Un chico al que conozco solo de verle por el pueblo, me paró en la calle y me dijo :- Pensaba ir a tu casa, porque voy a publicar un libro, y me gustaría que tú me escribieras el prólogo.- Hablamos un rato, pero no le aseguré nada, Considero que es muy difícil y comprometido prologar un libro, porque si te excedes en halagos, puede ser que el lector los considere excesivos, y si eres comedido, y te quedas corto, sería el autor el defraudado. Encontrar la justa medida, es muy meritorio, y lo digo por experiencia, porque he prologado ya unos cuantos. He leído infinidad de libros con sus correspondientes prólogos, y no todos son acertados. Lo que ocurre también, es que, a veces, es un preámbulo entrante que nos pasamos por alto, y nos centramos totalmente en el asunto desde el prólogo hacia dentro. He publicado algunos libros,y en uno de ellos, el prólogo que me escribió Carmen Centeno en Revoltijo Poético, me gustó mucho, es uno de mis preferidos : Cortito...-los muy extensos tampoco me gustan - conciso...describiéndome a grandes trazos y dando mucho en el clavo...gracias de nuevo, amiga Carmen. Luego, en otro de mis libros, Agua Bendita , «me autoprologué yo misma . Al tratarse de una idea, en el que el agua, en todas sus vertientes, -mar, río. llanto y lluvia- fueron los protagonistas, me resultó muy sencillo introducirme en los temas, porque dan para mucho, ya que describo en narrativa a la entrada, lo que expreso en verso en su interior. Gustó mucho, y emocionó mi auto-prólogo. Y cuando llevé a cabo el pregón literario de la localidad, y teniendo en cuenta que luego se regala al público asistente al acto, se formó un pequeño libro, y aunque no lleva prólogo, si que hay que aportar algo más de contenido, y allí, introduje mi Autorretrato a plumilla, «donde pretendí, y logré describirme, y describir mi modo de ser, de pensar, de actuar...y digo sin tapujos tal como me veo y siento, ni más ni menos, sin halagos ni complejos: Ese término medio entre lo vulgar, lo humano y del sencillo día a día, queda reflejado en mi pregón Literario. Y algún poema.....y una anécdota de mi padre.... y...pero bueno, allí quedé plasmada. Y....a ver...a ver..., no sé qué haré en lo referente al prólogo de este chico tan majo, y que pretendió ganar mi voluntad dándome dos besos. -uno por mejilla, como dice en su canción Joaquín Sabina -. Pero....¡ Claro, lo primero será leer lo prologable!