Realce del legado social de Castellanos en su último adiós

Pablo Torres
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Una amplia comitiva de la Iglesia con gran presencia de palentinos estuvo ayer presente en la misa funeral celebrada en la seo por el obispo emérito, que falleció en Bolivia el 19 de febrero

Realce del legado social de Castellanos en su último adiós - Foto: Sara Muniosguren

Con emoción y especial gratitud por el legado social que dejó, Palencia despidió ayer al obispo emérito Nicolás Castellanos, prelado de la Diócesis entre el 27 de julio de 1978 y 1991, que falleció en Bolivia a los 90 años el pasado 19 de febrero.

El calor de la sociedad palentina fue un acompañante más en la misa funeral que se celebró ayer en la catedral, en un acto que, amén de despedir a quien sobre todo fue «un hombre bueno», sirvió para poner de relieve la huella que dejó con su labor. 

El entierro, por expreso deseo de Castellanos, tendrá lugar en Bolivia, si bien su presencia en la seo quedó inmortalizada gracias a un retrato que, durante la celebración, estuvo ubicado a los pies del presbiterio. La pintura estuvo arropada por un báculo, una mitra, una casulla y el libro de los Evangelios, estando este último abierto por el pasaje del Buen Pastor.

Realce del legado social de Castellanos en su último adiósRealce del legado social de Castellanos en su último adiós - Foto: Sara Muniosguren

El inicio de la liturgia comenzó con el realce de lo que el obispo emérito hizo para el mundo. Donaciano Martínez, sacerdote diocesano, y Arancha Delgado, vicepresidenta de la Fundación Hombres Nuevos, destacaron el trabajo que el religioso realizó en vida con una doble semblanza que acentuó, sobre todo, su entrega por los más necesitados. 

Precisamente, la comunión con los demás fue uno de los pilares sobre los que se sustentó la homilía del obispo de Palencia, Mikel Garciandía. «Luchar contra las situaciones que humillan la dignidad de los hijos de Dios, en Bolivia, Perú o España. Cada uno, hoy, hemos de pensar a qué nos urge Dios en lo más concreto», pronunció el actual obispo. 

Garciandía concelebró el funeral junto a una amplia representación de la Iglesia; una comitiva que dio buena cuenta del importante legado que deja el obispo emérito. Así, entre los presentes, estuvieron el que fue sucesor de Castellanos como prelado de Palencia, el cardenal arzobispo emérito de Valladolid Ricardo Blázquez; el arzobispo de Burgos, Mario Iceta; el vicario general de León, Luis García; el prior provincial de los Agustinos, Domingo Amigo; el obispo emérito de Iquitos (Perú), Julián García; o el abad de la Trapa, Juan José Domingo.

También hubo una importante presencia de religiosos palentinos, entre los que figuraron el obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, o el obispo emérito de Santander Manuel Sánchez; así como otros como el prelado de Almería, Antonio Gómez, o el obispo emérito de Tarija (Bolivia), Javier del Río.

La despedida a Castellanos aunó a partes iguales reconocimiento con cercanía. Así las cosas, fueron dos allegadas al fallecido -Inmaculada Martín, delegada para el Sínodo en la Diócesis de Palencia, y Beatriz Martín- las encargadas de leer las peticiones.

En el apartado de autoridades, cabe destacar la presencia del subdelegado del Gobierno, ÁngelMiguel, la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; el delegado de la Junta,José Antonio Rubio; y la alcaldesa de la ciudad,MiriamAndrés.

 

Demetrio Castellanos apela    a la unión para «reducir la pobreza»

El carácter cercano a la par que agradecido fue una constante en la misa funeral de ayer en honor a Nicolás Castellanos, obispo emérito de Palencia.

La catedral a rebosar y la emoción en los rostros de los presentes fueron las mejores muestras de lo que significó el prelado, tanto para la provincia como para el resto del mundo, con especial atención en las personas más desfavorecidas. 

En los compases finales de la celebración, coincidiendo con el momento de Acción de Gracias, tomó la palabra el hermano del obispo fallecido, Demetrio Castellanos, presidente de la Fundación Hombres Nuevos, quien apeló a la unión como eje para terminar con las desigualdades sociales. «Recojo con gratitud las condolencias recibidas […]. Comparto con todos el sueño y el legado que nos deja mi hermano: la fundación en España y el proyecto en Bolivia», manifestó Castellanos. 

«Tercamente perseverantes, seguiremos trabajando para reducir las fronteras de la pobreza y acercar al norte los pueblos empobrecidos del sur», reivindicó el hermano del obispo emérito, quien finalizó su intervención realzando al «verdadero amor» como motor del cambio. 

Concluidas sus palabras, DemetrioCastellanos se fundió en un abrazo con Garciandía.