Editorial

Un gran paso para la Vía Aquitania como referente de las rutas jacobeas

DP
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Se pone en valor un trayecto que fue clave en los primeros siglos del peregrinaje

La reciente incorporación de la Vía Aquitania como Camino Histórico a Santiago marca un hito en el reconocimiento del legado jacobeo en Castilla y León. Con esta decisión, el número de rutas con esta distinción asciende a diez, fortaleciendo aún más la posición de la comunidad como eje fundamental del peregrinaje en la Península Ibérica. Este reconocimiento, que llega tras la consolidación del plan director para el Camino Francés en 2024, es un logro significativo que subraya la importancia histórica y cultural de esta vía. 

La Vía Aquitania, con sus 90 kilómetros de recorrido entre Burgos y Villalcázar de Sirga, se asienta sobre una antigua calzada romana que conectaba Astorga con Burdeos. Su relevancia histórica es incuestionable, ya que algunos historiadores la consideran como el germen del actual Camino Francés, antes de que los monarcas medievales definieran el trazado que conocemos hoy. Este itinerario atraviesa localidades de gran valor patrimonial como Sasamón, Melgar de Fernamental y Osorno, ofreciendo un recorrido que combina historia, cultura y tradición jacobea. El esfuerzo de la Asociación de Amigos del Camino a Santiago Vía Aquitania ha sido clave para lograr esta declaración, en colaboración con ayuntamientos de las provincias de Burgos y Palencia. Desde 2018, la recuperación de esta ruta ha sido un objetivo prioritario, y la inauguración del albergue de Osorno el 22 de marzo del pasado año ha representado un impulso decisivo. Ahora, el reto es mejorar los servicios a los peregrinos, lo que ya se está abordando con la ampliación de la capacidad del albergue.

El reconocimiento de la Vía Aquitania también fortalece el triángulo de peregrinación que conforman Osorno, Frómista y Carrión de los Condes, consolidándolo como un enclave de referencia para el Camino de Santiago. A este eje se suma el Camino Lebaniego Castellano a través del Canal de Castilla, convirtiendo la zona en un punto de convergencia de rutas de peregrinación. Además, la creación de un aula de estudio jacobeo en la región potenciará el conocimiento y la investigación sobre el legado cultural de estas rutas. El Camino de Santiago no solo es un itinerario de fe y espiritualidad, sino también un motor económico y social para las localidades que atraviesa. La afluencia de peregrinos trae consigo oportunidades para el desarrollo turístico y la revitalización de las zonas rurales, generando empleo y promoviendo la conservación del patrimonio histórico. 

Es, por tanto, una decisión justa y necesaria. Se trata de recuperar la historia y poner en valor una ruta que fue clave en los primeros siglos del peregrinaje a Compostela. Ahora, el desafío es consolidar este camino, mejorar su infraestructura y garantizar que los peregrinos cuenten con los servicios adecuados para recorrerlo en las mejores condiciones.