La seguridad en los domicilios es básica y, con ello, todo lo derivado de instalaciones eléctricas con averías que pueden generar siniestros, junto a calderas o equipos de combustión para calentar todo tipo de inmuebles con un mal funcionamiento. La prevención de riesgos se está agudizando en distintos tipos de viviendas y las ventas de detectores de humos, fugas de gas o generación excesiva de monóxido de carbono han crecido en torno a un 25% este año, según empresas del sector consultadas por Diario Palentino.
Incendios recientes como el que calcinó al completo un edificio de Valencia, en el que hubo diez muertos, o el de Estambúl (Turquía), en los bajos de un inmueble durante las obras en un local dedicado a ocio nocturno, que causó otras 29 víctimas mortales, han contribuido a una mayor demanda de dispositivos de seguridad cuyo coste es asequible y puede salvar vidas. El detector más caro es el de gas, unos 35 euros, y el de humo se sitúa en los 20 euros y hay de varios precios.
Así lo indica Juan Carlos Pedroso, vendedor de proyecto de la zona de climatización, confort y electricidad del establecimiento de Leroy Merlin. «La gente viene preocupada por los acontecimientos recientes y la seguridad no tiene precio. Sobre todo, pregunta por temas de prevención y se interesa por detectores de humo y de monóxido de carbono, así como por los de fugas de gas. Esos son los productos que más nos demandan y luego nos piden también asesoramiento sobre cómo se configuran sus instalaciones y si pueden acortar o evitar posibles incidentes», desgrana el vendedor.
Seguridad doméstica que repunta y no tiene precio - Foto: Sara MuniosgurenAñade que es frecuente dejarse la campana extractora encendida, o una sartén al fuego y acumular humo. «También es clave detectar emanaciones de gas y monóxido de carbono, dado que hay muchas casas con las típicas calderas atmosféricas que absorben el oxígeno de la estancia, en lo que se llama la muerte dulce, si a los residentes les pilla dormidos», explica. El coste de estos dispositivos de seguridad no es grande y su colocación y funcionamiento es muy sencillo. «Lo que se instala depende de qué sistema de producción de calor se tenga. Si es una estufa de leña o pellets, los detectores de monóxido de carbono y de humos son los adecuados. Si nos vamos a un producto de gas, aquí entran los detectores de fugas y de acumulación de monóxido si se trata de una caldera atmosférica», aclara Juan Carlos Pedroso.
concienciación. Saúl de la Fuentes, adjunto de tienda en Brico Centro Leal, confirma que los detectores de humo se están vendiendo mucho más a raíz del siniestro de Valencia, pero considera que la gente se estaba concienciando incluso antes. «Yo creo que ha sido la gota que ha colmado el vaso pero el ciudadano es consciente de la importancia que tiene disponer de estos artículos en casa, ya que por una inversión mínima pueden salvar vidas. Estamos hablando de un coste entre 9 y 20 euros, dependiendo de la calidad y las mediciones que realicen. La mayor parte llevan un testigo que, siempre y cuando la pila esté operativa, se activa con un pilotito en verde. Una vez que, o bien detecta el humo, el gas o monóxido de carbono o, se acaba la pila, se emite una señal», concreta.
El vendedor asegura que un dispositivo preventivo «ya no solo beneficia a las personas que viven en una vivienda particular sino a las de el propio edificio o urbanización en esos casos». Sobre si falta información a la hora de la necesidad de instalar este tipo de aparatos cuando son sencillos y económicos, cree que ese es su cometido y trata de aconsejar de la mejor forma posible al cliente. «Se trata únicamente de ponerlo en un sitio céntrico, uno por cada casa de unos 90 metros, sobre todo donde está la caldera o donde se sitúa la instalación de gas», indica.
No obstante, Saúl de la Fuente asevera que es recomendable colocarlos en todos los sitios con fuentes de calor o aparatos eléctricos que pueden averiarse y causar humo. «Incluso en aquellas estancias en las que no haya chimeneas. Cualquier aparato conectado puede provocar un incendio por un descuido, al dejarle cerca de algo textil, de un sofá o de unas cortinas, lo cual puede resultar catastrófico», concluye.