"Creo que las farmacias podemos dar mucho más de lo que damos"

César Ceinos
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El responsable de la farmacia de Paredes de Nava destaca que programas como el unidosis o las escuelas rurales de salud permiten dar un servicio al ciudadano y asegurar la sostenibilidad de los negocios. «Eso es muy satisfactorio», asegura

El expresidente del Colegio Oficial de Médicos de Palencia, José Luis Nájera. - Foto: Óscar Navarro

El paredeño José Luis Nájera García dejó el  lunes 29 de abril la presidencia del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Palencia  tras casi once años de mandato. Recogió su testigo AnaDeza, la responsable de la farmacia de Ampudia, aunque seguirá en la junta directiva de la institución como vicepresidente. Es licenciado en Farmacia  por la Universidad de Santiago de Compostela, doctor por la Universidad Autónoma de Madrid y regenta la farmacia de Paredes de Nava desde el año 2000. Además, ocupa el cargo de secretario en el Consejo de Farmacéuticos de Castilla y León (Concyl), es profesor en la Escuela Universitaria de Enfermería Dacio Crespo de Palencia y  forma parte, como académico de número, de la Academia de Farmacia de Castilla y León.

Dejó el principal cargo del COF con 232 colegiados de diferentes ramas: comunitarios, profesionales en hospitales y en la administración pública, la docencia e investigación, la distribución e industria y los análisis clínicos. «Es una profesión muy versátil con un ámbito de actuación muy dispar, lo que hace que tenga muchas salidas profesionales. La cifra se mantiene estable, incrementándose en un pequeño porcentaje cada año con los nuevos  egresados», explica Nájera antes de recordar que en la provincia están abiertas 97 farmacias y 11 botiquines.

¿Qué balance hace de sus cerca de once años al frente del COF? 

Ha sido una etapa muy satisfactoria personal y profesionalmente. Hemos podido defender y potenciar la labor del farmacéutico, así como reflejar el día a día del farmacéutico y potenciar su mayor utilización por la ciudadanía y por el sistema sanitario. 

¿Cuáles han sido los momentos más duros de su etapa como presidente de la organización?

Empecé con la implantación de la receta electrónica en Castilla y León, que para una comunidad como la nuestra, con la dispersión geográfica que hay, no fue una tarea sencilla. Pero luego hemos tenido que regular los servicios de urgencia o las guardias que se hacen en la comunidad, que suponen una carga muy importante para el farmacéutico, tanto profesional como familiar. También hemos tenido que regular cómo se hace la atención farmacéutica en las residencias.

Aunque la etapa más dura seguramente habrá sido la de la pandemia de coronavirus. Tuvimos un papel muy importante para llegar a la población y para garantizar el acceso a los tratamientos. Había mucha incertidumbre porque no teníamos equipos de protección, porque teníamos que estar abiertos y accesibles. Lógicamente, esa exposición podía poner en peligro a los farmacéuticos y a sus familias. Sin embargo, ahí estuvieron y creo que hoy, varios años después, podemos decir que los farmacéuticos supieron estar a la altura y que hicieron una gran labor.

¿Y los más satisfactorios?

Esos los he tenido en aspectos más puntuales. Llegar a convenios con instituciones para que un programa que planteamos pueda hacerse realidad y, de esa manera, asegurar que se da ese servicio a la población y garantizar la sostenibilidad de las propias farmacias es algo muy satisfactorio porque al final es una forma de reconocer la labor que cada día hace el farmacéutico.

Durante la pandemia, el colectivo farmacéutico recibió la Cruz de Oro al mérito nacional, que también fue una forma de reconocer ese papel importante que tuvimos. Por otro lado, recientemente fuimos distinguidos por parte de asociaciones de pacientes como la delegación de Palencia de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), entidad con la que hemos hecho una campaña para dar a conocer sus servicios. Hemos podido llegar a más de 1.100 pacientes oncológicos. 

¿Se ha dejado alguna cuestión en el tintero?

Siempre quedan un montón de proyectos, de negociaciones y de planteamientos. A nivel asistencial, podemos decir que hay varios proyectos que han empezado su marcha y me gustaría que se consolidaran, como el papel de las farmacias en la salud pública, que lo estamos potenciando a través de la red de farmacias centinela, o las campañas como la de promoción de la vacunación de la gripe, que son una forma de integrar la farmacia en labores de salud pública. 

Además, destaco los programas de detección de prevención de fibrilación auricular y de prevención del ictus. También hemos participado en campañas de detección de casos de violencia de género y ahora estamos intentando promover la detección de la soledad no deseada en aquellos colectivos que pueden ser más vulnerables y que, por tanto, están en una situación de riesgo.

Le sustituye en la presidencia del COF Ana Deza, pero seguirá en la junta directiva como vicepresidente. ¿Qué labor ha pasado a desempeñar actualmente?

