Pieles, leños, huesos y harapos en el Antroido de Cervera

Rubén Abad
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En el Consistorio existe documentación escrita de la fiesta desde el siglo XVII. Tras recuperarse en 2024, «el paisano ha pegado el estirón»

Pieles, leños, huesos y harapos en el Antroido de Cervera

Pieles de animales autóctonos como el oso, el carnero o el chivo, huesos, leños, viejos harapos, legumbres, forraje e incluso las cáscaras de frutos secos como nueces o castañas. Todo lo que había en casa era material potencial para disfrazarse en el Antroido de Cervera de Pisuerga, una celebración de la que existe documentación escrita en el Ayuntamiento que data del siglo XVII y que un grupo de jóvenes comprometidos con las tradiciones del entorno se propuso recuperar el pasado año.

Tras aquella primera edición, «el paisano ha pegado el estirón», como destacó con acierto el alcalde, Jorge Ibáñez, en la aplaudida trova de este año. «Fueron nuestros mayores quienes guardaron la llama, nos contaron los secretos, las historias, las hazañas. Teníamos brasas, en la memoria, con herrumbre pero los jóvenes las avivan, y esto ha cogido lumbre», rezaba el texto, elaborado por el primer edil emulando a los antiguos bandos municipales que antaño se publicaban por estas fechas antes de que la dictadura franquista lo prohibiera.

El propio regidor se ocupó hace   diez años, en su condición de historiador, de realizar un estudio en el Valle de Castillería con vecinos del territorio nacidos en las décadas de 1910 y 1920 que conocieron en su niñez al Antroido en su versión más tradicional. Una fiesta que ahora vuelve a latir y a sacar a las calles del corazón de la Montaña Palentina a los zamarrones, los auténticos protagonistas de este evento popular con el que, de forma simbólica, se vence al invierno y se da la bienvenida al a primavera.

CON LA MISMA ESENCIA

Ibáñez  califica el Antroido cerverano como «de lo mejor que existe en el norte», a la vez que aplaude el resto de localidades de la comarca que igualmente han recuperado la esencia tradicional de la fiesta como Guardo, Aguilar y Velilla.

A mantener esa esencia contribuye enormemente también la música popular, que sonó en Cervera recordando a los más mayores del lugar sus años mozos. Y como en aquella época, el tío también ardió pasto de las llamas, como lo hacía entonces y como si no hubiera pasado el tiempo. Alegría, color y tradición para despedir el reinado de Don Carnal, con identidad propia.