La tradición, el apego al terruño y el deseo de mantener vivo el recuerdo de oficios ancestrales ha motivado, 22 años después, a un grupo de 230 personas que integran la Asociación Cultural La Trilla de Castrillo de Villavega a mirar alto y pensar en recopilar los méritos suficientes para que su fiesta, con 22 años de existencia, logre cuanto antes la distinción de interés turístico regional. 

Además, una vez que se reúna la documentación y requisitos que marca la Dirección General de Turismo de la Junta, a corto y medio plazo se confía en tener el apoyo institucional  y las ayudas precisas para crear en el pueblo centro de interpretación de La Trilla, el primero de estas características en la provincia, que albergará maquinaria, enseres e información sobre el laboreo agrícola que fue modernizándose en la década de los 70 y del que apenas quedan vestigios.

Ayer, se repitió una escenificación a pie de parcela cosechada que atrae a cientos de personas cada año a una población terracampina que multiplica por diez sus 180 habitantes y cita junto a la ribera del río Valdavía -en una zona inmensa arbolada- a 1.000 comensales que dan buena cuenta de un suculento cocido castellano a 13 euros el plato. 

La Trilla busca ser de interés turístico regional - Foto: Juan MelladoPor la mañana se llevó a cabo un desfile de maquinaria antigua, mulas y burros participantes en las faenas agrícolas para dar paso a la siega, el acarreo de paja y el arado de una zona a modo de ejemplo del laboreo agrícola con aperos muy útiles años atrás y hoy en desuso, junto a una exposición de acuarelas con paisajes de Tierra de Campos y el medio rural a cargo de Mónica Proust, originaria de Castrillo de Villavega.

 Por la tarde se escenificó la trilla y la vielda de la mies en la era junto al río, completando la jornada con juegos tradicionales castellanos, una cena a base de panceta y huevo, el concierto de Los Tavones y una disco móvil en la que intervino  dj Vallejo.

«Nuestra fiesta se plasmó en una conversación de barbería y fue cogiendo auge desde el año 2000. Primero fue con un grupo de personas íntegramente del pueblo que cuajó para organizar todo y lo que hicimos más adelante fue abrirla a la participación y colaboración de gente de fuera. Incluso, hasta comprando nosotros el propio ganado que íbamos a utilizar el año siguiente en La Trilla, pero al ver que era inviable tener unos animales un año entero mirando sin hacer nada decidimos alquilarlos desde hace tiempo», detalló Carlos Herrero, vicepresidente de la Asociación Cultural La Trilla de Castrillo de Villavega.

La Trilla busca ser de interés turístico regional - Foto: Juan Melladopremios anuales. La asociación, como cada año, entregó sus trillos de oro y plata. En esta ocasión el de oro recayó en la Fademur, colectivo de mujeres que preside Loreto Fernández. «Destacamos el mero hecho de que vayan día a día con la comida preparada desde una cooperativa de mujeres y atender a las personas que están en la España vaciada, en esos pueblos en los que hay cuatro o cinco habitantes y se acude a diario a municipios muy pequeños. Para ellos es un lujo abrir la puerta y ver a su repartidor de comida o de cena. Esa labor hay que valorarla y darla mucha importancia porque la tiene», apuntó Carlos Herrero.

Además, se premió con el trillo de plata a Felisina Abad. Se trata de una persona el pueblo con 81 años y muy luchadora. «Fue agricultora y ha estado en el Ayuntamiento y las asociaciones de amas de casa y de jubilados. Ahora forma parte de la plataforma de mujeres de Asaja y allá donde va pone al pueblo por bandera. Castrillo de Villavega es lo más para ella», expuso el presidente de la Asociación Cultural La Trilla de la localidad.

comida popular. La Fiesta de La Trilla lleva aparejada la presencia de visitantes de Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria, repitiendo desde hace años varios grupos. Junto  a los vecinos naturales de Castrillo, la comarca y numerosos puntos de la provincia, tuvieron la oportunidad de degustar mil raciones aproximadamente de cocido castellano. La organización preparó con mimo durante toda la mañana 135 kilos de garbanzos y 350 kilos de carne de vacuno en 600 litros de agua, añadiendo luego 30 kilos de pasta y huesos de gallina para hacer la sopa del cocino y darla sustancia. También se introdujo en una perola de acero inoxidable de grandes dimensiones la morcilla y el chorizo.

La Trilla busca ser de interés turístico regional - Foto: Juan Mellado«Oscila mucho, pero normalmente nos podemos mover entre colaboradores y gente que nos ha echado una mano unas 70 personas para preparar todo. Por ejemplo, hay gente que se dedica a las tareas agrícolas y otra está en la zona del bar y la del comedor. A mí me toca la cocina, pero, bueno, hay que coordinarlo un poquitín entre todos. En el desfile y en la escenificación de la trilla habrá aproximadamente unas 35 personas», aseveró Carlos Herrero.

Además, destacó el apoyo municipal, ya que el Ayuntamiento edificó una nave cercana al río Valdavía en la que se guarda la maquinaria agrícola y toda la infraestructura necesaria para preparar la fiesta. «Se construyó tras la  pandemia y nos ha venido muy bien. Y,  luego, la Diputación también nos apoya bastante, bien sea a base de subvencione y también para financiar la obra de la nave».

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