco positivo.

A las procesiones de la Pasión palentina, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en el año 2012, se suman otros atractivos provinciales que atraen a numerosos visitantes coincidiendo con la primera luna llena de cada primavera. Sin embargo, todo ello tiene un enemigo que puede hacer que todo lo planteado se eche a perder: la lluvia. El líquido elemento en Palencia, tan deseado en épocas de sequía, anula desfiles, dificulta la celebración de actos en la calle y, lo peor, provoca cancelaciones de reservas de alojamiento. No se pretende, ni mucho menos, minimizar el sufrimiento de los cofrades que no pueden sacar sus tallas a la calle por culpa de las precipitaciones, pero lo más importante ante las consecuencias de la meteorología adversa es evitar que la actividad económica se contraiga y que esta acabe generando empleo y riqueza en otro lugar. 

Palencia no puede perder interés por culpa de la lluvia y es tarea de las administraciones públicas encabezar esta complicada tarea. Es cierto que el turismo se está potenciando en la provincia desde hace años (como muestra de ello está la participación de laDiputación y diversos ayuntamientos en diversas ferias) y que se han alcanzado cotas de visitantes que, en determinados lugares, eran impensables, pero todavía hay que andar un poco más allá.En este punto, el apoyo del sector privado, que tiene muchas buenas ideas que aportar, sería muy interesante.

Las fechas de la Pasión, al celebrarse en toda España, son de fuerte competencia para atraer a turistas. Actualmente, son jornadas de alegría para hoteles y restaurantes y, en el futuro, tienen que seguir siéndolo.  Por esa razón, cuanto menos se dependa del cielo, mejor. En Palencia llueve más que en muchas ciudades del sur y es una circunstancia que hay que tener en cuenta.En definitiva, hay que hacer que la provincia sea igualmente atractiva con un paraguas abierto y utilizando unas katiuskas. Luchar contra los elementos es muy difícil, pero la respuesta palentina tiene que llegar. Así, quizá podrán venir en el futuro más turistas.