Sacó muy buena nota, sobresaliente, en su primera recepción de la Fiesta Nacional. La actitud de la princesa de Asturias centraba los comentarios de quienes acudieron a los actos del Palacio Real que se celebran tras el desfile militar. Doña Leonor llegaba desde la plaza de Neptuno con la misión cumplida: uniforme de gala de dama cadete, sin un solo fallo de protocolo en su primer acto público como futura comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

Cantó los himnos y acompañó al Rey a colocar la corona de laurel en honor de los caídos en acto de servicio, lo que al parecer no estaba previsto, y que hizo bajo la mirada atenta de su padre, pendiente de que su hija saludara en los momentos a los que obliga la profesión militar.

Fue la protagonista indiscutible de la Fiesta Nacional, como lo fue también Pedro Sánchez, por otros motivos.

Volvió a recibir toda clase de abucheos y gritos de "que te vote Txapote" nada mas descender del coche oficial en la Plaza de Neptuno, y posteriormente Feijóo - al que en el encuentro que mantuvo hace unos días Sánchez le dio a entender que era el responsable de la pitada- dijo que ni él ni nadie de su partido han dado instrucciones para pitar al jefe de gobierno, y que los abucheos se producían desde mucho antes de que él fuera presidente del PP. Las acusaciones según Feijóo, eran una difamación. Sánchez a hablar con los periodistas en el Palacio Real, lo que indicaba que quería lanzar dos o tres mensajes: que las negociaciones con otros partidos de cara a la investidura se encuentran muy avanzadas, que no descarta hablar con Puigdemont, y que cree contar con los votos suficientes para salvar su investidura,

Era una Fiesta Nacional difícil para el Rey, porque el jefe de gobierno ha entrado en terreno pantanoso para conseguir los votos que necesita para mantenerse en la presidencia, se le acusa de extralimitarse en su campo de competencias con presiones al Tribunal Constitucional y expertos afines para que declaren que el proyecto de amnistía que prepara es constitucional, no descarta la consulta que le exigen los independentistas; y ciudadanos que no conocen bien las atribuciones del Jefe del Estado, pretenden que el Rey pare los pies a Pedro Sánchez, cuando una monarquía parlamentaria implica que el Rey está obligado a sancionar, a rubricar con su firma, los decretos del gobierno aprobados por el Parlamento.

D. Felipe es muy consciente del clima enrarecido que vive actualmente España, y que le afecta personalmente. Pero no se mueve ni un milímetro de su papel constitucional. Hasta ahora su principal apoyo era la reina Sofía, pero desde hace unos días, desde su Jura de bandera, su hija la Princesa de Asturias -se ha visto en los actos de la Fiesta Nacional- se convierte en un personaje clave como colaboradora del Rey para afianzar la monarquía.