En el Cerrato, comarca agrícola, los viñedos han tenido, y aún tienen en determinadas zonas, una gran importancia, principalmente desde el momento en el que la agricultura le ganó el pulso a la ganadería. De hecho, están presentes en varias Denominaciones de Origen: Arlanza, Cigales y Ribera del Duero.
El profesor Sotero García Ortiz, publicó en Diario Palentino de pasado 8 de octubre, con motivo de la Fiesta de la Vendimia, un artículo alusivo a la larga tradición vitivinícola de Quintana del Puente, estando documentada la existencia de cultivo de vides desde 1443.
Relataba este profesor cómo actas municipales ponen de manifiesto aspectos como actividades en torno a la vendimia, las alcabalas que el Ayuntamiento establecía para proteger la producción local frente a la foránea, o la autorización en 1884 al alcalde, Pablo González, para contratar dos vigilantes para la custodia de los viñedos hasta la recolección para evitar fraudes y hurtos.
El vino del Cerrato
Actualmente, los vinos de esta zona pertenecen a la Denominación de Origen Arlanza, que ha puesto en marcha la denominada Ruta del Vino del Arlanza, compuesta por hoteles, restaurantes, tiendas, posadas, museos, etc. a largo de localidades cerrateñas como Torquemada, Palenzuela, Baltanás, Villahoz, Villodrigo…
Importantes bodegas forman parte de ella. Es el caso de Pagos de Negredo (Palenzuela-Quintana del Puente) y Señorío de Valdesneros (Torquemada), cuyos vinos han obtenido importantes galardones internacionales.
Como curiosidad, Señorío de Valdesneros, comercializa vino de hielo, único de este tipo hecho en España de forma natural con uva tempranillo. Las cosechas tardías provocan que las heladas de la época congelen el agua de las uvas produciendo una sobremaduración y consecuentemente una mayor concentración de azúcar, resultando un vino dulzón, muy demandado, exportado con gran éxito a lugares como California.
En Villahoz se instituyó la figura del agente corredor de vinos, encargado de inspeccionar y regular todo lo referente al comercio del vino.
El vino del Cerrato
Otra Denominación de Origen de vinos elaborados en el Cerrato es Cigales, cuyo mayor exponente es la Bodega Remigio de Salas Jalón, en Dueñas.
Al menos desde 1738 ya elaboraba vino. Siglo y medio después exportaba grandes cantidades de vino a Burdeos, en tren, cuando Francia sufrió la filoxera y necesitaba abastecerse del exterior.
En la actualidad, nueve galerías subterráneas conforman las instalaciones de esta bodega centenaria, cuyos vinos también tiene reconocimiento internacional.
VILLAMURIEL.
A Villamuriel de Cerrato venían asturianos con bueyes y carros portando la madera de las cubas para montarlas dentro de las bodegas. A cambio se llevaban cántaras de vino que iban vendiendo por el camino de vuelta a Asturias.
La Asociación de Amigos del Patrimonio de Villamuriel relata en su blog diversos aspectos curiosos sobre la actividad relacionada con el vino en esta localidad. Así, señala que en las Ordenanzas Municipales de 1764 se regula todo lo relacionado con el vino, desde los majuelos hasta la elaboración y venta.
El día de San Martín, 11 de noviembre, se producía el aforo del vino -registrar oficialmente la cantidad de vino existente-, en un acto ritual en el que con la presencia de testigos, la Justicia, el Regimiento y el Procurador General, se anotaba las veces que se llenaba el cántaro. En la localidad no existía medidor, por lo que se traía de fuera.
Realizado el aforo ya podía venderse el vino, salvo que existiera caldo añejo del año anterior, en cuyo caso se le daba prioridad y el vino nuevo no se empezaba a comercializar hasta el día de San Andrés, 30 de noviembre.
Existía una taberna pública que se adjudicaba en calidad de arrendamiento para la venta al por menor del vino del pueblo, o de fuera si no había suficiente.
Si nadie postulaba por la adjudicación se echaba a suertes entre todos los vinateros y a quien le tocara no podía negarse a vender el vino, a un precio prefijado. A cambio, ningún otro vecino podía vender vino.
Tampoco se podía introducir uvas ni mosto criados fuera de la localidad, salvo que perteneciese a vecinos de Villamuriel. Si se incumplía, era requisado y el infractor multado con 1.000 maravedíes. Lo que sí se podía elaborar era vino cocido para su consumo, declarándolo y pagando los derechos correspondientes; de no ser así se le requisaba la mercancía y la caballería en la que lo llevara.
Francisco Simón Nieto.
El citado blog hace referencia a las palabras de Francisco Simón Nieto respecto al consumo de vino en Villamuriel de Cerrato.
Este erudito palentino (médico, historiador, arqueólogo y antropólogo) indica que el consumo de vino en esta localidad era muy alto, casi 5 veces más que la media española, y que el hábito se adquiría desde la infancia, lo que condicionaba el organismo y lo hacía resistente: apenas había problemas de embriaguez, a lo que contribuía también la calidad del vino y el trabajo al aire libre propio de las labores agrícolas predominantes.
Simón Nieto llegó más allá en sus aseveraciones, al aventurar que bajo los efectos del vino aumentaba la fuerza física tanto para el trabajo como para otros cometidos: la tasa de natalidad en Villamuriel era el doble que en Madrid.