Yo siempre he pensado que es muy bueno para la institución, para el presidente e, incluso, para el colectivo, que haya un cambio generacional con gente e ideas nuevas. Y creo que también hay que dejar que el presidente forme su equipo y que ponga en marcha aquellas ideas que tiene. Pero es verdad que la nueva presidenta, que es un lujo de farmacéutica, ya había trabajado conmigo los cuatro años anteriores y me pidió que entrara en su equipo. Fue una decisión que me costó tomar. Después de meditarlo mucho, creo que toda la experiencia de estos años, tanto en el colegio como en el consejo autonómico, podría ayudar a poner en marcha al equipo, aunque quiero tener un papel secundario.

¿En qué situación se encuentran las farmacias palentinas?

En una situación satisfactoria. Desarrollan su día a día y cuentan con el personal necesario. Castilla y León es la segunda comunidad autónoma con mayor número de farmacias por habitante y, por esa razón, son cercanas y accesibles a la población. Pero es verdad que es un sector que económicamente sufre con aspectos que están ocurriendo en la actualidad en nuestra provincia, como, por ejemplo, la despoblación. La pérdida de población hace que la viabilidad económica de muchas farmacias se pueda poner en peligro.

Por otro lado, tenemos un problema importante con las medidas de contención de gasto que se aplican tanto a nivel nacional como autonómico. Las farmacias de Castilla y León, que son económicamente menos fuertes que otras, sufren directamente sus consecuencias. Por eso, cuando se toman medidas a nivel nacional siempre decimos que nos tengan en cuenta porque nuestra situación no es la misma que la del resto de España. Es decir, no tenemos ese colchón económico que permitiría afrontar diferentes medidas, aunque de momento aquí hemos aguantado bien.

Hemos hecho lo más difícil, que es llevar las farmacias y a los farmacéuticos hasta el último rincón de la Montaña Palentina y de la meseta castellana y ahora hay que utilizarlo y sacarle el máximo valor y rendimiento. De ahí que pidamos la integración dentro del sistema sanitario y la colaboración y comunicación con el resto de profesionales. Creemos que podemos dar mucho más de lo que estamos aportando en la actualidad. El farmacéutico comunitario, en muchas ocasiones, es la puerta de entrada al sistema sanitario. Somos unos profesionales muy cercanos. 

El 95% de los ciudadanos tiene una farmacia en el mismo municipio y el 5% restante está a menos de 10 minutos de la farmacia más cercana y eso nos convierte muchas veces en el profesional sanitario de referencia. Además, contamos con la confianza de los ciudadanos, acuden a su farmacia con su farmacéutico y normalmente siempre la misma. Entonces, lo que pedimos a la Consejería de Sanidad es que se utilice esta capacidad que tiene el farmacéutico para llegar a los ciudadanos y convencerles sobre aquellos aspectos de salud que pueden ser beneficiosos.

Por lo tanto, son farmacias sanas, que están conectadas, que trabajan en red y que tienen muchísimo potencial, pero que están infrautilizadas.

Veo que se centra en los establecimientos situados en el medio rural. ¿En qué estado de salud están las farmacias urbanas?

Pasa exactamente lo mismo. La importancia que tiene una farmacia de un barrio es exactamente la misma que la de un pueblo. La población de esa zona tiene de referencia a su farmacéutico, que es el que le sigue sus tratamientos, el que conoce sus enfermedades y el que le va viendo desde que es un niño. 

Y esa figura, lógicamente, es importante tanto en el medio rural como en el medio urbano, aunque es cierto que en la ciudad existen otros servicios de los que carecen o hay menos en los pueblos y por eso el profesional de la farmacia adquiere una mayor relevancia.

Hace referencia a las farmacias de viabilidad económica comprometida (VEC). ¿Cuántas hay actualmente en Palencia y en qué estado se encuentran?

Hay cinco farmacias VEC en Palencia. Son aquellas donde el rendimiento económico que logra el farmacéutico por la facturación sería inferior que si ese profesional trabajase en otra. Y eso pone en riesgo muchas veces su viabilidad. Por eso, desde hace tiempo, el COF está trabajando en buscar otras vías de financiación que aporten un valor a la ciudadanía y el farmacéutico reciba por esos servicios, permitiendo así que la farmacia siga estando abierta, como las escuelas rurales y el programa unidosis. Y esto es importante porque el servicio está garantizado en ese municipio y en los de alrededor.

¿Qué actuaciones llevaron a cabo?

Una de las medidas que hemos tomado es la vinculación de los depósitos de medicamentos de las residencias a la farmacia de proximidad. Es algo tan sencillo como que si en un pueblo hay una residencia que sea la farmacia de esa localidad la que lleve su depósito. Esa es la forma de garantizar su supervivencia y la supervivencia de la atención farmacéutica en todo su entorno. Los datos demuestran que esta vinculación redujo casi un tercio el número de farmacias VEC en la comunidad.

