Esfuerzo, tesón, amabilidad y unas croquetas exquisitas han sido desde siempre las señas de identidad del bar Debla. Desde que abrió sus puertas en la plaza Mayor de la capital gracias a Eduardo y Juan Carlos ha sabido atender de la mejor manera posible a todos sus clientes. Hoy, más de dos décadas después, continúa con la misma ilusión, ahora con un nuevo integrante.
2024 comenzaba con una sorpresa en este establecimiento hostelero, Juan Carlos se jubilaba y entraba a formar parte del equipo Eduardo, su sobrino e hijo de su socio. La juventud se sumaba a la experiencia y las ganas de trabajar, al éxito cosechado.
Cada día, salvo los domingos y los festivos, este bar abre sus puertas a partir de las ocho de la mañana. Hasta el mediodía son los cafés los que copan las comandas, bien acompañados de un tentempié dulce. Después, a partir de las doce serán las tapas saladas las que comiencen a desfilar.
La hora del vermú es el momento del día en que más clientes ocupan las mesas de la terraza o del interior. Y es que, sus croquetas de jamón o de bacalao se han hecho famosas en la capital, por lo que son muchos los que acuden a probarlas.
A estas se suman los pinchos de tortilla o los pequeños bocados diarios, entre los que se pueden degustar champiñones o huevos rellenos, todo dependerá del día.
Por supuesto, para quienes tengan más apetito, el bar Debla ofrece una amplia lista de pulguitas, así como tortillas, entre las que las de gambas, jamón o chorizo son las más solicitadas por sabor y textura.
Cuando se acerca el momento del conocido como tardeo, sobre las 20 horas, las tapas regresan. De nuevo sus croquetas conquistan los paladares de cuantos han acudido a tomar una caña, un vino o un refresco. Nadie se queda sin saborear estas pequeñas exquisiteces culinarias, elaboradas en el momento, por lo que es recomendable soplar un poco para no quemarse.
Todo lo dicho está disponible en el número 15 de la plaza Mayor, una ubicación privilegiada que favorece que a diario sean muchos los palentinos y los visitantes que acuden a calmar su sed e incluso a saciar su apetito.