Durante estas últimas semanas, en los paseos por las inmensas zonas verdes de la capital y alrededores se puede contemplar como cientos de indeseables bichitos, más propensos a verlos durante la primavera, han comenzado a salir de sus nidos y han comenzado a ser todo un problema para las mascotas. Sí, la temida procesionaria ha llegado antes de tiempo debido a unas condiciones climáticas que no han sido las habituales en el invierno palentino. Si se sienten atacadas, se desprenden de sus pelos y pueden provocar desde urticarias a reacciones alérgicas y afecciones respiratorias en personas y mascotas, que pueden ser graves.
Las zonas de pinares suelen ser su hábitat fuera de las ciudades, pero la capital palentina ya ha albergado la visita de algunos de esos indeseables insectos en lugares como el parque Ribera Sur. "Se han adelantado este año debido a las buenas temperaturas", advirtió Marian Velloso, veterinaria de la Clinica Argos de Palencia. "Ya hemos tenido casos en la clínica desde el mes de enero y no es hasta finales de febrero, incluso marzo, cuando vemos a estas orugas", reconoce la veterinaria palentina.
Es habitual ver a estos animales cerca de pinares, por lo que Castilla y León es un paraíso para estas orugas que nos advierten de su peligro con sus pinchos o pelos urticantes. "Lo más normal es verlas cuando dejan de caer las heladas fuertes", señala Marian. "Los adultos forman unos nidos que podemos ver ahora en los pinos y van en fila, por eso lo de llamarlas así. Después ponen los huevos en el suelo para que salga la polilla y ese es su círculo vital".
El regreso a Palencia de la temida procesionaria - Foto: BRÁGIMO (ICAL)Precisamente, sobre ese proceso vital, el catedrático de micología de la Universidad de Valladolid en el Campus de Palencia, Juan Andrés Oria de Rueda explica que estos animales se encuentran dormitando durante el invierno en una especie de nido llamado bolsón, que tejen las propias orugas. "Se trata de un capullo muy aislante que les evita el frío y la lluvia de estas fechas por lo que no suelen salir", reconoce. Esas bajar temperaturas y la lluvia, que sí se ha dado en muchos puntos de la geografía autonómica, han impedido ver a estos insectos antes de tiempo, pero en otros lugares como Palencia se han adelantado. "Esto hace que sean más difíciles de controlar, pero hay métodos ecológicos", sugiere el catedrático.
El adelanto de estos seres indeseables ha supuesto que sus enemigos naturales aún no estén preparados para darles caza. "El cuco y la bubilla, que son los animales que comen estas orugas aún están en África con lo que no controlan la posible plaga", asegura Juan Andrés. "Ese desorden de tiempo es lo que hace que en muchos lugares esté lleno de procesionaria", sugiere.
Precisamente, el catedrático palentino considera que se deberían hacer las gestiones necesarias para el beneficio de animales como el cuco, "uno de los más valiosos de nuestra fauna" o el murciélago ya que estos últimos "se comen las mariposas, cuando emergen estas polillas nocturnas y son el principal controlador porque aniquilan la especie".
Juan Andrés Oria de Rueda reconoce que existen métodos para evitar la propagación de estos insectos como cortar las ramas o el estudio de un hongo en concreto al que han apodado 'Risqueto' por su parecido al famoso snack. "Estos hongos se dedican a comerse la procesionaria, atacan a las orugas de tal manera que ayudan a controlar las plagas", reconoce, aunque también un gesto como el de regar los árboles ayuda a controlar a este animal de "una manera espectacular".
Aunque lo más recomendable es no eliminar los nidos por cuenta propia y llamar a expertos en el control de plagas fitosanitarias, indican comunidades autónomas y ayuntamientos, que intentan año a año controlar su proliferación, sobre todo en zonas urbanas. Pero si no, lo mejor es alejarse de ellas, controlar a los niños, además de llevar atados y vigilados a los perros.
Si finalmente nos topamos con estos seres, tanto nosotros, como nuestras mascotas, principalmente los perros, lo más importante es seguir una serie de recomendaciones que nos ayudarán a evitar problemas de salud importantes. "Lo principal es evitar zonas con muchos pinares, pero a veces nos las encontramos por la ciudad", explica Marian Velloso. "Si vamos al monte con nuestros perros, tenemos que tener muchísimo cuidado y estar siempre cerca de nuestras mascotas", apunta. "Es fácil verlas ya que van en fila, si logramos verlo con una distancia importante nos aseguramos de que nuestro perro no se acerca y luego comprobamos que por allí no pase nadie con niños, porque suelen jugar y se suelen acercar", asegura.
Pero también los seres humanos pueden tener complicaciones de salud por estar cerca de estos "bichos" que cuentan con un fino pelaje del que se desprenden y flota en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta, así como intensas reacciones alérgicas. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina. "Si pisamos alguna de las orugas, estas nos pueden lanzar como una especie de flechas y pueden hacer que se hinche alguna zona del cuerpo", explica Juan Andrés. "Los humanos tienen que evitar tener contacto de esos pelos con lengua, nariz y ojos", explica Marian, ya que se trata de pelos muy tóxicos. "Imagina lo que les puede pasar a los perros que van olisqueando el suelo", reconoce.
"Muchas veces cuando se introducen en los ojos pueden producir úlceras graves. La toxina al contacto puede producir necrosis y una lesión del tejido que sea. En la lengua tenemos reacciones alérgicas muy fuertes que pueden incluso acarrear un shock anafiláctico y la lengua puede incluso hincharse de manera desproporcionada", explica Marian. "Son problemas muy graves, tanto en perros como en niños, con los que hay que tener mucho cuidado", sugiere.
Los peludos son los que más sufren la aparición de estas orugas con pelaje. "Con los perros es una urgencia porque tienes que ir al veterinario ya que hay que ponerle un tratamiento de urgencia siempre", apunta la veterinaria que recomienda no frotar nunca la zona, ni quitar los pelos de la procesionaria. "Como mucho se puede lavar la zona con suero y agua tibia", afirma. "Puede ser cuestión de vida y muerte".
Un problema que en este mes que ya empieza se empezará a dar en el resto de nuestros pueblos y ciudades con más visibilidad de la que se ha venido dando durante las últimas semanas en las zonas verdes palentinas, aunque "lo bueno que tiene es que está poco tiempo, alrededor de un mes, ya que con la primavera plena dejamos de verla", concluye Marian Velloso, que espera no ver muchos perros en su clínica durante las próximas semanas con problemas de esta índole en los que las salud de los canes se ve seriamente comprometida.