Una de las actuaciones que repercute positivamente tanto en la farmacia como en la población es el programa unidosis que se puso en marcha junto con la Diputación en 2021

Sí, es un programa de éxito que surgió como forma de luchar contra la despoblación. El grado de satisfacción de los usuarios es impresionante. Los pacientes agradecen que el farmacéutico reacondicione su medicación. De esta forma, solo tiene que ver el día y la toma que le corresponde. Con eso evitamos errores de medicación y hacemos que el paciente gane autonomía. Y cuando esto ocurre, puede seguir viviendo en su casa, en su municipio. Además, al evitar que se tomen dosis erróneamente, se generan menos problemas de salud y se reducen las consultas al médico y los ingresos hospitalarios.

Empezamos siendo muy ambiciones para poder llegar hasta los 350 pacientes (en torno a un 4% de la población mayor de 65 polimedicada en Palencia) y ahora mismo estamos en 343. La Diputación subvenciona este servicio a los ciudadanos y el farmacéutico recibe una remuneración por su trabajo. A raíz de esa implantación en la provincia,  ya se ha ido extendiendo a otras provincias de Castilla y León e, incluso, a otras comunidades.

¿Qué son las escuelas rurales de salud?

Es un programa en el que utilizamos la figura del farmacéutico para formar a la ciudadanía sobre hábitos saludables y acciones que fomentan el envejecimiento activo y el uso de las tecnologías, entre otras cuestiones. Y en este caso, el profesional también recibía un dinero por las charlas que daba en su entorno de influencia.

Un tema que también ha generado muchos titulares de prensa en los últimos años es el desabastecimiento de ciertos medicamentos. ¿En este momento como se encuentra este problema?

El tema de los desabastecimientos es un problema que llevamos arrastrando bastantes años y es multifactorial. Aquí hay que mirar dos cosas, primero ver qué consecuencias tiene ese desabastecimiento. Lo que estamos observando es que la mayor parte de esos desabastecimientos se pueden solventar con una sustitución porque hay alternativa de medicamentos genéricos u otros tratamientos. En este caso, hay que llamar a la calma. Pero en segundo lugar hay que ver cuáles son las causas. La situación mundial que estamos atravesando es una de ellas, al igual que la centralización de industrias farmacéuticas en una gran macrofábrica. Cuando hay un problema en una de las factorías afecta al resto de la cadena y no hay alternativa. 

Y luego, en España, tenemos otro problema importante que está relacionado con esas medidas que se toman a nivel nacional y de las que no se valoran todas las consecuencias. El precio de los medicamentos es el más barato y eso es bueno para el ciudadano y el sistema. Los pacientes se pueden tratar y no va a costarles mucho dinero. Además, si tiene buena salud el resto del sistema sanitario va a estar más aliviado. Pero el hecho de tener los medicamentos más baratos de Europa hace que cuando una industria farmacéutica tenga que poner en el mercado unos fármacos o una producción limitada de los mismos, priorice aquellos países que le son más rentables.

Por último, el precio tan bajo hace que ya no se pierda el valor económico, sino el valor terapéutico. Hay muchos pacientes que dicen que no le va a hacer nada una caja de treinta pastillas de Simvastatina si solo cuesta nueve céntimos o que se la compra él sin ir al médico porque es muy barata. Y la realidad es que hay que ir al médico a que te haga un diagnóstico y te ponga un tratamiento, que puede costar más o menos.

El COF de Palencia puso en marcha la aplicación Farmahelp. ¿Cómo se está desarrollando?

Vimos que, ante la falta de medicamentos de las farmacias, los pacientes iban de una a otra buscando. En Palencia, nos poníamos las farmacias en contacto por Whats App para ver si alguno los tenía. Y lo que hicimos en el COF fue crear una aplicación para que contactase con todas las farmacias. Está desarrollándose correctamente y es capaz de resolver uno de cada tres problemas de desabastecimiento. Para nosotros es una satisfacción. Somos un colegio pequeño en número de colegiados, pero grande en ideas, en esfuerzo y en trabajo, porque hay muchas cosas de las que hemos hecho aquí a nivel local que se han llevado a nivel nacional. Y para nosotros es un orgullo. También está ahí la campaña del uso correcto de medicamentos pediátricos.

Por último, ¿en qué situación se encuentra la profesión más allá de las farmacias comunitarias?

Una de nuestras reivindicaciones es que haya más farmacéuticos de hospital, porque es una figura esencial. Si hubiera más, seguramente podríamos tomar muchas medidas que mejorasen la salud y que redujesen el gasto, como la vigilancia de la resistencia de antibióticos, la supervisión de los tratamientos terapéuticos que hay en el hospital o incluso en algunas residencias. Y lo mismo ocurre con los farmacéuticos analistas y con los farmacéuticos que trabajan en salud pública. Si hay algo que nos ha demostrado esta pandemia es la importancia de la prevención y de anticiparnos al problema o que tenga la menor repercusión posible. Hemos visto que la única forma de salir del covid ha sido con dos medidas de salud pública: prevención a través de la higiene de manos y vacunas que prevengan la infección. Después de una pandemia como la que hemos tenido, los servicios de salud pública, no es que tuviésemos que duplicar el personal, es que tendríamos que duplicar o cuadruplicar ese personal que está trabajando en esas labores.